Hay días de prueba.
Son días en que podemos medir nuestras fuerzas y capacidades. Días en que parece que todo se derrumba, que el mal triunfa sobre el bien y que nada tiene sentido.
Thomas Moore, les llama "las noches oscuras del alma".
Estos días, son lapsos de tiempo en que podemos caer en la tentación de creer que Dios se ha olvidado de nosotros. Y no le encontramos sentido a su plan divino.
Las personas pasamos por estos momentos de forma constante y permanente a lo largo de nuestra vida. Afortunadamente, para algunos, estos momentos son la excepción y no la regla. Para quienes estos momentos se vuelven catastróficamente periódicos, corren el peligro de la locura o la depresión perpetua.
Estos desafíos, nos guste o no, le van dando sabor a nuestra vida. Es como cuando nos da mucha hambre por tiempo prolongado y por fin comemos, o como cuando tenemos urgencia de ir al baño y cuando por fin lo hacemos, sentimos un infinito placer.
Las ganas de que todo en la vida fuera placer y bienestar son muy grandes.
Aun no entiendo el porque del sufrimiento. Si fuese posible y pudiera elegir, desterraría para siempre el sufrimiento y malestar de mi vida.
Sin embargo, hay muchas cosas que nos atan y nos impiden ser felices a perpetuidad.
La mayoría son trabas mentales que nos ponemos a nosotros mismos.
Otras tantas, son cuestiones externas a nosotros mismos, que no podemos controlar y que no dependen de nosotros.
Es en estos momentos, donde podemos practicar la Presencia de Dios.
Practicar la presencia de Dios, va mucho mas allá de pedirle cosas o soluciones.
Se trata de perderse en su presencia.
Como un bebé que se pierde entre los brazos de su madre y se duerme y descansa.
Asi podemos nosotros dejarnos, fundirnos con la protección de nuestro creador.
Practicar la presencia de Dios no es nada externo a nosotros.
Es precisamente regresar a nuestro interior, no en nuestra mente, no en nuestro cuerpo, sino en el centro de nuestro ser. Mas allá de los pensamientos o sensaciones.
Para muchas personas la sola comprensión de ir mas allá de la experiencia material, resulta imposible de imaginar.
En ese lugar privado de nuestro ser, donde nos conectamos con nuestro ser superior, está la practica de la presencia de Dios.
Mas allá de las trivialidades cotidianas, de los problemas y los desafíos, debemos confiar que existe un mas allá divino, donde todo está en orden y todo tiene un sentido.
Mas allá de la aparente realidad, hay una realidad espiritual que está detrás de todo suceso y circunstancia.
Practicar la presencia de Dios, es tener la certeza de que todo pasa por tu bien, aunque no lo entiendas ni lo puedas aceptar.
Como un bebé se rinde a los brazos de su madre, sabiendo que lo proteje y nada malo le pasara, practicar la presencia de Dios es rendirnos a nuestro creador con la confianza de un niño.
No es fácil pasar por estas noches oscuras del alma. No es fácil enfrentar los desafíos cotidianos.
Pero pensar en Dios, ayuda.
Quizá sea la única ayuda necesaria.
Saber que formamos parte de algo mas grande, de una inteligencia superior, de un todo, nos permite ubicar en su justa medida a cada situación.
Bajo la perspectiva de la muerte y el infinito, cualquier cosa se vuelve pequeña por mas que sea enorme en nuestra mente.
Practicar la presencia de Dios, nos devuelve a nuestro estado original, al paraiso.
Practicar la presencia de Dios, nos permite ver la realidad, sin las falsas imagenes de la realidad material.
Asi es.
domingo, 27 de diciembre de 2009
domingo, 20 de diciembre de 2009
¿Porqué no creo en Santa Claus?
Las navidades de mi niñez comenzaban con un largo peregrinar entre Tula, Hgo., y Poza Rica, Ver. Este peregrinar incluía desmañanadas, olor a diesel y a balatas de trailer, frio, comida en Huauchinango, Pue., muchas curvas y vómito. El vómito no era mío, pero era infaltable. La navidad en Poza Rica era una especie de viaje al mundo sin tiempo. Las fechas no existían y el calendario se hacía prescindible. Estar con mucho tiempo libre lejos de casa o de tus cosas es algo complicado. Uno se tiene que dejar ir, a lo que el universo le depare.
Y he aqui la primera lección que la navidad me dejó: Hay ocasiones en que te tienes que rendir a lo que el universo te depare.
Por lo regular, en casa de mi abuela Lola nos juntabamos toda la familia materna, tíos, tías, primos y primas. Siendo una familia grande, el desfile de caras y nombres era interminable. En toda la vorágine de gritos, chismes, saludos y abrazos, había una constante. La comida. Enchiladas con frijoles por la mañana. Huevo revuelto que sabía como ningún huevo revuelto me ha vuelto a saber jamás. Tamales. Zacahuilt.
Mi familia nunca fue una familia acomodada. De origen pescadores, mi familia jamás tuvo lujos o costumbres importadas. Así que comiamos en la mesa como una gran tribu, donde no distinguiamos entre primos o hermanos. Sólo la gran matriarca, al centro. Mi abuela Lola, logró tener a sus pies una gran tribu. Y en la tribu, las costumbres culinarias eran muy básicas, chile, maiz, frijol y huevo. La carne se reservaba para la cena.
La navidad también suponía la oportunidad de ver a mi papá durante mas tiempo y en ocasiones, diario. Desde que llegaba a Poza Rica hasta que me iba, tenía una esperanza diaria, que mi papá entrara por la puerta. Mi niñez transcurrió en un mundo sin celulares, mi abuela no tenía teléfono, así que yo no podía saber cuando llegaría mi padre. La expectación que esta incertidumbre causaba me llenaba de emoción a diario.
¿Puede un niño esperar la llegada de Santa Claus, si lo único que quiere es ver a su padre entrar por la puerta?
En mi caso, Santa Claus me importaba un comino.
La primera navidad que recuerdo concientemente, pude descubrir los regalos de navidad arriba del clóset. Jamás lo dije. Pero descubrí tempranamente que Santa Claus era mentira. A la siguiente navidad, observé lo mismo, pero seguí el juego. Un día sin que mi mamá se diera cuenta, me subí al clóset y abrí con cuidado los regalos. Los volví a cerrar y callé. A la siguiente navidad, no compraron los juguetes. Me dieron el dinero para comprarlos.
De cualquier manera, nunca me compraban lo que pedía. Me compraban lo que se les daba la gana. Así que el hecho de que me dieran el dinero, me daba mas control sobre mi regalo navideño.
Recuerdo mucho una navidad en que deseaba con todas mis ganas al muñeco de acción del Hombre Invisible. Estaba hecho de plático translúcido y traía ropa para vestirlo y una máscara. No recuerdo haber deseado jamás un juguete como al muñeco del hombre invisible. Por alguna razón, lo dije y esperé con la esperanza de que en esa ocasión, me regalaran lo que quería. La noche del 24 me llevaron a Blanco (después Gigante, hoy Soriana) y busqué como loco desesperado al hombre invisible. Estaba agotado. Tuve que tomar una decisión. O me regresaba sin regalo de navidad o me compraba otra cosa, lo que fuera.
En lugar del hombre invisible, había montones, cientos de muñecos de su enemigo, el doctor "noseque". Un mono musculoso, pelón, de barba de candado. Decidí llevarlo, con la esperanza de que para Reyes ya habría Hombres Invisibles y entonces tendría al héroe y al villano. Estrategia perfecta.
No contaba con la astucia de mi madre que en ese año, había tomado la decisión de que el 24 serían juguetes y el día de reyes sería... ropa.
Me quedé con las ganas del hombre invisible, con un mono asqueroso y malvado y con un pants nuevo.
Por las tardes, salía a jugar con el villano doctor "noseque". Es el muñeco que mas recuerdo haber utilizado, aunque no me gustara. Me imaginaba que el hombre invisible, al fin invisible, lo combatía y hacía maravillosas aventuras. Deseaba tanto al muñeco del hombre invisible, que lo tuve, realmente invisible.
La segunda lección de la navidad fue: Aunque la vida no siempre te da lo que deseas, tus deseos de alguna u otra forma se vuelven realidad.
Para esas alturas, Santa Claus era menos que una vacilada para mi. Hacerle cartita era poco menos que ridículo. De los reyes magos, ni siquiera es necesario aclarar nada, jamás creí en ellos, ni siquiera eran importantes. Punto.
Pasando el año nuevo, la navidad terminaba. El regreso era igual de tortuoso que el de ida. La llegada a Tula era cansada, triste, la casa tenía un olor a encierro que de solo recordarlo me dan nauseas y ganas de llorar. El reencuentro con los amigos y la recuperación de la vida cotidiana era lenta.
Por eso no creo en Santa Claus.
Como para todos los niños, Santa Claus era mi papá, solo que este Santa Claus no se esforzaba por cumplir mis deseos.
Eso poco importaba porque, al final, mi mayor deseo que era estar con él, lo cumplió siempre. Los juguetes, eran opcionales.
Asi es.
Y he aqui la primera lección que la navidad me dejó: Hay ocasiones en que te tienes que rendir a lo que el universo te depare.
Por lo regular, en casa de mi abuela Lola nos juntabamos toda la familia materna, tíos, tías, primos y primas. Siendo una familia grande, el desfile de caras y nombres era interminable. En toda la vorágine de gritos, chismes, saludos y abrazos, había una constante. La comida. Enchiladas con frijoles por la mañana. Huevo revuelto que sabía como ningún huevo revuelto me ha vuelto a saber jamás. Tamales. Zacahuilt.
Mi familia nunca fue una familia acomodada. De origen pescadores, mi familia jamás tuvo lujos o costumbres importadas. Así que comiamos en la mesa como una gran tribu, donde no distinguiamos entre primos o hermanos. Sólo la gran matriarca, al centro. Mi abuela Lola, logró tener a sus pies una gran tribu. Y en la tribu, las costumbres culinarias eran muy básicas, chile, maiz, frijol y huevo. La carne se reservaba para la cena.
La navidad también suponía la oportunidad de ver a mi papá durante mas tiempo y en ocasiones, diario. Desde que llegaba a Poza Rica hasta que me iba, tenía una esperanza diaria, que mi papá entrara por la puerta. Mi niñez transcurrió en un mundo sin celulares, mi abuela no tenía teléfono, así que yo no podía saber cuando llegaría mi padre. La expectación que esta incertidumbre causaba me llenaba de emoción a diario.
¿Puede un niño esperar la llegada de Santa Claus, si lo único que quiere es ver a su padre entrar por la puerta?
En mi caso, Santa Claus me importaba un comino.
La primera navidad que recuerdo concientemente, pude descubrir los regalos de navidad arriba del clóset. Jamás lo dije. Pero descubrí tempranamente que Santa Claus era mentira. A la siguiente navidad, observé lo mismo, pero seguí el juego. Un día sin que mi mamá se diera cuenta, me subí al clóset y abrí con cuidado los regalos. Los volví a cerrar y callé. A la siguiente navidad, no compraron los juguetes. Me dieron el dinero para comprarlos.
De cualquier manera, nunca me compraban lo que pedía. Me compraban lo que se les daba la gana. Así que el hecho de que me dieran el dinero, me daba mas control sobre mi regalo navideño.
Recuerdo mucho una navidad en que deseaba con todas mis ganas al muñeco de acción del Hombre Invisible. Estaba hecho de plático translúcido y traía ropa para vestirlo y una máscara. No recuerdo haber deseado jamás un juguete como al muñeco del hombre invisible. Por alguna razón, lo dije y esperé con la esperanza de que en esa ocasión, me regalaran lo que quería. La noche del 24 me llevaron a Blanco (después Gigante, hoy Soriana) y busqué como loco desesperado al hombre invisible. Estaba agotado. Tuve que tomar una decisión. O me regresaba sin regalo de navidad o me compraba otra cosa, lo que fuera.
En lugar del hombre invisible, había montones, cientos de muñecos de su enemigo, el doctor "noseque". Un mono musculoso, pelón, de barba de candado. Decidí llevarlo, con la esperanza de que para Reyes ya habría Hombres Invisibles y entonces tendría al héroe y al villano. Estrategia perfecta.
No contaba con la astucia de mi madre que en ese año, había tomado la decisión de que el 24 serían juguetes y el día de reyes sería... ropa.
Me quedé con las ganas del hombre invisible, con un mono asqueroso y malvado y con un pants nuevo.
Por las tardes, salía a jugar con el villano doctor "noseque". Es el muñeco que mas recuerdo haber utilizado, aunque no me gustara. Me imaginaba que el hombre invisible, al fin invisible, lo combatía y hacía maravillosas aventuras. Deseaba tanto al muñeco del hombre invisible, que lo tuve, realmente invisible.
La segunda lección de la navidad fue: Aunque la vida no siempre te da lo que deseas, tus deseos de alguna u otra forma se vuelven realidad.
Para esas alturas, Santa Claus era menos que una vacilada para mi. Hacerle cartita era poco menos que ridículo. De los reyes magos, ni siquiera es necesario aclarar nada, jamás creí en ellos, ni siquiera eran importantes. Punto.
Pasando el año nuevo, la navidad terminaba. El regreso era igual de tortuoso que el de ida. La llegada a Tula era cansada, triste, la casa tenía un olor a encierro que de solo recordarlo me dan nauseas y ganas de llorar. El reencuentro con los amigos y la recuperación de la vida cotidiana era lenta.
Por eso no creo en Santa Claus.
Como para todos los niños, Santa Claus era mi papá, solo que este Santa Claus no se esforzaba por cumplir mis deseos.
Eso poco importaba porque, al final, mi mayor deseo que era estar con él, lo cumplió siempre. Los juguetes, eran opcionales.
Asi es.
domingo, 13 de diciembre de 2009
En esta navidad...
Llevaba mas de una hora escribiendo mi blog de este domingo, cuando al darle publicar, no lo hizo y me borró el texto que había redactado. Era un texto largo que hablaba sobre los mitos de la navidad en forma de una plática entre Jesús y sus discípulos.
Me encuentro contrariado, entre la rabia de haber perdido la información y la resignación de no poder hacer nada.
Sin embargo, antes de decidirme a escribir lo que había escrito, estaba temeroso por poder herir susceptibilidades. El tema religioso siempre es un tema difícil y sumamente sensible.
Me preguntaba si el Maestro Jesús hubiera querido que celebraramos su cumpleaños de la forma en que actualmente lo hacemos. Y en un acto de soberbia le daba voz en una especie de plática. Quizá algún día vuelva a escribirlo, por el momento ya no me dan ganas.
No puedo evitar que en estas fechas se despierte el pequeño Grinch que llevo dentro.
No puedo evitar sentir cierto corajillo, cuando la personas hoscas, rencorosas, traidoras, etc., se vuelven todo amor en estas fechas. Pero pasando las mismas, vuelven a su forma de ser habitual.
No puedo evitar sentir tristeza de ver en los niños y los no tan niños, los ojos de ilusión por el "nuevo jueguete", cualquiera que este sea y olvidar, casi por completo, la ilusión de la fé y el amor.
No puedo evitar, sentirme desesperanzado de la especie humana, cuando en lugar de orar en tranquilidad, de ponerse en contacto consigo mismos, de reflexionar de verdad, sobre su vida y la trascendencia de sus actos, prefieren evadirse del mundo con mucho alcohol, mucho ruido, muchos cohetes, mucha comida, mucho de todo.
Y entiendo al Grinch.
En estos momentos me dan ganas de retirarme a una cueva lejana, lejos de la música, lejos del alcohol, lejos de los cohetes, lejos del ruido y tratar de encontrar la manera de por fín, de una vez por todas, seguir las enseñanzas de Jesús, el Cristo.
Me pongo a pensar si por esta forma de pensar soy un antisocial o un aguafiestas.
Me preocupa de verdad, el no poder disfrutar estas fiestas, como lo hacía cuando era un niño.
Sin embargo, no tengo ganas. No tengo ganas de escuchar el ruido de los cohetes, no tengo ganas de desvelarme, no tengo ganas de gastarme hasta el último peso en regalos, no tengo ganas de alcoholizarme (bueno, de eso casi nunca he tenido ganas), no tengo ganas de pedir posada, ni de romper piñatas...
Me imagino que un mejor tributo a Jesús el Cristo, será reflexionar en sus palabras y enseñanzas, hacer una meditación y una oración pensando en que esperaría él de mí en estos momentos y en centrarme en tratar al menos de ser una mejor persona para poder amar al prójimo como a mi mismo.
Tengo la certeza de que esta navidad será distinta para mi.
No tengo la mas mínima de las ganas de seguir con una tradición materialista, exhibicionista y fuera de contexto con las enseñanzas de quien decimos celebrar.
Si por ello, me vuelvo un Grinch, que así sea.
En esta navidad les deseo paz, tranquilidad y amor. Todo con lo que podamos disfrazar, adornar, distraernos o "Celebrar" es lo de menos.
Asi es.
Me encuentro contrariado, entre la rabia de haber perdido la información y la resignación de no poder hacer nada.
Sin embargo, antes de decidirme a escribir lo que había escrito, estaba temeroso por poder herir susceptibilidades. El tema religioso siempre es un tema difícil y sumamente sensible.
Me preguntaba si el Maestro Jesús hubiera querido que celebraramos su cumpleaños de la forma en que actualmente lo hacemos. Y en un acto de soberbia le daba voz en una especie de plática. Quizá algún día vuelva a escribirlo, por el momento ya no me dan ganas.
No puedo evitar que en estas fechas se despierte el pequeño Grinch que llevo dentro.
No puedo evitar sentir cierto corajillo, cuando la personas hoscas, rencorosas, traidoras, etc., se vuelven todo amor en estas fechas. Pero pasando las mismas, vuelven a su forma de ser habitual.
No puedo evitar sentir tristeza de ver en los niños y los no tan niños, los ojos de ilusión por el "nuevo jueguete", cualquiera que este sea y olvidar, casi por completo, la ilusión de la fé y el amor.
No puedo evitar, sentirme desesperanzado de la especie humana, cuando en lugar de orar en tranquilidad, de ponerse en contacto consigo mismos, de reflexionar de verdad, sobre su vida y la trascendencia de sus actos, prefieren evadirse del mundo con mucho alcohol, mucho ruido, muchos cohetes, mucha comida, mucho de todo.
Y entiendo al Grinch.
En estos momentos me dan ganas de retirarme a una cueva lejana, lejos de la música, lejos del alcohol, lejos de los cohetes, lejos del ruido y tratar de encontrar la manera de por fín, de una vez por todas, seguir las enseñanzas de Jesús, el Cristo.
Me pongo a pensar si por esta forma de pensar soy un antisocial o un aguafiestas.
Me preocupa de verdad, el no poder disfrutar estas fiestas, como lo hacía cuando era un niño.
Sin embargo, no tengo ganas. No tengo ganas de escuchar el ruido de los cohetes, no tengo ganas de desvelarme, no tengo ganas de gastarme hasta el último peso en regalos, no tengo ganas de alcoholizarme (bueno, de eso casi nunca he tenido ganas), no tengo ganas de pedir posada, ni de romper piñatas...
Me imagino que un mejor tributo a Jesús el Cristo, será reflexionar en sus palabras y enseñanzas, hacer una meditación y una oración pensando en que esperaría él de mí en estos momentos y en centrarme en tratar al menos de ser una mejor persona para poder amar al prójimo como a mi mismo.
Tengo la certeza de que esta navidad será distinta para mi.
No tengo la mas mínima de las ganas de seguir con una tradición materialista, exhibicionista y fuera de contexto con las enseñanzas de quien decimos celebrar.
Si por ello, me vuelvo un Grinch, que así sea.
En esta navidad les deseo paz, tranquilidad y amor. Todo con lo que podamos disfrazar, adornar, distraernos o "Celebrar" es lo de menos.
Asi es.
domingo, 6 de diciembre de 2009
El espiritu navideño.
La navidad se acerca y la fe comienza a aparecer en la vida de las personas como aparecen los juguetes de temporada en los anuncios de la televisión.
Es extraño que se comience el año lleno de deseos y propósitos y se termine el año con fe en que las cosas mejorarán.
La mayoría de las personas va perdiendo la fe conforme avanzan los días en el calendario. Comenzamos el año con fe en adelgazar, en ganar mas dinero, en encontrar el amor o mejorar las relaciones, en mejorar la situación laboral, en viajar, etc...
El entusiasmo y el optimismo de inicio de año se va desvaneciendo conforme el dinero del aguinaldo se va acabando y los adornos navideños se van retirando.
Siempre me he preguntado como sería una navidad sin adornos navideños, sin imagenes de Santa Claus, sin frio, sin dinero...
Acaso las personas se inundarían con el mismo "espiritu" tan solo por recordar que se celebra el nacimiento de Jesús. Lo dudo.
Creo que la parafernalia que acompaña a la navidad es aun mas fuerte que el motivo de la navidad misma.
Por esa razón, las personas se reunen a prender los focos de un arbolito, se aglutinan frente a los aparadores de las tiendas o se ilusionan con los juguetes de moda.
¿Donde está Cristo en toda esa parafernalia?
No lo sé.
La fe navideña es una fe postiza. Nace y crece con fecha de caducidad. El espiritu navideño, valga el comentario, es producto de la mercadotecnia. Es un gran negocio que implica la venta de miles de productos y servicios, basado en la buena fe y disposición del consumidor promedio.
Estoy seguro que la mayoria de las personas no se imaginan una navidad sin regalos, sin baile, sin alcohol y sin fiestas.
¿Realmente querría Jesús El Cristo que festejaramos su cumpleaños de la forma en que lo hacemos?
Me imagino que no.
Me imagino que nos diría que no importan las fiestas tanto como la paz interior, que no importan los regalos sino las intenciones, que no importa que perdonemos las ofensas en diciembre si en enero volveremos al rencor...
Me imagino que el preferiría una pequeña oración para dar gracias al Padre por la vida y las bendiciones y no el ostentoso gasto que hacemos en "su honor".
¿Qué pensaría Jesús El Cristo de los juguetes para los niños?
Me imagino que el preferiría que les dedicaramos tiempo de calidad, que les enseñaramos a pensar y que alimentaramos su fe, creyendo en la paz, en el amor, en la felicidad y en la prosperidad; que por cierto nada tienen que ver con duendes fabricantes de juguetes ni con juguetes que se transforman en robots o pistolas.
Seguramente, como muchos lo intuimos, lo que hacemos en nombre de Jesús es todo lo contrario a lo que él nos dejó como enseñanza y en lo que estaría de acuerdo.
Por eso en esta navidad, valdría la pena mas que nunca tener presente el motivo de la celebración y darselo a conocer a amigos y familiares.
Es el cumpleaños de Jesús el Cristo.
El Principe de Poder.
El maestro de la fé.
El maestro del amor.
Poniendolo a él por delante, la navidad adquiere otro sentido... y la vida tambien.
Asi es.
Es extraño que se comience el año lleno de deseos y propósitos y se termine el año con fe en que las cosas mejorarán.
La mayoría de las personas va perdiendo la fe conforme avanzan los días en el calendario. Comenzamos el año con fe en adelgazar, en ganar mas dinero, en encontrar el amor o mejorar las relaciones, en mejorar la situación laboral, en viajar, etc...
El entusiasmo y el optimismo de inicio de año se va desvaneciendo conforme el dinero del aguinaldo se va acabando y los adornos navideños se van retirando.
Siempre me he preguntado como sería una navidad sin adornos navideños, sin imagenes de Santa Claus, sin frio, sin dinero...
