lunes, 30 de noviembre de 2009

"Serenidad y paciencia mi pequeño Solin"

"Dios, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar;
Valor para cambiar las cosas que puedo; y sabiduría para conocer la diferencia." Reinhold Niebuhr

Hace muchos años podiamos escuchar en la radio las aventuras de Kaaaliiiimaaan, aunque a decir verdad, yo prefería leer el comic. Se trataba de un comic delgado impreso en una especie de papel revolución en tinta sepia. Recuerdo haber visto incluso una pelicula del héroe con turbante. Algo que pasó a la historia de Kaliman es su consejo hacia su ayudante el pequeño Solin, cuando aquel se desesperaba. "Serenidad y paciencia" le recomendaba Kaliman.
Una importante lección de la vida adulta.
Cuando somos niños como el pequeño Solin, nos cuesta trabajo esperar algo, lo que sea.El entusiasmo y las ganas de que las cosas sucedan nos llenan de una fe que hacen posible el obtener lo que deseamos de manera rápida.
Conforme vamos creciendo, la fe se va disipando y con ella, el tiempo pasa a ocupar una parte primordial en la consecución de nuestros obejtivos.
La edad adulta nos lleva a enfrentar un dilema esencial en la vida. La posibilidad de moldear la vida que deseamos o el aceptar la vida que nos tocó vivir. En un extremo se encuentra la posibilidad del sagrado y libre albedrio, en el otro extremo, se encuentra la resignación del que no sabe lo que quiere o acepta lo que sea que la vida le ponga enfrente.
Lo cierto es que me identifico mas con la idea de ser el "arquitecto de mi propio destino".
En otros blogs hemos escrito acerca de la necesidad de rendirse, cuando después de luchar y hacer todo lo posible no alcanzamos el resultado deseado. Hoy quiero escribir acerca de la posibilidad de lograr lo que deseamos.
Y es que, para lograr nuestros sueños hace falta una buena dosis de valentía, mucho amor propio y una tenacidad mental a toda prueba.
La valentía es necesaria para superar los obstáculos.
El amor propio es necesario para saber y defender lo que queremos, solo en la medida en que nos amamos a nosotros mismos, podemos ponderar nuestras necesidades y sueños por encima de los de los demás.
La tenacidad mental es necesaria para no desviarnos de nuestros objetivos.
Conjugando estos tres factores y haciendo lo necesario, la consecución de nuestros deseos es mero trámite. Entonces el consejo de Kalimán tiene vigencia: Serenidad y paciencia.
Sin embargo, hay cosas que ni que. Cosas que a pesar de los pesares no podremos cambiar. Como nuestro pasado por poner el ejemplo mas claro. Esas cosas que ya son "per se" y que nos atormentan o nos dificultan las cosas por el mismo hecho de no poder cambiarlas; solo podemos aceptarlas.
Es el caso de nuestros padres, la muerte, nuestro pasado, las catastrofes naturales por poner mas ejemplos.
En estos casos, no podemos luchar con el mundo o el flujo de la vida.
El truco, como la oración de la serenidad lo dice, es tener la sabiduria para saber cuando una cosa puede ser cambiada y cuando no.
La trampa es dar por perdida una batalla asumiendo que las cosas o circunstancias no pueden ser cambiadas.
La oportunidad es intentar cambiar todo lo que no nos guste, hacer todo lo posible por cambiarlo y si llegado un momento, nos sentimos agotados, sin fuerzas o con la batalla perdida, recordar a Kaliman: "Serenidad y paciencia".
Todo cae por su propio peso.
Asi es.

No hay comentarios: