domingo, 25 de octubre de 2009

El amor, la luz que no se extingue.

Es de noche... durante el dia llovió de forma mas o menos permanente... por lapsos... por la calle, se escucha al vendedor de elotes que tocando su chicharra grita a todo pulmón "eloooteeeeeesssssss". En el cuarto contiguo escucho la televisión.

Busco un poco de soledad y calma para inspirarme en el diario de esta semana. Acabo de conversar largamente con un amigo en el chat. Pareciera que las ideas se me agotaron en la plática. Durante todo el día, leí el libro mas reciente de Coehlo "El Vencedor está solo", llegué a la mitad. Coehlo siempre ha sido tan oportuno en mi vida...

En esta ocasión plantea si es válido destruir universos por amor.

Aun no llego al final, pero la sola idea de "matar" por amor, me suena demasiado fuerte de inicio. Cuando se le pone en perspectiva pierde dureza. Estoy seguro de que mas de uno ha tenido la idea, tan solo eso, la idea de matar por amor. En un episodio de celos, en un episodio de peligro del ser amado, en un episodio de locura y desespero. Dicen los entendidos que los crimenes pasionales son los peores de todos.

¿Será?

Es muy probable que asi sea. En ese punto me llego a incomodar un poco, pues la idea del amor me parece un tanto difusa.

¿Hay varios tipos de amor? Debo reconocer que no se me enseñó a amar de pequeño y aun tengo dudas sobre la naturaleza de mis propios sentimientos.

Caridad, compasión, cariño, querencia, pasión, ternura, adoración, simpatía, deseo, necesidad, dependencia...parecieran todos ellos matices de aquello que llamamos amor. Matices que varían en intensidad, complejidad, placer o dolor. Y nos confundimos.

A veces creemos amar, a veces creemos que solo queremos, a veces no sabemos ni lo que sentimos.

Es el cúmulo de todos ellos, en dirección de una misma persona, lo que nos hace creer que amamos, en el sentido amplio de la palabra.

Y si amamos, de esa forma, ¿Destruiríamos universos por ese amor?

En alguna ocasión, leí que al ser el amor, todo bondad, todo pureza y por consecuencia, el mas alto y noble de los sentimientos, cuando uno ama, solo cosas buenas pueden salir de uno. En ese momento, compré esa idea.

Aun sigo creyendo que no sería capaz de matar por amor. Sin embargo, la reflexión que propone Coehlo es cuando menos interesante.

La verdad es que ninguno de nosotros sabe de lo que es capaz de hacer hasta que lo hace.

Si lo vemos desde otro punto de vista,un poco mas místico, un poco mas cuántico y un poco mas romántico. Morimos y nacemos a diario.

A diario, creamos y destruimos universos. El mundo que hoy se duerme conmigo, mañana ya no lo será mas. Y es que basta que una mosca muera o que un elefante decida no regresar a la manada para que el mundo, el universo no sea el mismo.

Ni decir nada sobre la muerte. A diario mueren y nacen personas. Quizá el problema sea, esa maldita necesidad de medir el mundo a partir de nosotros, de nuestra realidad y de nuestra locura. Es correcto, si. Pero no es verdad.

Sabemos que aunque faltemos, que no despertemos el día de mañana, el sol seguirá existiendo, el mundo seguirá rodando y la vida seguirá su curso. También sabemos que el día en que ya no estemos mas en este mundo, habremos cambiado el universo.

Cuando tengo este tipo de conflictos, me gusta salir por la noche y observar el cielo. En el firmamento hay estrellas, que murieron hace millones de años y que sin embargo, dada la distancia a la que se encontraban, su luz sigue llegando al planeta y nos da la idea de que siguen ahi.

Algo asi pasa con los seres humanos. Hay quienes a pesar de haber muerto, nos siguen iluminando con su luz, que no se extingue y que los mantiene vivos a la percepción de nuestros sentidos.

Si es posible que alguien destruya universos en nombre del amor, en nombre del amor, entonces, se deberían poder crear algunos otros.

Eso sería lo justo. No se si quienes matan por amor, realmente estén amando a alguien. Pero estoy seguro que los que aman, nos siguen iluminando, aun despues de muertos.

Asi es.

domingo, 18 de octubre de 2009

La lealtad en Estocolmo.

Hace 36 años en Suecia, un incidente en un banco, llamó la atención de la sociedad mundial y en especial de los psicólogos y psiquiatras: Después de haber sido liberada de un secuestro, una ex-rehén le daba un beso de despedida a su captor.

¿Cómo era posible que eso sucediera?

Se desarrolló entonces la teoría de un síndrome tan antiguo como la historia de la humanidad: El síndrome de Estocolmo.

La característica principal de este síndrome es que la víctima llega a sentir afecto y complicidad por y con su victimario. Los estudios psicológicos no se han limitado al campo de las víctimas de secuestro, sino a cualquier caso de abuso o relación de poder donde hay dos componentes básicos: Un opresor y un oprimido.

Es así, que tenemos múltiples ejemplos en la vida cotidiana y dentro de la sabiduría popular que confirman este síndrome.

El caso del hijo(a) que a pesar de ser abusado y maltratado por sus padres o al menos uno de ellos, le defiende y le ama, porque, después de todo, son sus padres.

La mujer que a pesar del maltrato en su relación, defiende y justifica a su "pareja".

El empleado que defiende, idolatra o ama a su jefe tirano (remember a Smithers y el Sr. Burns).

El país que reelige al mandatario o al partido político que los mantiene...muertos de hambre.

La organización sindical que defiende a su déspota líder síndical.

Pareciera que si no forma parte de su naturaleza, al menos, lo mismo hemos contagiado a nuestras mascotas. A pesar del maltrato y encierro en que los mantenemos, nuestros perros, gatos, pajaros... nos dan amor y lealtad, en un injusto intercambio de esclavitud por cariño.

Ups! Momento, momento.

¿Escribí la palabra "Lealtad"? (Esto no suena bien)

Corro al Wikipedia y encuentro:

"La lealtad es una obligación de fidelidad que un sujeto o ciudadano le debe a su estado o monarca."

¿Puede una victima desarrollar Lealtad con su victimario?

Es posible. La mayoría de los mexicanos defendemos a México, a pesar de que nos quejamos de las condiciones del país y de su gobierno.

Estoy casi seguro de que si un mandatario cualquiera, ofendiera a Felipe Calderón, muchos, muchos Mexicanos tomariamos la ofensa como algo personal.

Y es que, nadie se atreve a pegarle a mi vieja, para pegarle nomás yo. Finalmente, si alguien me ha de hacer sufrir, quiero que sea alguien conocido.

Al parecer, hemos tomado el valor de la lealtad como pretexto para justificar que sufrimos del sindrome de Estocolmo. Ser leal está bien, estar enfermo, está mal.

Al parecer la explicación humana a tan singular y raro comportamiento, es muy simple. Defendemos a nuestro opresores por la sencilla razón de que para poder soportar el maltrato nos convencemos de que está bien.

Es decir, justificamos el maltrato o la opresión.

Es borracho porque le faltó amor de niño. No es que sea una piruja, es que es inmadura. Aunque tuvieramos dinero, no podriamos gastarlo. Si yo acepté, ahora me friego. No quiso pegarme, pierde el control de vez en cuando, pero la mayor parte del tiempo es una buena persona. No es que me ignore, le gusto tanto que se da su importancia. Después de todo, es el mejor que me ha tratado. Etcetera, etc., etc.

¿Te suena alguna de estas frases? Estoy seguro de que tendrás algunas muy tuyas.

Es de verdad sumamente difícil abrir los ojos a una realidad que de tan clara y burda, parece un chiste mal contado.

"En muchos casos las víctimas eligen seguir siendo leales a su abusador, y eligen no dejarle, incluso cuando se les ofrece una colocación segura en hogares adoptivos o casas de seguridad."

Por mucho que te lama la mano tu perro, disfrutará como nunca antes que lo sueltes a correr en el campo abierto. Sin embargo, son pocos los perros domesticados que viendo la puerta abierta resisten la tentación a escaparse... y no regresar.

Valga la pena, escuchar o leer los testimonios de las personas que han sido liberadas o se han liberado por si mismas.

Mujeres divorciadas, personas que han cambiado de trabajo, hijos que por fin tienen su casa fuera del hogar materno. Después de un tiempo, será muy raro quien diga que desea volver a vivir en el estado de opresión en que se encontraba. La mayoría recomendarán la emancipación. Todos aceptarán que les dio miedo dar el primer paso a su libertad.

