domingo, 22 de marzo de 2009

Domingüevos.

Otro domingo mas. Domingo proviene del latin Dominus, o sea, "señor" y se presupone que es el día dedicado al Señor. Hace un rato sali a dar una vuelta, (lo cual cada dìa me hace sentirme mas identificado con los canes, por aquello de que al perseguirse la cola, les da por dar vueltas...) y vi las calles un poco solas. Una esquina, una pareja en que el intenta robarle un beso a ella, ella se resiste con vergüenza y el se empeña. Otra esquina, una pareja de esposos, el señor gordito y chaparrito, la señora gordita y chaparrita, él le grita que se apure y ella rezonga, pero se apura. En los coches que me cruzo, van repletos de gente, me imagino que paseando para evitar el sopor dominical de no tener nada que hacer. Otra esquina, otra pareja, él intenta besarla y ella se resiste (a estas alturas de mi vuelta dominical, me pregunto si las mujeres son mas pudorosas ahora o en realidad tienen novios a quienes no quieren besar en público), mas adelante, otra pareja de esposos, el gordito, ella gordita, haciendo compras, la señora va de malas, el señor tambien... que caray.

Justo cuando termino la vuelta al primer cuadro de la ciudad y le doy el último golpe al tercer cigarro (soy fumador de coche, me encanta fumar mientras manejo), de pronto como en cascada, se me vienen a la mente mis momentos mas intensos de soledad: acampando en la sierra de Durango, viendo las estrellas en mi balcón de hotel en Chihuahua, dando un paseo nocturno por un laberinto de plantas en San Cristobal de las Casas, en medio de una sala de cine en Tampico cuando mi novia celebraba su cumpleaños, en el cuarto de alquiler donde pasé la mitad de mis estudios universitarios, caminando por Coyoacan viendo mimos y payasos, en Ixmiquilpan comiendo esquites después de haber sido abandonado por quien creí que era el amor de mi vida, en Pachuca entre clases, en Pachuca comiendo tacos, en Guadalajara en la azotea de un hotel, mensajeandome por celular en Morelos, caminando de prisa por las calles de Buenos Aires para alcanzar un autobus que me llevaria a La Plata y caminando de prisa por las calles de La Plata para llegar a una reunión. Escuchando y viendo bailar Tango en la última mesa del teatro. Siguiendo los pasos de Neruda en Chile. Viendo el amanecer en Lima, Perú desde el asiento de un avión, apoltronado en un viejo sillón de cine observando "Sintonia de amor" y llorando como un niño...

¡Qué cosas! tantos recuerdos de momentos a solas, que me pregunto si realmente he estado acompañado alguna vez.

Pausa.

Si he estado acompañado. Quiero recordar los momentos acompañado, pero una alerta en mis antenitas de vinil me dice que eso dolera, que no lo haga.

Recapacito. No quiero recordar mis momentos de compañía.

¿En qué momento me volví un ser solitario?

La pregunta me da vueltas en la cabeza una y otra vez. No logro distinguir con presición el momento.

Así que este domingo y para no estar pensando en la inmortalidad de los domingos, me voy a ir al cine a ver "Otra pelicula de huevos".

Reiré un poco y de paso le haré "Huevos" a los domingos solitarios.

En ocasiones uno tiene que recurrir a métodos extremos.

Hoy es una de esas ocasiones.
Asi es. (A huevo).

No hay comentarios: