sábado, 28 de marzo de 2009

Lo que necesitamos.

En más de una ocasión los sucesos de la vida nos entristecen. Ese calor en los ojos que anuncia la llegada de las lágrimas, el sopor en el pecho que pareciera que nos impedirá respirar más nunca, ese temblor en las manos que nerviosamente nos impide concentrarnos...es la tristeza. Las ganas de no hacer nada (los cual sería algo asi como las "no ganas"), el desenfado, el desencanto. A veces siento que mi vida es una tragedia de Shakespeare, a veces peor aún, considero que es una comedia. Peor porque quisiera que este asunto fuera un poco mas serio, pero mejor porque puedo terminar riendo.

Hay días en que uno ve pasar la vida por delante y simplemente no dan ganas de hacer nada. Pero nada de nada. Es como cuando uno espera en el estadio de futbol a que pase el des madre para poder salir, o como cuando ves una riña y te quedas quieto, quieto, no vaya a ser que te involucren.

Sin duda, creo firmemente que todo forma parte de un plan mas grande. Me gusta creer que es algo asi como un plan divino, aunque al final, quiza a Dios no le importe gran cosa lo que haga con mi vida. Digo finalmente por eso me dio la facultad de hacer lo que se me de la gana.

Pensar que todo es perfecto, que todo está en donde debe estar, que todo es como debe ser, me da un poco de resignación en noches como hoy.

Estoy a oscuras por una hora para darle a nuestro planeta un respiro. Y quiza este pequeño silencio a oscuras me sirva para darme un respiro a mi tambien.

Enfrente, hay una fiesta. Es claro que para los fiesteros bailadores, si el planeta respira o no, les vale madre. Por lo pronto, yo me uno a la iniciativa. Pequeñas acciones, pueden dar grandes resultados.

Aun con todo ello, hay ocasiones en que los sucesos de la vida nos entristecen. Con todo y la confianza y la fe y la certeza que tengo en que todo es como debe de ser, no puedo negar que me encantaría estar tomando un café o comiendo un helado o mirando la luna y las estrellas sentado en una banqueta o escuchando musica en el coche teniendo a lado de mi a la persona que me ilusiona y me hace sentir maripositas en el estómago (que para mi estómago, es mas bien un peregrinar de mariposas monarca, algo asi como una parranda de mariposas).

Esto de ser un mortal, solo un ser humano, me hace tener pasiones y deseos, ilusiones y apegos. Deseo con todas mis fuerzas no estar escribiendo esto a la luz de una vela y poder verle a los ojos, acariciar su mano, escuchar su voz.

Pero eso no será hoy. Y ocasiones como esta son las que hacen que uno se ponga triste. Que no encuentre sentido al plan. Que no veas la luz al final del camino.

Sé que vendrán tiempos mejores.

Sé que al final el amor triunfará.

Sé que la vida a veces no nos da lo que deseamos, pero nos da lo que necesitamos.

Por alguna extraña razón, yo necesito estar a oscuras, a la luz de una vela, tristeando mientras escribo mi diario.

Y si es asi. Que asi sea.

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