domingo, 18 de abril de 2010

El verbo se hizo carne.

Los últimos días he estado a dieta. Por voluntad propia, por instrucciones de un terapeuta, por vanidad, por salud. Es una dieta de desintoxicación. Y he adelgazado.
Dicen que cuando uno está a dieta, se antojan mas las cosas que uno no puede comer. Quizá sea esta una versión de aquel dicho que habla acerca de que se antoja mas lo prohibido. El caso es que es cierta parcialmente. Para estar a dieta hace falta fuerza de voluntad, pero sobretodo la convicción de saber porque lo está haciendo uno. Si la razón es poderosa, ni mil antojos pueden hacer que uno falle en su intento. Si la razón es vana, en cualquier momento puede uno caer en la tentación. Pero no basta con tener una razón poderosa, es importante también, ver resultados.
Los resultados motivan, los resultados animan.
En mi caso he tenido resultados observables y además, la dieta no ha sido tortuosa. He vuelto por unos dias a un regimen que practiqué durante algún tiempo en mi juventud de preparatoria y universidad: El vegetarianismo.
Si bien, en aquella época mas que por salud, lo hice por una combinación de compasión y asco por la carne de animal muerto, me quedo el gusto por la comida vegetal.
Es por esta razón que en estos días, ha circulado por mi cabeza, como zumbido de mosquito nocturno, la frase del maestro Jesús que dice:
"No es lo que entra por tu boca lo que hace daño, es lo que sale de ella".
Y mientras cuido todo lo que entra por mi boca, he estado observando también lo que sale de ella.
Pocas personas se dan cuenta de la importancia de la verbalización, es decir, de poner en palabras nuestros pensamientos.
Pareciera que algunas personas ni siquiera piensan lo que dicen, es como si tuvieran conectada la lengua al higado, al corazón o alguna entraña...
Otras personas parece que tienen conectada la lengua al aparato sexual y en algunos, pareciera que la lengua se gobierna sola, diciendo disparates.
No se bien como está estructurada la capacidad del habla, pero si estoy seguro que se puede reflexionar y controlar lo que se dice.
Nuestras palabras tienen fuerza, tienen poder.
Nuestros pensamientos son poderosos y las palabras que se dicen con la intención del pensamiento y la emoción del corazón, son aún mas poderosas.
Atraemos aquello en lo que enfocamos nuestro pensamiento.
La materialización se hace más rapida y precisa cuando lo decimos.
Es así, que "el verbo se hace carne"
Como locutor de radio, como profesor universitario y como practicante en entrenamiento de la Ciencia de la Mente, siempre recomiendo a mis alumnos y amigos que tengan cuidado con lo que dicen.
Recomiendo que revisen las canciones que mas les gustan y saben cantar de memoria.
Por que al cantar, uno dice cosas, les pone sentimiento y la mayoría de las veces hasta visualiza lo que está diciendo.
¿Se imaginan lo que puede materializar la repetición de canciones que dicen "ojala que te mueras", "estoy solo", "yo no naci para amar"?
Lo peor de todo, no es que las cantemos cuando están de moda. Es, que están en el imaginario colectivo, que desde niños forman parte del repertorio musical y que lo que dicen, se acepta como verdad.
Lo mismo pasa con las novelas, con las películas, con las series de televisión.
Nuestro discurso mental está maleado, contaminado, intoxicado.
Así como ponemos a dieta a nuestro organismo, para limpiarlo, para adelgazar, para que se mejore, también es posible y necesario, poner a dieta nuestra mente.
Dejar de escuchar música negativa, dejar de ver programas y películas con una visión de la realidad distorsionada y enferma, dejar de leer cosas que no aportan nada intelectual o culturalmente, lo cual, se traducirá necesariamente en que de nuestra boca no saldrán palabras contaminadas.
Los retiros espirituales en silencio, en cierta forma, son para ese propósito, para hacer una dieta mental.
Hay personas que comen porquería y su cuerpo, su salud, están hechos una porquería.
Hay personas que consumen contenidos de porquería. Su mente y sus palabras están llenas de porquería.
Todo lo que entra sale.
Somos lo que pensamos, somos lo que comemos, somos lo que decimos.
Asi es.

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