domingo, 16 de agosto de 2009

Llorar no puedo.

Estoy frente al ordenador (computadora, ja) desde hace 2 horas, pensando que puedo escribir este domingo. Mi cabeza ha dado vueltas pensando en algo ingenioso, intelectualmente atractivo o filosóficamente sorprendente.

La verdad es que lo mas agudo que se me ha ocurrido escribir hasta el momento es esta especie de confesión acerca de que no se que escribir.

La semana pasada fue una semana de las mas movidas en los últimos años de mi vida.

Experimente una frustración muy fuerte al no tener la posibilidad de dar acceso a mas egresados para continuar sus estudios de ingeniería. Fui al Distrito Federal en espera de un reconocimiento que no llegó, me levanté dos dias tarde y falté a mi clase de las 7 de la mañana. Asistí a una noche de discotheque, olvidando el motivo principal por el que dejé de asistir hace ya casi 13 años... los resultados de una noche disco pueden ser mortales para el amor. La muerte de uno de mis seres cercanos me ha consternado y devuelto a la idea de que la muerte es real, aun cuando podría afirmar que la enfermedad no existe. En un intento por ordenar mi vida, llegué a acuerdos que parecían importantes y determinantes en el curso de los últimos 7 meses de mi vida, para descubrir con espanto que el fantasma de la traición y la mentira seguía rondando por sobre las palabras. Una persona que ha ocupado un lugar importantisimo en mi vida durante los últimos 20 años y en definitiva ha sido el detonador de lo que me ha convertido en lo que soy desde hace 5 años volvió a aparecer en mi vida. Acabé la semana laboral crudo y desvelado por increible que eso pudiera parecer para quienes me conocen...

Y aquí estoy, hoy, tratando de hilar palabras coherentes en mi blog dominguero. Pido permiso a mis concurrentes lectores, alumnos, admiradores y amigos para el día de hoy, ser sólo un hombre que aunque acostumbra escribir cosas inteligentes; hoy no encuentra sentido ni inspiración para ello.

Si es que notan un leve dejo de depresión en mis palabras o una especie de hueva mortal en mi capacidad intelectual, puede ser que tengan razón en ambas suposiciones.

Mas allá de ello y lo que pueda resultar en esta semana próxima, deseo acabarme el agua de tamarindo con hielos que tengo a mi lado, deseo no seguir checando el !/"$%·&!)(" celular cada hora en busca de una lastimera comunicación que nomás no llega, deseo no tener ganas de tan solo estar dormido (como para no pensar) y deseo, de una vez por todas dejar de ser este inútil ser romántico y cursi al que desprecian y desprecio tanto.

Si me azoté, lo acepto.

En ocasiones como ésta, no me da orgullo lo que escribo, pero es necesario de alguna manera, por tonta o burda que sea, desahogarse.

Llorar no puedo.
Asi es.

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