viernes, 26 de septiembre de 2008

La virtualidad de la realidad

El término virtual se ha puesto de moda en los últimos años gracias al uso cada vez mas frecuente de las computadoras en la vida diaria de las personas.
El internet como universo, es un reflejo exacto del caos de nuestro universo real.
Mundos enteros que colisionan entre si, que conviven uno junto a otro. El internet es un universo ilimitado de información.
Muchas personas en la actualidad pasan mas tiempo frente a un ordenador que interactuando con personas de carne y hueso.
Pareciera que la virtualidad está superando a la realidad.
Esto tiene una lógica.
La virtualidad es muy parecida al mundo de la imaginación donde viven nuestros sueños.
Esta capacidad maravillosa de soñar, permite al ser humano, liberarse y poder planificar, construir su realidad como la desea.
Aquellos que no se permiten soñar, son con frecuencia las personas mas frustradas.
En cambio quien se permite soñar, con frecuencia ve realizados sus sueños.
El sueño siempre precede a la realidad. Antes de ser en el mundo, ES en el pensamiento.
Mientras las personas "navegan" por el internet, se permiten soñar con libertad y se mueven sin ataduras.
Personas que normalmente serían cohibidas o introvertidas, encuentran en la red el espacio ideal de expresión.
Aquellos extrovertidos, encuentran en la red el foro ideal para disfrutar sus 5 minutos de fama.
El internet es un medio de comunicación democrático. Quizá el más democrático de todos.
Cualquiera puede tener su sitio, su blog, su "mail" y disfrutar de todos los beneficios que la red ofrece.
No importa la raza, el credo, el nivel económico, el lugar geográfico o la hora del día.
El internet está abierto para todo y para todos.
Asi pues, disfrutemos de la virtualidad pero recordemos siempre de nuestra responsabilidad con el mundo real.
Podemos soñar y distraernos en la virtualidad, pero siempre debemos regresar al mundo para hacer nuestros sueños realidad.
De nada sirve enamorarnos en el internet, si no disfrutamos del amor en carne y hueso.
De nada sirve chatear miles de horas, si no pronunciamos un te quiero siquiera una vez al día.
La virtualidad nos sirve.
La realidad nos mantiene vivos.
Asi es.