Acaso las personas se inundarían con el mismo "espiritu" tan solo por recordar que se celebra el nacimiento de Jesús. Lo dudo.
Creo que la parafernalia que acompaña a la navidad es aun mas fuerte que el motivo de la navidad misma.
Por esa razón, las personas se reunen a prender los focos de un arbolito, se aglutinan frente a los aparadores de las tiendas o se ilusionan con los juguetes de moda.
¿Donde está Cristo en toda esa parafernalia?
No lo sé.
La fe navideña es una fe postiza. Nace y crece con fecha de caducidad. El espiritu navideño, valga el comentario, es producto de la mercadotecnia. Es un gran negocio que implica la venta de miles de productos y servicios, basado en la buena fe y disposición del consumidor promedio.
Estoy seguro que la mayoria de las personas no se imaginan una navidad sin regalos, sin baile, sin alcohol y sin fiestas.
¿Realmente querría Jesús El Cristo que festejaramos su cumpleaños de la forma en que lo hacemos?
Me imagino que no.
Me imagino que nos diría que no importan las fiestas tanto como la paz interior, que no importan los regalos sino las intenciones, que no importa que perdonemos las ofensas en diciembre si en enero volveremos al rencor...
Me imagino que el preferiría una pequeña oración para dar gracias al Padre por la vida y las bendiciones y no el ostentoso gasto que hacemos en "su honor".
¿Qué pensaría Jesús El Cristo de los juguetes para los niños?
Me imagino que el preferiría que les dedicaramos tiempo de calidad, que les enseñaramos a pensar y que alimentaramos su fe, creyendo en la paz, en el amor, en la felicidad y en la prosperidad; que por cierto nada tienen que ver con duendes fabricantes de juguetes ni con juguetes que se transforman en robots o pistolas.
Seguramente, como muchos lo intuimos, lo que hacemos en nombre de Jesús es todo lo contrario a lo que él nos dejó como enseñanza y en lo que estaría de acuerdo.
Por eso en esta navidad, valdría la pena mas que nunca tener presente el motivo de la celebración y darselo a conocer a amigos y familiares.
Es el cumpleaños de Jesús el Cristo.
El Principe de Poder.
El maestro de la fé.
El maestro del amor.
Poniendolo a él por delante, la navidad adquiere otro sentido... y la vida tambien.
Asi es.
lunes, 30 de noviembre de 2009
"Serenidad y paciencia mi pequeño Solin"
"Dios, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar;
Valor para cambiar las cosas que puedo; y sabiduría para conocer la diferencia." Reinhold Niebuhr
Hace muchos años podiamos escuchar en la radio las aventuras de Kaaaliiiimaaan, aunque a decir verdad, yo prefería leer el comic. Se trataba de un comic delgado impreso en una especie de papel revolución en tinta sepia. Recuerdo haber visto incluso una pelicula del héroe con turbante. Algo que pasó a la historia de Kaliman es su consejo hacia su ayudante el pequeño Solin, cuando aquel se desesperaba. "Serenidad y paciencia" le recomendaba Kaliman.
Una importante lección de la vida adulta.
Cuando somos niños como el pequeño Solin, nos cuesta trabajo esperar algo, lo que sea.El entusiasmo y las ganas de que las cosas sucedan nos llenan de una fe que hacen posible el obtener lo que deseamos de manera rápida.
Conforme vamos creciendo, la fe se va disipando y con ella, el tiempo pasa a ocupar una parte primordial en la consecución de nuestros obejtivos.
La edad adulta nos lleva a enfrentar un dilema esencial en la vida. La posibilidad de moldear la vida que deseamos o el aceptar la vida que nos tocó vivir. En un extremo se encuentra la posibilidad del sagrado y libre albedrio, en el otro extremo, se encuentra la resignación del que no sabe lo que quiere o acepta lo que sea que la vida le ponga enfrente.
Lo cierto es que me identifico mas con la idea de ser el "arquitecto de mi propio destino".
En otros blogs hemos escrito acerca de la necesidad de rendirse, cuando después de luchar y hacer todo lo posible no alcanzamos el resultado deseado. Hoy quiero escribir acerca de la posibilidad de lograr lo que deseamos.
Y es que, para lograr nuestros sueños hace falta una buena dosis de valentía, mucho amor propio y una tenacidad mental a toda prueba.
La valentía es necesaria para superar los obstáculos.
El amor propio es necesario para saber y defender lo que queremos, solo en la medida en que nos amamos a nosotros mismos, podemos ponderar nuestras necesidades y sueños por encima de los de los demás.
La tenacidad mental es necesaria para no desviarnos de nuestros objetivos.
Conjugando estos tres factores y haciendo lo necesario, la consecución de nuestros deseos es mero trámite. Entonces el consejo de Kalimán tiene vigencia: Serenidad y paciencia.
Sin embargo, hay cosas que ni que. Cosas que a pesar de los pesares no podremos cambiar. Como nuestro pasado por poner el ejemplo mas claro. Esas cosas que ya son "per se" y que nos atormentan o nos dificultan las cosas por el mismo hecho de no poder cambiarlas; solo podemos aceptarlas.
Es el caso de nuestros padres, la muerte, nuestro pasado, las catastrofes naturales por poner mas ejemplos.
En estos casos, no podemos luchar con el mundo o el flujo de la vida.
El truco, como la oración de la serenidad lo dice, es tener la sabiduria para saber cuando una cosa puede ser cambiada y cuando no.
La trampa es dar por perdida una batalla asumiendo que las cosas o circunstancias no pueden ser cambiadas.
La oportunidad es intentar cambiar todo lo que no nos guste, hacer todo lo posible por cambiarlo y si llegado un momento, nos sentimos agotados, sin fuerzas o con la batalla perdida, recordar a Kaliman: "Serenidad y paciencia".
Todo cae por su propio peso.
Asi es.
