domingo, 20 de septiembre de 2009

Dime lo que eres.

"Lo que eres habla tan fuerte que no escucho lo que dices" R.W. Emerson

La mayor parte del tiempo, las personas nos pasamos haciendo tres cosas: Hablando, pensando en lo que vamos a decir o hemos dicho y tomando el valor para decir cosas.

Esto de las palabras y los discursos, es una parte tan importante de nuestra vida que las clases de expresión oral y escrita, redacción y todo eso, deberían tener mas peso en la calificación escolar que las demás asignaturas.

Piensa un momento en ello:

¿Cuánto tiempo dedicas a hablar por teléfono o a mandar mensajes de texto?

¿Cuánto tiempo dedicas a leer, mandar o contestar correos?

¿Cuánto tiempo dedicas a platicar, chismear, parlotear...?

¿Cuánto tiempo te pasas pensando en lo que has dicho, te dijeron, vas a decir o piensas que te van a decir?

Es un gran porcentaje de tiempo.

Sin embargo, nuestra realidad cotidiana, no siempre corresponde a nuestras palabras. Es decir, lo que decimos no siempre es lo que vivimos.

Cuando alguien pregunta ¿Cómo estás?, no siempre espera la verdad. La verdad es que la mayoría de las personas no están bien y sin embargo, contestan "bien" de forma automática. Y la persona que recibe esa respuesta la acepta como verdadera y a partir de ese momento, comienza la hipocresía como sustento de las relaciones.

No vivimos la realidad que queremos, sino la realidad que aceptamos vivir. No vivimos la realidad que deseamos, sino la que merecemos.

Y cuando tenemos que hablar de ella. Mentimos.

Mi maestra de investigación de mercados, me dijo la mayor verdad acerca de las personas que me pudieron haber dado:

"No les preguntes cosas a las personas, pues te responderán lo que creen que DEBEN responderte. Mejor observa lo que hacen."

Por eso, me he acostumbrado a observar lo que hacen las personas. Aunque pregunto muchas cosas, las respuestas que recibo las contrasto con los hechos. Y asi puedo conocer la verdad.

En su retórica ideal, las personas manifiestan que son: Sinceras, honestas, fieles, felices, no les importa el dinero, creen en la raza humana y todos los valores elevados del ser, aman y son amados, no son egoístas y repudian la maldad. He llegado a observar que la gran mayoría se cree mas inteligente que los demás y por eso les juzgan sin misericordia.

Vaya.

La semana pasada, acepte que soy pedorro. En un esfuerzo de congruencia, debo aceptar también que siento celos, soy egoista y ególatra, pienso muchas veces en el dinero, soy posesivo, en ocasiones me siento desdichado, llego a tener pensamientos ruines y malvados, y también, pienso en varias ocasiones en cosas que las almas puritanas jamás aceptarán (aunque las harán a la menor oportunidad que tengan). No me gusta aceptarlo, pero a veces, tomo decisiones que no son inteligentes y he representado escenas de ignorancia ante personas que consideraba inferiores en algún sentido a mi.

No sé si el ejercicio de la "mea culpa" me haga mejor persona. Pero me da tranquilidad asumirme como persona con errores, defectos y virtudes.

"Por sus hechos les conocereis" dice la Biblia en cierto fragmento célebre. Saber esto, da cierta tranquilidad cuando nos sentimos agobiados ante la incongruencia entre el hacer y el decir de alguien.

Sabemos, sin ninguna duda, que lo importante, es lo que hacen. Las palabras se las lleva el viento.

Pero, cuando una persona dice algo en total congruencia con lo que hace, entonces, sentimos que realmente le conocemos.

Este simple ejercicio de decir lo que realmente pensamos y demostrarlo con hechos, es el principio de la confianza. La confianza en nosotros mismos y la confianza que los demás depositarán en nosotros.

Desafortunadamente, esta confianza de ser como decimos que somos, solo la tenemos con unos pocos. Generalmente con nuestros amigos, en raras ocasiones con nuestra pareja. Con la pareja solemos ser mas farsantes en la búsqueda de la preservación del "amor", la comodidad, el status quo y todo lo que depende de ese tipo de relaciones.

Es increible que muchas personas se aferren a preservar relaciones en las que la confianza y la honestidad es tan rara y tan... mínima.

Cuando por fin, uno encuentra ese tipo de relación en las que se puede mostrar tal cual es, sin temor, con confianza, con ganas de ser uno mismo, es entonces, cuando creo que se encuentra lo que se conoce en los cuentos de hadas y en los mitos, como el "amor".

Y entonces, todo tiene sentido. Porque quien te ama, te acepta como eres; quien te ama, no te juzga; quien te ama, te hace sentir libre y feliz; quien te ama, ve en ti la mejor versión de ti mismo y viceversa.

Para un romántico como yo, al que por tanto tiempo le ha preocupado el saber y comprobar si el amor verdadero existe mas allá del mito, tener la certeza de que asi es, equivale al descubrimiento de la rueda para la humanidad.

Hay muchas personas por las cuales me he sentido decepcionado. Dicen cosas muy distintas a su actuación cotidiana. Por lo regular, mi respuesta es alejarme lo mas posible de ellas.

"Lo que eres habla tan fuerte que no escucho lo que dices"

Emerson tenía razón. Cuando alguien ES y VIVE lo que dice, el grito es tan fuerte, que es imposible no escucharlo.

Asi es.

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