Asi es.

domingo, 11 de octubre de 2009

Sueños, motos y miedos.

Mi moto es uno de esos objetos que uno atesora porque son sueños vueltos realidad. La primera vez que manejé una moto fue a la edad de 9 años se trataba de una "pony" Carabela, que me prestó un novio de mi hermana/sobrina Lolis para poder quedarse a solas con ella, dándose amor. Aficionado a mi bicicleta Bimex, subirme a la moto por primera vez fue una experiencia religiosa. Como podrán imaginarse, mi carta a Santa Claus de ese año, solicitaba una moto con caracter de urgencia. Mi papá, que nunca fingió ser Santa Claus ni siquiera porque tenía una panza similar, denegó mi petición. Mi mamá me mandó olimpicamente al carajo. Ambas negaciones fueron acompañadas de los típicos sermones, de que las motos eran vehiculos suicidas, que eran peligrosas, que mejor me regalaban una pistola... en fin.

Asi que lo primero que hice, cuando comencé a tener mi propio dinero, fue comprarme todos esos regalos negados por peligrosos, costosos, suicidas, etc...

Mi primera moto fue una humilde scooter y apenas el año pasado me compré mi moto Chopper. Hoy estuve puliendo mi moto durante mediodia. Pulir mi moto es como pulir mis sueños.

Imagínate por un momento que no tuvieras, noción ni reverenda idea de lo bueno o lo malo. Que no tuvieras juicios o prejuicios, ni miedo al infierno, al cielo o al pecado.

Dice el libro ¿Quién se ha llevado mi queso? a mitad de la narración, en el climax de la historia, "¿Qué harías si no tuvieras miedo?".Cuando leí por primera vez esa pregunta hace aproximadamente 10 años, me sentí inyectado por una valentía inusitada e hice muchas cosas. Cuando le hago esa pregunta a otras personas, noto como un brillo ilumina su mirada y su imaginación vuela a infinidad de lugares.

Quizá uno de los mayores retos de la vida es liberarse del miedo. Aun mas difícil es liberarse del miedo al miedo. Nos han programado de tal forma que el miedo controla y paraliza nuestra vida y nuestras decisiones.

Tenemos miedo a la justicia, al infierno, al castigo divino, al castigo terrenal, al karma, al pecado, al mal, a la gente mala, a los accidentes, a la muerte, a la vida eterna, al diablo, a los muertos, a los animales venenosos, a las plantas venenosas, al cambio, a los bichos, a nuestro pasado, al futuro, al presente, a amar, a ser amado, a las enfermedades, a la soledad, al ridiculo, al fracaso, a la pobreza... ufff.. la lista puede ser interminable.

Son pocas las personas que vencen el miedo y deciden vivir. Libremente.

Te lo vuelvo a pedir. Imaginate por un momento, que no existe aquello a lo que tienes miedo. NO EXISTE. ¿Qué harías?

Sin duda alguna, si cuando me subo a mi moto, estuviera pensando en que un trailer me va a pasar por encima, nunca jamás me subiría a mi moto.

Pero para mi, la experiencia de andar en moto, es sumamente agradable y gratificante por si misma. No sólo desafío las ideas anquilosadas y pesimistas de mis padres cuando lo hago. También me demuestro y me recuerdo a mi mismo, que soy capaz de cumplir mis sueños. Siento el aire sobre el rostro, siento la velocidad y la adrenalina, siento el control que ejerzo a la maquina y me siento vivo al estar en el momento presente, concentrado, sin pasado ni futuro. Alguna vez bauticé a la experiencia, como el motociclismo ZEN.

El propósito de este blog, no es convencer a la gente de andar en moto. El propósito es el de animarlos a pensar (cuando menos) en lo que podrían disfrutar si por fin, vencieran sus miedos.

Me gusta desafiar mis miedos. Alguna vez de adolescente, dormí una noche entera en un cementerio. En otra ocasión hice una excursión nocturna caminando toda la noche en un cerro que era desconocido para mi. He viajado sin un peso a lugares recónditos, he pasado canciones con "groserias" en la radio, me compré una pistola de diabolos, todos mis examenes importantes los he presentado sin estudiar, me he enamorado y he amado sin garantías ni seguridad de respuesta, he asistido a una sesión de brujería, me he subido a los juegos temerarios de la feria y entre otras cosas, vi el reestreno de la película el Exorcista en la función de medianoche, solo.

Sé que mas de uno de ustedes, estará pensando a estas alturas que soy un maniatíco amante de la adrenalina y que además tengo tendencias suicidas.

La verdad es que tengo muchos miedos. La verdad es que he pasado noches en vela temeroso de lo que podrá suceder. La verdad es que en numerosas ocasiones he llorado de puro miedo. Me considero una persona mas bien de un estilo de vida conservador y prefiero una tarde platicando, tomando café o comiendo palomitas que una noche destrampada en una discotheque. La verdad es que oro todos los días, creo en las verdades espirituales y soy romántico y poeta.

Y cuando me siento paralizado por el miedo, niego su poder, afirmo la verdad sobre la situación y me pregunto a mi mismo: ¿Qué harías si no tuvieras miedo? Y si es prudente, necesario, indispensable y/o sano, lo hago. Si no, al menos ya desterré el miedo de mi vida.

El miedo es un instinto básico de supervivencia. Si nunca sintieramos miedo, nos expondriamos a morir de manera prematura. Pero es diferente, sentir miedo en medio de una balacera, y sentir miedo a tomar decisiones cuando la recompensa será el placer o la plenitud. Hay peligros reales y peligros irreales.

Hoy en día, muchas personas andan en moto. Ya ni siquiera creo que hacerlo sea algo temerario en la actualidad. Sin embargo, para mi, sigue siendo uno de mis sueños hechos realidad. Y hoy decidí pulir mis sueños, mientras pulía mi moto.

Quizá quieras en este momento, revisar tus sueños, los que has cumplido y los que te falta por realizar. Pulir tus sueños los mantiene vigentes, te mantiene agradecido y consciente de tus bendiciones. te mantiene sintonizado con la energía divina creativa.

¿Qué harías si no tuvieras miedo?

Si la respuesta te conduce al cumplimiento de uno o mas de tus sueños. Sabes que tu meta, es derrotar el miedo lo mas pronto posible.

Asi es.

lunes, 5 de octubre de 2009

Los viajes nocturnos.