Valor para cambiar las cosas que puedo; y sabiduría para conocer la diferencia." Reinhold Niebuhr
Hace muchos años podiamos escuchar en la radio las aventuras de Kaaaliiiimaaan, aunque a decir verdad, yo prefería leer el comic. Se trataba de un comic delgado impreso en una especie de papel revolución en tinta sepia. Recuerdo haber visto incluso una pelicula del héroe con turbante. Algo que pasó a la historia de Kaliman es su consejo hacia su ayudante el pequeño Solin, cuando aquel se desesperaba. "Serenidad y paciencia" le recomendaba Kaliman.
Una importante lección de la vida adulta.
Cuando somos niños como el pequeño Solin, nos cuesta trabajo esperar algo, lo que sea.El entusiasmo y las ganas de que las cosas sucedan nos llenan de una fe que hacen posible el obtener lo que deseamos de manera rápida.
Conforme vamos creciendo, la fe se va disipando y con ella, el tiempo pasa a ocupar una parte primordial en la consecución de nuestros obejtivos.
La edad adulta nos lleva a enfrentar un dilema esencial en la vida. La posibilidad de moldear la vida que deseamos o el aceptar la vida que nos tocó vivir. En un extremo se encuentra la posibilidad del sagrado y libre albedrio, en el otro extremo, se encuentra la resignación del que no sabe lo que quiere o acepta lo que sea que la vida le ponga enfrente.
Lo cierto es que me identifico mas con la idea de ser el "arquitecto de mi propio destino".
En otros blogs hemos escrito acerca de la necesidad de rendirse, cuando después de luchar y hacer todo lo posible no alcanzamos el resultado deseado. Hoy quiero escribir acerca de la posibilidad de lograr lo que deseamos.
Y es que, para lograr nuestros sueños hace falta una buena dosis de valentía, mucho amor propio y una tenacidad mental a toda prueba.
La valentía es necesaria para superar los obstáculos.
El amor propio es necesario para saber y defender lo que queremos, solo en la medida en que nos amamos a nosotros mismos, podemos ponderar nuestras necesidades y sueños por encima de los de los demás.
La tenacidad mental es necesaria para no desviarnos de nuestros objetivos.
Conjugando estos tres factores y haciendo lo necesario, la consecución de nuestros deseos es mero trámite. Entonces el consejo de Kalimán tiene vigencia: Serenidad y paciencia.
Sin embargo, hay cosas que ni que. Cosas que a pesar de los pesares no podremos cambiar. Como nuestro pasado por poner el ejemplo mas claro. Esas cosas que ya son "per se" y que nos atormentan o nos dificultan las cosas por el mismo hecho de no poder cambiarlas; solo podemos aceptarlas.
Es el caso de nuestros padres, la muerte, nuestro pasado, las catastrofes naturales por poner mas ejemplos.
En estos casos, no podemos luchar con el mundo o el flujo de la vida.
El truco, como la oración de la serenidad lo dice, es tener la sabiduria para saber cuando una cosa puede ser cambiada y cuando no.
La trampa es dar por perdida una batalla asumiendo que las cosas o circunstancias no pueden ser cambiadas.
La oportunidad es intentar cambiar todo lo que no nos guste, hacer todo lo posible por cambiarlo y si llegado un momento, nos sentimos agotados, sin fuerzas o con la batalla perdida, recordar a Kaliman: "Serenidad y paciencia".
Todo cae por su propio peso.
Asi es.
sábado, 21 de noviembre de 2009
Porque se me da la gana...
Estamos a finales del año 2009, en un mes y medio aproximadamente llegaremos al cumplimiento de la primera década de este siglo. La mayoría de los seres humanos recibimos el año 2000 con grandes expectativas, creiamos que el nuevo siglo traería consigo maravillas tecnológicas y también augurabamos un cambio en la mentalidad humana que permitiera alcanzar mayores niveles de vida.
Las maravillas tecnológicas han sucedido, hoy podemos tocar una pantalla y manipular objetos virtuales, podemos hacer redes inalambricas y pasar dinero, imagenes, sonidos y hasta video a través de ellas. El internet ha consolidado la comunicación humana en niveles jamás imaginados. Y sin embargo, una simple gripa tiene aterrorizada a la humanidad a la humanidad entera, el SIDA aun tiene en estado de pánico a la humanidad y el hambre sigue siendo un factor de muerte en algunos sectores de la población mundial.
El hombre está redescubriendo su poder interior, aquel que Jesús el Cristo revelara en su buena nueva y que otros místicos de todas las latitudes también han conocido.
Y sin embargo, aun existen personas que son tratadas como animales indefensos, presos por sus ideas, por el simple hecho de pensar distinto. Aún hay rehenes de los convencionalismos, rechazados por sus costumbres, tradiciones, por ejercer el derecho divino de pensar y de hacer, o al menos intentar hacer lo que se les pega la gana.
El maravilloso siglo XX, aun sigue siendo un mundo lleno de personas retardadas, de una mente estrecha, dominados por el miedo. Prueba de ello es la crisis mundial que vivimos, quizá la peor que recuerde en mucho tiempo.
La gente ha elegido creer y convencerse, de que la escasez, la pobreza, el malestar y el miedo son normales, cosa común, cotidiana y necesaria.
Cristianos devotos que son capaces de inmolarse y lacerarse en pos de una creencia religiosa absurda, olvidan los preceptos y enseñanzas de quien dicen seguir. Jesús el Cristo, el defensor de la libertad, aquel que no solo perdonaba, sino que se hacía acompañar de los "pecadores" para demostrarle al mundo que Dios el padre, no es un tirano que seleccione a los buenos de los malos, sino que abre las puertas del reino para quien tan solo -y como si fuera poca cosa-, crea en Él.
Hoy en día, mujeres son violadas, en su intimidad, en sus derechos básicos de libertad de expresión y de sentimientos, sobra decirlo, aun tambien existen quienes son violadas fisicamente.
Hombres son juzgados y sometidos ante leyes absurdas, por tener creencias distintas, por decidir amar, AMAR a otra persona aunque sea de su mismo sexo, rebajando (quienes los juzgan) al amor, al sagrado AMOR al nivel de los sentimientos mas bajos y mezquinos.
Como dijera la popular MAFALDA "Detengan al mundo que me quiero bajar".
Me esfuerzo mucho por ver al creador en cada figura humana. Me esfuerzo por creer en la inherente bondad humana en cada acto de injusticia, salvajismo o barbarie.
Quiero ver a los hijos de Dios, en los tiranos, en los crueles, en los desalmados, en los asesinos, en los violadores...
Quiero creer en el mensaje de Cristo como un mensaje de esperanza y fe para afrontar el día a día, amando al prójimo como a mi mismo.
Y debo confesar que en días como hoy, se me dificulta.
No quiero caer en el mismo error de la negatividad y comenzar a maldecir o a negar el principio divino y la verdad espiritual en cada cosa que acontece a mi alrededor y que considero un error.
Y duele.
Y cuesta trabajo.
En días como hoy, me siento Mafalda, la niña perspicaz, inteligente e incomprendida, que en su afán de comprender al mundo, prefiere que lo detengan, desea bajarse,porque se siente extraña en este viaje.
Sé que no podré parar al mundo.
Sé que no podré bajarme.
Así que en esta noche, en que me siento desarmado, angustiado, preocupado e impotente, haré uso de la única arma que me queda. Del único instrumento que jamás nadie podrá arrebatarme aunque para intentar hacerlo tuvieran que matarme.
Me refiero a la bendición.
BENDIGO a los injustos, a los desalmados, a los asesinos, a los violadores, a los ladrones, a los abusivos, a los violentos, a los agresivos, a los temerosos y a los temerarios.
Reconozco en ellos a unos hijos de Dios.
Los bendigo pues a pesar de no comprenderlos, de que me hacen sentir un dolor y una angustia tremenda, me hacen recordar que mi amor y el amor de Dios es ilimitado. Porque lo que hacen, me hace recordar el bien y el amor como la única solución a los problemas. Porque al verlos, me doy cuenta de que yo no soy como ellos.
Y aunque ellos persistan en su tarea enfocados en el error, no podrán obtener el reino y ese es su eterno castigo. En sus actos llevan la penitencia.
Bendigo a mis detractores, a quienes me insultan y a quienes intentan ofenderme. Tengo la certeza de que en el amor de esta bendición va la cura y la contención al daño que intentan realizarme.
Mi amor es perfecto tal como lo es el amor de Dios.
A punto de concluir con la primer década de este siglo, deseo con toda mi alma y visualizo un mundo donde la bendición de los actos, cualesquiera que estos sean, purificara las almas y los corazones de los hombres y las mujeres, haciendo de este planeta y de este mundo, un mejor lugar para vivir.
Quizá parezca un loco, pero prefiero pensar positivo al no poder bajarme de este mundo.
Sé que para muchos lo que digo es inconcebible.
A los incrédulos, tambien les bendigo.
Bendigo a todos y les envío mi amor... simplemente, porque se me da la gana.
Asi es.
Las maravillas tecnológicas han sucedido, hoy podemos tocar una pantalla y manipular objetos virtuales, podemos hacer redes inalambricas y pasar dinero, imagenes, sonidos y hasta video a través de ellas. El internet ha consolidado la comunicación humana en niveles jamás imaginados. Y sin embargo, una simple gripa tiene aterrorizada a la humanidad a la humanidad entera, el SIDA aun tiene en estado de pánico a la humanidad y el hambre sigue siendo un factor de muerte en algunos sectores de la población mundial.
El hombre está redescubriendo su poder interior, aquel que Jesús el Cristo revelara en su buena nueva y que otros místicos de todas las latitudes también han conocido.
Y sin embargo, aun existen personas que son tratadas como animales indefensos, presos por sus ideas, por el simple hecho de pensar distinto. Aún hay rehenes de los convencionalismos, rechazados por sus costumbres, tradiciones, por ejercer el derecho divino de pensar y de hacer, o al menos intentar hacer lo que se les pega la gana.
El maravilloso siglo XX, aun sigue siendo un mundo lleno de personas retardadas, de una mente estrecha, dominados por el miedo. Prueba de ello es la crisis mundial que vivimos, quizá la peor que recuerde en mucho tiempo.
La gente ha elegido creer y convencerse, de que la escasez, la pobreza, el malestar y el miedo son normales, cosa común, cotidiana y necesaria.
Cristianos devotos que son capaces de inmolarse y lacerarse en pos de una creencia religiosa absurda, olvidan los preceptos y enseñanzas de quien dicen seguir. Jesús el Cristo, el defensor de la libertad, aquel que no solo perdonaba, sino que se hacía acompañar de los "pecadores" para demostrarle al mundo que Dios el padre, no es un tirano que seleccione a los buenos de los malos, sino que abre las puertas del reino para quien tan solo -y como si fuera poca cosa-, crea en Él.
Hoy en día, mujeres son violadas, en su intimidad, en sus derechos básicos de libertad de expresión y de sentimientos, sobra decirlo, aun tambien existen quienes son violadas fisicamente.
Hombres son juzgados y sometidos ante leyes absurdas, por tener creencias distintas, por decidir amar, AMAR a otra persona aunque sea de su mismo sexo, rebajando (quienes los juzgan) al amor, al sagrado AMOR al nivel de los sentimientos mas bajos y mezquinos.
Como dijera la popular MAFALDA "Detengan al mundo que me quiero bajar".
Me esfuerzo mucho por ver al creador en cada figura humana. Me esfuerzo por creer en la inherente bondad humana en cada acto de injusticia, salvajismo o barbarie.
Quiero ver a los hijos de Dios, en los tiranos, en los crueles, en los desalmados, en los asesinos, en los violadores...
Quiero creer en el mensaje de Cristo como un mensaje de esperanza y fe para afrontar el día a día, amando al prójimo como a mi mismo.
Y debo confesar que en días como hoy, se me dificulta.
No quiero caer en el mismo error de la negatividad y comenzar a maldecir o a negar el principio divino y la verdad espiritual en cada cosa que acontece a mi alrededor y que considero un error.
