domingo, 31 de enero de 2010

Cuando pides un deseo...

Hace dos años, caminando por un centro comercial de Buenos Aires, me encontré en un puesto de plata, un dije de "OM" que había buscado incansablemente en México a cualquier lugar a donde iba. Este dije dificilmente me lo quito y es un símbolo para mí de que, el que busca encuentra. Asimismo, me hace pensar, que siempre está la solución, el objeto, la persona correcta esperando por uno, en algún punto del universo. Este tipo de "casualidades" me remite innevitablemente a los estudios de Jung sobre la sincronicidad. Sin embargo, no creo en el destino manifiesto, sino mas bien en el destino construido.
¿Qué es lo que hizo que el dije que tanto deseaba poseer, estuviera en aquel puesto de platería en un centro comercial de Buenos Aires?
¿Qué probabilidades había de que yo, un mexicano cualquiera, viajara a Buenos Aires y se metiera precisamente a aquel Centro Comercial, en aquel día, donde estaba precisamente lo que estaba buscando?
Las respuestas alimentan la imaginación y las posibilidades, alientan a uno a pensar en lo místico, lo sagrado, lo mágico, lo divino.
En lo personal, me gusta pensar que atraemos lo que queremos a nuestras vidas.
Pensamos, imaginamos, deseamos y entonces el universo comienza a acomodar las cosas para que finalmente encontremos lo que buscamos u obtengamos lo que deseamos.
Cuando pienso en como el universo se acomoda, me imagino el periférico de la ciudad de México en horario pico. Uno sale en su coche rumbo a un destino predeterminado. Se fija mentalmente el objetivo, se planifica la ruta y se pone en marcha.
Quienes han manejado en el periférico, saben que es un enigma el poder predecir o calcular el trayecto.
Durante el camino, puede haber accidentes, mas tráfico, menos tráfico, manifestaciones, etc...
El resultado puede ser un trayecto tranquilo y rápido o un trayecto accidentado,largo y tedioso.
Pero al final, uno llega a su destino, mas tarde, mas temprano, pero llega.
Claro que en el camino, uno puede optar por cambiar de ruta, cambiar de destino, cambiar de opinión.
Cuando uno pide un deseo, el camino por el periférico del universo puede ser largo, accidentado, aburrido, desesperado; o bien, puede ser rápido y sin problemas.
Lo que sucede muy a menudo, es que uno se olvida del deseo, cambia de deseo o desiste del intento.
La perseverancia es importante.
Con esta analogía, cuando de verdad deseo algo, me imagino que el cumplimiento del deseo ya viene en camino por el periferico del universo.
Si se tarda, recuerdo como hay ocasiones en que el periferico de la ciudad de México está intransitable.
Pero con paciencia y tiempo, se llega al destino.
Así es.

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