Este domingo me encuentro en uno de esos viajes nocturnos que en ocasiones es necesario hacer. Recuerdo haber hecho uno de estos viajes nocturnos a la edad de 15 o 16 años con destino a Tampico, como a los 12 o 13 años con destino a Torreón (y en tren) y el mas reciente, hace apenas un año, con destino a Chile en el hemisferio sur.
Algo tienen de romántico estos viajes, quizá por el hecho de tener que mantenerse despierto a ultranza y vivir la noche. Quizá sea porque, casi siempre en la noche todo se vuelve mas grande y magnífico, y el hecho de viajar con la luz de la luna como compañera, la vuelve cómplice de nuestros mas escondidos e íntimos pensamientos.
Ahora me encuentro en Querétaro y voy con destino a Aguascalientes. Mientras venía de camino a ésta que constituye la primera parada de mi recorrido, me puse a pensar en el tema de éste domingo. Y quisiera escribir acerca de una de las mayores lecciones que he recibido y que me encanta reproducir cada vez que puedo en el salón de clases y en mis pláticas cotidianas: La propiedad de los asuntos.
Hace una semana, dialogaba con una alumna acerca de sus múltiples preocupaciones acerca del futuro de sus hijos. Ella, como madre de familia, se sentía responsable de asegurar el futuro de sus hijos. Vaya reto. Yo mismo como padre, cuando me enfrento a este asunto, no le encuentro solución. Después de haber lidiado con las decisión de un hijo por reprobar tres materias, uno sabe que su poder es limitado. Vamos, que aunque uno pague la colegiatura a tiempo, compre todas las enciclopedias disponibles, le de su bendición todas las noches, ponga castigos y recompensas, cuando un hijo decide que quiere reprobar, poco podemos hacer para impedirlo.
Y cuando nos enfrentamos a esto, nos damos cuenta que no podemos interferir en las decisiones de otra persona. Omitiendo por supuesto, la esclavitud, la amenaza por la fuerza y otras formas violentas de trasgresión a la voluntad, no hay mayor ilusión que creer que es posible hacer que las personas hagan algo. Las personas siempre hacen lo que se les da la gana. Y los hijos no son la excepción. Tan solo baste recordar que en el 70% de los casos, los padres se oponen al matrimonio de sus hijos y los hijos terminan casándose (aunque después lo lamente el 70% de ellos).
La vida de los hijos, no es asunto nuestro, es asunto de ellos.
Con esto no quiero decir que debemos dejar “al garete” a nuestros hijos, pero debemos comprender que el que sean felices no es nuestro asunto. Por mas que yo pague clases de piano para mi hijo, el no será pianista si NO LO QUIERE.
Cuando comprendemos que la vida de otras personas y las decisiones que tomen son SUS asuntos y no los nuestros, una pesada carga es eliminada de nuestras existencias. Por alguna extraña razón, las personas nos queremos hacer responsables de la vida y decisiones de otras personas, pareja, padres, hijos, alumnos, jefe, empleados, no importa la denominación, creemos que podemos opinar, dirigir y controlar sus decisiones y sus vidas. Al ser esto una completa equivocación, cuando los demás resulta que hacen lo que se les da la gana, nos frustramos, nos enfadamos, nos descontrolamos.
La primera lección consiste en comprender cuales son mis asuntos y cuales son los asuntos de los demás.
Mi salud es MI asunto, que me ame otra persona es SU asunto, pagar la escuela de mi hijo es MI asunto, estudiar es SU asunto. Querer que mi hijo tenga éxito en la vida y sea un hombre de bien, son MIS deseos, que los lleve a la realidad es asunto de ÉL.
Amar a mi pareja es MI asunto, que el o ella lo valore, lo aprecie o me corresponda es SU asunto.
Sólo podemos controlar y decidir sobre nuestra propia vida.
Somos responsables de elegir y decidir a quien amar, como ser felices, como disfrutar de la vida, como mantener nuestra salud y como nos desarrollaremos personalmente. Cómo hagan eso nuestros seres queridos, amigos o quien sea, es asunto de ellos y solo de ellos.
La segunda lección consiste en ser conciente de cuales son los asuntos que no son míos ni de los demás, sino de Dios.
Hay asuntos que no nos corresponde juzgar ni mucho menos controlar. Querer hacerlo es una carrera al fracaso inmediato.
El mejor ejemplo de los asuntos de Dios, son los fenómenos naturales. Ciclones, inundaciones, temblores, todo tipo de fenómeno natural es un asunto que ni controlamos ni decidimos sobre él. Pero existen asuntos de Dios que son mas sutiles y por lo mismo, mas sorprendentes. La persona correcta en el momento justo, la lección de vida que necesitábamos y que no encontrábamos. La solución a un problema, la respuesta a una pregunta, la muerte misma, el nacimiento de un niño, su concepción.
Cuando me encuentro frente a un asunto de Dios, lo mejor que puedo hacer es reverenciarlo. No sirve de nada pelear o discutir con él. Frente al todopoderoso ninguno de mis argumentos es válido, así que sólo me queda honrarlo.
Las personas que se empeñan en pelear con la vida, son perdedores anticipados.
Cuando eliminamos de nuestra lista de pendientes los asuntos de los demás y los asuntos de Dios, nos damos cuenta que ser feliz no es tan difícil y que en realidad no hay mucho de que preocuparnos. En la medida en que nos dedicamos a vivir nuestra vida y solucionar nuestros asuntos, también les quitamos un peso de encima a los demás. La vida es mas armoniosa, mas tranquila, mas pacifica y mas divertida.
Ejercicio para esta semana, piensa en un asunto, problema, cuestión que te mantenga preocupado. Escribe en tres listas, tus asuntos, los asuntos de los demás y los asuntos de Dios en ese tema específico. Dedícate únicamente a atender o resolver tus asuntos. Serás conciente de cuantas cosas que no está en tus manos resolver están preocupándote sin necesidad.
Los viajes nocturnos, nos enseñan muchas cosas.
El viaje que emprendí hoy, por lo regular me lleva 4 horas en mi coche. Al viajar en autobús me ha tomado 9 horas, con esperas en terminales… 12 horas. Es decir, lo triple. Pero he llegado seguro.
Sin duda, es muy cómodo tener el control TOTAL, pero hay ocasiones, como hoy para mi, que es necesario, dejarte llevar… aunque sea mas tardado, inconveniente, pesado, cansado y nos enoje, porque no le vemos sentido.
Los viajes nocturnos, nos recuerdan que con paciencia, siempre veremos el amanecer.
Así es.