domingo, 9 de octubre de 2011

Apple-Macintosh y la Ley de la Atracción

Una vez que tomas la decisión el camino se abre. Durante la época de la secundaria, soñaba con tener una computadora. En aquel entonces, teníamos la idea de que la computadora era como en las películas del Santo, unas máquinas inteligentes que obedecían tus órdenes y tenían todo el conocimiento del mundo. Aún recuerdo cuando le pedí a mi papá (qepd) que me comprara una computadora. - Le dije: "Imagínate que le escriba en el teclado, ¿Quién fue Miguel Hidalgo? y me responda con toda la biografía del padre de la patria y su foto y toda la cosa. ¡Me ahorraría mucho trabajo en la escuela!" - Mi papá me contestó: "¿Y eso de que serviría? Te harías un burro." Hace 24 años tuve mi primera computadora, una comodore 16. Era un teclado que traía incorporado el CPU y se conectaba a la televisión como si fuera un videojuego. Mi madre me la compró con mucho esfuerzo debido a mi insistencia. Obviamente, no era nada de lo que yo esperaba o imaginaba. Practicamente no hacía nada. Además no tenía impresora, los diskettes aún no se inventaban y funcionaba con una especie de cartuchos. Pero comprar esos artilugios estaba fuera de nuestro presupuesto. Entonces me enteré que se tenía que programar para que hiciera cosas. Me inscribí en un curso de Programador Analista donde enseñaban a programar en Basic. Además me compré el libro mas grueso que encontré sobre computación... y me puse a hacer cosas. Mi primo Beto me pasó unos programas impresos en unas hojas verdes, que se alimentaban a la computadora y ejecutaban juegos rudimentarios al estilo del Atari. Podía tardar mas de medio día en capturar los largos programas, si se iba la luz, lo perdía todo y debía volver a comenzar. Si me equivocaba en una línea, tenía que buscarla y corregirla. Si todo funcionaba bien y ya que no tenía ningún medio de almacenamiento, al apagar la computadora perdía todas las horas de trabajo de captura. Aún con todo y eso me fascinaba mi computadora. Todo aquello era como magia para mi mente adolescente. Jamás me imaginé que en esos mismos años, en California, unos jóvenes hippies se imaginaban que las computadoras serían mejores y más fáciles de usar que la que yo tenía en casa. No tenía idea siquiera de que Apple existía. Cuando iba a la mitad de la universidad, volví a convencer a mi madre de que me comprara una computadora mas nueva. En esa ocasión, la afortunada fue una IBM PS/II con un procesador 386. Corría el Windows 3.1 y ahora si tenía una impresora Canon - blanco/negro y los disketes ya existían. La multimedia comenzaba a existir. Lo que hacía con esa computadora era mas que magia. Diseñé mis primeras revistas y anuncios publicitarios en ella. Aún recuerdo el fin de semana en que tenía que armar los originales mecánicos de la Revista Audio Tinta de Radio Educación. Mandaba a imprimir una hoja y se tardaba hasta 2 horas en salir impresa. Pero cuando por fin la tenía en mis manos era como tener a un niño recién nacido. La experiencia era incomparable. Aún con todo y eso, era mucho mas rápido y de mayor calidad que armar los originales mecánicos a mano. En la universidad había escuchado que las mejores computadoras para el diseño gráfico eran las Apple, pero que eran carísimas. Así que me conformé con mi IBM y comencé a soñar con Apple. Entraba a las tiendas de computadoras Apple, coleccionaba toda la publicidad que daban de la marca, veía los precios y me imaginaba miles de formas en que conseguía el dinero para comprarme una. Hace 15 años tomé la decisión de comprarme mi primera Apple Macintosh. Asistí a la Expo-Mac en la ciudad de México con los ahorros de medio año de trabajo. La computadora mas barata, la Performa 6300, costaba 12,000 pesos. Yo sólo había alcanzado a juntar 11,300 pesos, aún así me fui en espera de encontrar una buena oferta. Yo sabía que tenía que regresar con una Apple Macintosh a casa. Recorrí todos los stands y ninguno se ajustaba al precio. Hasta que un vendedor se apiadó de mi. Me armó un paquete especial ajustado a mi presupuesto. Cambió el monitor original por uno genérico y me realizó un descuento. Pude comprar mi primera Mac. Al prender