sábado, 5 de septiembre de 2009

Se busca un ídolo.

En el verano de 1980, en una visita a mi abuela Lola, salí con mi primo Beto al mercado de Poza Rica y me convenció de gastarme el dinero que recién me acababa de dar mi papá en el cassete "nuevo" de Michael Jackson. A mis escasos 6 años de edad recién cumplidos, yo no tenía la más mínima idea de quien era "Maicol" y mucho menos, que ese cassete sería el más vendido del siglo y uno de los mas buscados en estas últimas fechas. Aún lo conservo.

La muerte de Michael Jackson ha sido quizá el acontecimiento de la década. No recuerdo que alguna otra noticia haya cimbrado y conmovido tanto a la población mundial en los últimos diez años como la muerte del Rey del Pop.

Ver a mas de 10,000 jovenes intentando bailar una canción que hace 30 años estuvo de moda, me alerta.

Veo a mi hijo de 7 años emocionado con "Maicol" y en los mp3 de adolescentes y jóvenes, no falta Thriller y Billie Jean. Aunque esa época me tocó vivirla, dejé de ser fan de Michael Jackson desde que comenzó a atentar contra su cuerpo. Nunca he sido partidario de esas cosas.

Ahora, Michael vuelve a gozar de la fama que le había sido arrebatada por sus escándalos de pederastia y sus múltiples cirugías.

¿De qué se trata el fenómeno de "Maicol"?

Se trata de la crisis de fé que estamos viviendo. Los niños, adolescentes y jóvenes necesitan, piden a gritos un ídolo, una guía, una figura a la cual aferrarse.

Fuimos dichosos los que tuvimos al "Santo", a Cepillín y a Hugo Sánchez para asirnos a un sueño.

Michael Jackson es el cúmulo de todos los sueños de grandeza. Logró superar su humilde origen de raza negra en un país racista. Mostró dotes artísticas desde muy niño y le fueron reconocidas. Su genio se vió colmado de reconocimientos y dinero. Queda la parte oscura del monstruo. Las acusaciones de pederastia, el atentado contra su cuerpo, su velada homosexualidad o cuando menos, su temor al sexo.

Pero esas son las figuras que llegan a ser ídolos.

Los excesos, las drogas, las patologías sexuales mezcladas con el rock, el dinero y los lujos, son una mezcla explosiva y atrayente para los jóvenes.

Esos ídolos son seres humanos que sufren, viven sufriendo y mueren sufriendo. Pero ese sufrimiento lo camuflagean con excesos y riqueza desmedida. Un razonamiento lógico sería: Si como quiera nos va del nabo, mínimo que sea con mucho dinero y lujos y fama.

Los jóvenes, el mundo necesita un ídolo. Lo necesita urgentemente.

Desgraciadamente, las religiones y en especial la católica, hicieron que la imagen de Jesús, el Cristo, se devaluara como imagen de ídolo atemporal al cual seguir e imitar.

No tenemos ningún Che Guevara a la vista, un Pablo Neruda que nos llame a la rebelión y al amor, un Martin Luther King lleno de sueños, un Elvis Presley que mueva las caderas, un Pedro Infante que no se avergüence de ser mujeriego, un Gandhi que nos haga volver a creer en la paz, una Madre Teresa que nos enseñe las lecciones del amor, un Juan Pablo II que acerque en lugar de separar, y ahora... ya no tenemos a "Maicol" que bailaba y cantaba como ninguno y que parecía eterno.

Nos hemos quedado sin ídolos vivos. Urge un ídolo.

Urge alguien que le recuerde al mundo y sobretodo a los jóvenes, que los sueños se pueden volver realidad.

Tenemos muchos ídolos en el recuerdo y en el imaginario colectivo. Pero urge un ídolo vivo. Rodeado de magia y misticismo.

Maicol tenía todo eso. Los estoperoles, el sombrero y el guante lo hacian único. Creador y a la vez artífice de la tecnología, hasta tenía un pabellón tecnológico propio en Disneylandia.

Cantaba que salvaramos al mundo y tambien salvó a la ballena Willy (Keiko para los mexicanos).

No, no me ha entrado la nostalgia por Maicol. Sigo pensando que lo que hizo con su rostro y en general con su vida fue una estupidez. No fue mi ídolo particular, ni lo será en lo sucesivo. Pero reconozco que su muerte nos deja huerfanos de figuras a las cuales idolatrar.

El mundo necesita volver a creer. Las religiones están muy desgastadas y atraviesan una crisis de credibilidad y de confiabilidad.

Los políticos están peor, hasta Obama está bajando en popularidad. El arte acaba de perder a Michael Jackson. Nos queda Madonna y Paul Mc Cartney, los Rolling Stones y hasta la Britney Spears, pero ninguno de ellos, de la talla del ausente.

Se busca un ídolo.

Los requisitos son:

Que sepa hacer algo muy bien, escribir, cantar, actuar, bailar... si es posible que haga muchas cosas bien, mejor.

Que tenga carisma, que atraiga a las masas, no necesariamente debe ser bello.

Que le preocupe trascender y cambiar al mundo.

Que sea capaz de entregar su vida por sus ideales.

Que tenga su parte oscura, de debilidad, maldad o monstruosidad.

No tengo duda de que existen muchas personas que cumplen con esos requisitos. Desafortunadamente no todas, quizá ninguna llegue a ser un ídolo.

Por eso se extraña a "Maicol".

No cualquiera.

Asi es.

No hay comentarios: