domingo, 10 de enero de 2010

La importancia de la voz marginal.

He seguido con atención los debates sobre el matrimonio homosexual y la adopción, estoy suscrito a ciertos grupos de discusión y me gusta leer la defensa que realizan los mismos protagonistas y las personas de criterio amplio al respecto.
En lo personal, apoyo a los homosexuales y sus derechos. Sin embargo, es interesante lo intolerante y recalcitrante que puede ser la postura de los "conservadores" o "tradicionalistas" a los que su conformación dentro del circulo social les impide ver mas allá.
El efecto es un efecto conocido en varias disciplinas con distintos nombres, ceguera de taller, miopia de mercadotecnia, etc... Es decir, mientras mas cerca estemos del conflicto, mientras mas inmersos estemos en la situación y nos parezca mas cercana, menos podremos encontrar soluciones o poder ver desde otra perspectiva el conflicto en cuestión. Inclusive corremos el riesgo de acomodar todo de acuerdo, para que no haya voces que cuestionen o circunstancias que confronten.
Queremos creer que nuestra realidad es única e inmutable y que nuestro miedo es el único autorizado para hablar.
De ahí la alta necesidad de la consultoría, de la asistencia al psiquiatra (o psicólogo dependiendo), de la opinión de amigos y terceros, pues.
Ellos están fuera y desde afuera, la vida es mas sabrosa.
Es importante, que si buscamos amigos para una tercera opinión, estos amigos no sean nuestros íntimos, ellos están tan dentro (emocional, afectiva y físicamente) como nosotros. Hace falta salir del circulo. Irnos al margen.
Las voces marginales, son voces valiosas. Las voces marginales nos dicen la verdad sin ataduras y sin compromisos. Su misma condición marginal les hace ser mas objetivos y tener otra óptica de la situación.
Quizá por eso, los homosexuales históricamente sean personas tan inteligentes (sabias en algunos casos) y aporten tanto a la humanidad en su conjunto, Leonardo Da Vinci, Miguel Angel, Oscar Wilde, Elton John, Juan Gabriel nomás por poner algunos ejemplos. Ellos pueden (o pudieron) ver las cosas desde el margen (por voluntad o por obligación).
Pero no sólo los homosexuales se encuentran al margen.
Las madres solteras, los divorciados o separados(as), los viudos(as), los presos políticos y de conciencia, los rebeldes, los miserables, los triunfadores, los inconformes, los huerfanos, los amantes clandestinos, los "sin ley" o forajidos, los genios... todos ellos han sido, son excluidos del circulo social por principio ético o moral, por voluntad o por obligación, por congruencia o por conformidad.
Recuerdo cuando en el día del padre (o de la madre da igual), todos los niños corrían con su progenitor(a) para dar su abrazo o regalo y ahí, en la línea, quedabamos los marginados, los huérfanos circunstanciales. Nuestros padres ausentes por motivos de trabajo o por lo que fuera, no estaban ahí. Entonces podíamos ver el mundo desde el margen. Y estoy seguro que la capacidad de observación desarrollada en esos años, nos han hecho únicos (toda vez que no morimos ni nos volvimos asesinos seriales por no tener a nuestro papá o mamá para darle su regalo).
La voz marginal es importante y es necesaria. Querer callarla o ignorarla nos habla del miedo, de la intolerancia y de la falta de respeto de nuestra sociedad.
Los que por alguna circunstancia estamos desde la barrera, desde la tangente, desde el otro extremo, podemos observar lo ridículo, lo gracioso, lo absurdo de una manera más fácil, también podemos avizorar lo que saldrá bien o mal, en ocasiones, hasta con toques de magia o brujería.
Los marginales ya estuvimos ahí. Y no nos gustó.
Los marginales hemos decidido, luchar por nuestros ideales, no traicionarnos a nosotros mismos, no conformarnos con lo que "la mayoría" se conforma, hacer lo que queremos y no lo que debemos, gritar nuestra rebeldía y nuestra postura, defender hasta el último instante que hay maneras, posibilidades, formas... de hacer diferentes las cosas.
Gracias a los marginales (El Che Guevara, Nelson Mandela, Madre Teresa de Calcuta, Gandhi, Jesús El Cristo, Luther King, Lutero, Copérnico, Sócrates, Einstein, Mozart, etc.), el planeta tierra aun puede recordar su humanidad y la humanidad puede retener la esperanza.
La esperanza de que las cosas son y pueden ser diferentes.
Apoyo a los homosexuales en su lucha, por conviccion propia y porque honestamente creo que cada quien debe poder hacer con su vida lo que se le venga en gana, lo que le haga feliz, lo que sus ideales y sueños mas profundos le indiquen. Porque tengo familiares y amigos homosexuales y porque creo que es preferible que dos personas unidas por amor cuiden de un niño, a que ese niño esté sin amor, sólo y huérfano en un cuarto de orfanato. ¿Pregúntenle al niño que prefiere?
Peor es para un niño, estar en un matrimonio sin amor, con padres que se soportan o se conforman por el que dirán, por miedo.
Ya de por si es de bastante valor el hecho de que las personas homosexuales se quieran casar cuando el matrimonio es ya una elección penosa y difícil en nuestros días, como para que todavía les pongamos trabas.
Necesario es que reconozca tambien a los miles de madres solteras, separadas, viudas o divorciadas que sacan adelante a sus hijos con amor y respeto y que sus hijos son hijos sanos, sin malicia y muy inteligentes. Mujeres que demuestran día con día que son capaces, inteligentes, fuertes y sensibles. Mujeres que se han atrevido a estar al margen para no traicionar su amor propio, su independencia, sus sueños e ideales.
Padres solteros hay menos, pero a los que conozco, vaya mi respeto también.

Mi amor y bendición también para los niños que se encuentran en los orfanatos, marginados, lejos de todo este escándalo. En estos días de frío pienso en ellos y en lo bien que se la pasarían "aunque sea" con una madre soltera, "aunque sea" con unos papás gays...

En la semana tuve la oportunidad de tener comunicación con muchas personas "marginales" como yo. Tuve la fortuna de escucharles, de hablarles y de compartir.
Les respeto, les admiro y les bendigo.
Le doy gracias a la vida por mantenerme en la raya, en la tangente, en el margen.

Para concluir con mi blog de este domingo, les dejo este poema de Nelson Mandela, que pronto se pondrá de moda gracias a una película que se estrenará sobre él.

Invictus

Lejos de la noche que me envuelve
como un pozo, negra de polo a polo,
agradezco al dios que haya
por mi espíritu inconquistable.

Atrapado entre las garras de esta circunstancia
No hice un gesto de dolor ni lloré en voz alta
Ante las puñaladas que me deparó el azar
Mi cabeza sangra, pero no se inclina.

Mas allá de este lugar de ira y lágrimas
no se avecina más que el horror de la sombra,
Pero la amenaza de los años por pasar
me encuentran y me encontrarán sin miedo.

Ya no importa cuán estrecha sea la puerta
ni cuantos castigos acumule.
Yo soy el señor de mi destino
Yo soy el capitán de mi alma.

Nelson Mandela

Así es.

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