mi Mac, me enamoré de inmediato de ella. Era mucho mas rápida, amigable y más bonita. Tenía todas las funcionalidades multimedia y además podía diseñar con ella sin tener que recurrir al latoso Corel. Además no tardaba tanto en imprimir. En ese momento supe que jamás volvería a comprar una PC con windows para uso personal. Como buen cliente y fanático de la marca, aprendí su historia y comenzó mi admiración por Steve Jobs y mi "pelea" con Bill Gates. Después de comprar mi primera Mac, las demás llegaron mucho más fácilmente. Una vez que vences tus miedos y haces algo por primera vez, las siguientes ocasiones es más fácil y rápido volverlo a hacer. Pero me había enamorado tanto de mi primera Mac (y de las subsecuentes) que no podía venderlas o deshacerme de ellas, así fue como comencé a coleccionarlas. Después ya sólo compraría Mac's antiguas por el placer de tenerlas. Actualmente tengo muchas Mac's de todas las etapas, de todos los tipos, de todas las formas. Y por supuesto, que uso una Mac moderna, rápida y eficiente. Por todo ello y más, es que lamenté mucho la muerte de Steve Jobs en días pasados. Conozco la historia de su vida y tengo una idea mas o menos exacta del porqué terminó sus días de la forma en que lo hizo. Pero eso ya no importa. Lo importante es que cambió mi vida y la de millones de personas en el mundo. Gracias a él y a Steve Wozniak (cofundador de Apple) el mundo es mejor que hace 30 años y por fortuna, no volverá a ser igual. Hoy disfruto como nadie de la magia de la computación. El internet hizo posible mi sueño de adolescencia y como le comenté a mi papá (qepd), ahora sólo abro el google y le pregunto a la computadora lo que deseo... ¡y me responde! Y si piensan que no hay una enseñanza espiritual en mi blog de esta semana, debo decirles que están equivocados. Esta anécdota de mi vida es una parábola de como funciona la ley de la atracción. 1.- Debes saber con claridad y absoluta certeza que es lo que quieres. (Yo quería una Mac). 2.- Debes saber lo que se siente o sentiría tener lo que deseas. (Ya había tenido computadoras antes y tenía una sensación acerca de ello). Si no lo has tenido, haz lo posible por tener esa experiencia, Ve a las tiendas y usa los equipos de demostración. Maneja un coche de prueba. Haz lo posible. 3.- Debes tener absoluta certeza, seguridad y confianza de que lograrás lo que quieres o tendrás lo que anhelas. Sin lugar a dudas. (Yo siempre supe que tarde o temprano tendría una Mac...o decenas). 4.- Debes disfrutar del proceso y disfrutar de tu manifestación. (¡Yo disfrutaba las Mac's desde antes de que fueran mías!). Jamás tendrás facilmente algo que no disfrutas o que en realidad no deseas. 5.- Debes hacer TODO lo que esté en tus manos para lograr lo que deseas y el universo hará su parte. 6.- Debes soñar con el mundo posible que deseas (la computadora inteligente de mi adolescencia) y no dejar de soñar en ello. 7.- Debes repetir la experiencia hasta que sea fácil y cotidiano lograr lo que deseas. Sin saberlo, utilicé la ley de la atracción para tener todas las mac que se me dieran la gana. Lo mismo he hecho con los viajes, con mis trabajos y en múltiples áreas de mi vida. Por eso sé que la Ley de la Atracción funciona. Finalmente, agradezco infinitamente a Steve Jobs su gran legado: Lo que puedes imaginar, lo puedes crear. Obviamente, él no era el ingeniero que fabricaba o diseñaba los aparatos, él sólo cumplía con imaginarlos. Después contrataba a las personas adecuadas, se acercaba a las empresas pertinentes y hacía todo lo que tenía que hacer para que lo que había imaginado se volviera realidad. Y disfrutaba haciéndolo. Jamás se dió por vencido, ni siquiera cuando el CEO de HP le dijo que las personas jamás querrían tener una computadora personal en su casa. Steve Jobs SABÍA que tenía la razón y CONFIABA en el poder de su imaginación. HP le hizo un favor pues así comenzó su sueño. El tema de la salud es otro asunto y yo sé que su transición fué también una decisión personal. Por eso, respeto esa decisión y sé que donde quiera que esté está feliz y satisfecho con su obra. NAMASTE querido Steve. Así es.

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