domingo, 15 de marzo de 2009

Cuando lo unico que queda es el silencio...

"Me gusta cuando callas porque estas como ausente..." escribía magistralmente Pablo Neruda como para perdonar el silencio de la amada que en un arranque de mutismo, le retiraba la palabra...

Hay momentos de nuestra vida en los que todo lo que nos queda es el silencio, después de la vergüenza, después de la ira, después del amor, después del orgasmo... El silencio sigue siendo una respuesta, que nos dice mucho mas que discursos enteros.

Es por ello que interpretar el silencio resulta todo un arte.

En el caso de las mujeres, el silencio es recurrido con frecuencia como castigo. Es su forma de mostrar inconformidad, recelo, desencanto, incomodidad. Es una súplica entretanto por un poco mas de atención, de ruego, de muestras de esa importancia que tanto les es necesaria.

El silencio y con el la indiferencia, es un grito que reclama muchas cosas.

Pero hay que ser inteligente para distinguir el silencio que reclama interes y el silencio que pide que uno se aleje.

Esa es la principal complicación para los hombres con el silencio femenino.

Hay quienes tercos de necedad, nunca entienden que lo que deben hacer es marcharse y hay otros tantos que obedientes al sentido común, se marchan cuando en realidad lo que se les reclama es atención.

En el caso de los hombres el silencio es habitual. Es común que el hombre utilice el 90% de su capacidad discursiva en contar chistes, decir groserias y hablar de trivialidades. Como esto es cansado hasta para nosotros mismos, el silencio es muy socorrido para salvarnos de nosotros mismos. No es extraño ver hombres callados.

Cuando un hombre guarda silencio, por lo regular, no hay vuelta atrás. Si se trata de una relación y el silencio es inexplicable, puede ser una muestra de hartazgo, de aburrimiento o de falta de recursos.

De ahí la preocupación de las mujeres ante el silencio. ¿Porque no me ha hablado? se preguntan con frecuencia frente al silencio masculino. Si el hombre fuera mujer, razonan ellas, hablaría, pediría, rogaría... lo cual, no es del todo cierto. Sin embargo, el hombre no castiga con el silencio. Por lo regular, cuando un hombre calla, es porque da por perdida la batalla y se encuentra en algún punto lejano, donde, aunque quisiera hablar, no sería escuchado.

Y estamos ante un gran problema, ¿Qué hacer cuando lo único que queda es el silencio?

Se pueden hacer muchas cosas, pero lo fundamental es mantener la conversación con uno mismo, para después dar tiempo al tiempo. Por fortuna, estamos en un mundo de sonidos, donde lo habitual no es el silencio. Tarde o temprano un ruido, un sonido o una melodía lo rompe. Casi siempre, ese sonido nos revela las grandes verdades del universo. Verdades que no podriamos escuchar si nunca pararamos de hablar.

Y aunque el silencio, como dijera Neruda, nos recuerda el sepulcral ambiente de la muerte, cuando lo único que queda es el silencio:

"Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto."

Asi es.

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