Y duele.
Y cuesta trabajo.
En días como hoy, me siento Mafalda, la niña perspicaz, inteligente e incomprendida, que en su afán de comprender al mundo, prefiere que lo detengan, desea bajarse,porque se siente extraña en este viaje.
Sé que no podré parar al mundo.
Sé que no podré bajarme.
Así que en esta noche, en que me siento desarmado, angustiado, preocupado e impotente, haré uso de la única arma que me queda. Del único instrumento que jamás nadie podrá arrebatarme aunque para intentar hacerlo tuvieran que matarme.
Me refiero a la bendición.
BENDIGO a los injustos, a los desalmados, a los asesinos, a los violadores, a los ladrones, a los abusivos, a los violentos, a los agresivos, a los temerosos y a los temerarios.
Reconozco en ellos a unos hijos de Dios.
Los bendigo pues a pesar de no comprenderlos, de que me hacen sentir un dolor y una angustia tremenda, me hacen recordar que mi amor y el amor de Dios es ilimitado. Porque lo que hacen, me hace recordar el bien y el amor como la única solución a los problemas. Porque al verlos, me doy cuenta de que yo no soy como ellos.
Y aunque ellos persistan en su tarea enfocados en el error, no podrán obtener el reino y ese es su eterno castigo. En sus actos llevan la penitencia.
Bendigo a mis detractores, a quienes me insultan y a quienes intentan ofenderme. Tengo la certeza de que en el amor de esta bendición va la cura y la contención al daño que intentan realizarme.
Mi amor es perfecto tal como lo es el amor de Dios.
A punto de concluir con la primer década de este siglo, deseo con toda mi alma y visualizo un mundo donde la bendición de los actos, cualesquiera que estos sean, purificara las almas y los corazones de los hombres y las mujeres, haciendo de este planeta y de este mundo, un mejor lugar para vivir.
Quizá parezca un loco, pero prefiero pensar positivo al no poder bajarme de este mundo.
Sé que para muchos lo que digo es inconcebible.
A los incrédulos, tambien les bendigo.
Bendigo a todos y les envío mi amor... simplemente, porque se me da la gana.
Asi es.
domingo, 15 de noviembre de 2009
Descanso?...chale...
Estamos en medio de un fin de semana largo. Ahora que por el 20 de noviembre. En medio de una de las peores crisis económicas y emocionales que recuerdo haber vivido en esta patria en la que me toco vivir, es increible que aun nos demos este tipo de lujos, como lo es el no trabajar. La historia universal nos muestra y nos demuestra, que las grandes naciones, los grandes hombres, las grandes sociedades, se han desarrollado gracias al trabajo arduo, conciente y profesional. Pero el caso mexicano es mas... especial. La verdad es que al mexicano promedio le gusta huevonear, holgazanear. Y no es que yo no disfrute de un rico momento de hueva sin mas obligación que rascarme la panza y sus alrededores. Pero hay niveles.
Recuerdo que cuando era estudiante, odiaba las vacaciones. Mi mayor afición era tomar clases y mi mejor pasatiempo el aprendizaje. Si, no puedo ocultar que siempre fui un estudiante aplicado, nerd y ñoño. Entregaba tareas, leia, escribia, me esforzaba, memorizaba y comprendía. Como una especie de emulo de Liza Simpson, las vacaciones o cualquier dia sin clase, era una tragedia para mi. Ahora me pasa algo similar con el trabajo. Me gusta asistir a trabajar y no me gustan los dias de asueto innecesarios.
Pero cuando veo el común denominador entre estudiantes, profesores y personal en general, pareciera que el común denominador es lo inverso. Como si se tuvieran miles de actividades pendientes, si fueran adictos al quehacer domestico o si se tuviera un montón de dinero para irse de viaje, la mayoría prefiere no asistir al trabajo siempre que se puede. Hasta la gripa (de cualquier indole) se ha convertido en un deseo, so pretexto de no acudir a laborar mientras se está enfermo.
Me pregunto si las ganas de no asistir a trabajar se debe a que no se disfruta de las labores que se desempeñan o si en verdad somos tan huevones.
Cabe la posibilidad de que se trate de ambas cosas o inclusive se adhieran mas razones.
Afortunadamente, aun no estoy tan agotado como para desear no trabajar.
Siempre me he imaginado que si algún día me ganara la loteria o algo por el estilo, me dedicaría a conocer el mundo. Pero si me sobrara el tiempo, seguramente seguiría trabajando.
He probado muchos trabajos, desde los trabajos fisicos de limpieza y jardinería, hasta los mas intelectuales como el que hoy desempeño.
Si tengo un área de mi vida en la que me considere bendecido y estoy totalmente agradecido es en el área laboral-profesional. Mas satisfecho no podría estar. Por eso, no me gustan los días de asueto. Porque me divierto y me gusta lo que hago a diario. Lo tedioso es no hacerlo.
Ojalá pueda ver algún día en esta vida, a la mayoría de los jovenes deseosos de asistir a clase y a la mayoría de los trabajadores deseosos de asistir a trabajar.
Creo firmemente que el día en que eso pase en México, realmente podremos decir que estamos en el camino del desarrollo.
Asi es.
Recuerdo que cuando era estudiante, odiaba las vacaciones. Mi mayor afición era tomar clases y mi mejor pasatiempo el aprendizaje. Si, no puedo ocultar que siempre fui un estudiante aplicado, nerd y ñoño. Entregaba tareas, leia, escribia, me esforzaba, memorizaba y comprendía. Como una especie de emulo de Liza Simpson, las vacaciones o cualquier dia sin clase, era una tragedia para mi. Ahora me pasa algo similar con el trabajo. Me gusta asistir a trabajar y no me gustan los dias de asueto innecesarios.
Pero cuando veo el común denominador entre estudiantes, profesores y personal en general, pareciera que el común denominador es lo inverso. Como si se tuvieran miles de actividades pendientes, si fueran adictos al quehacer domestico o si se tuviera un montón de dinero para irse de viaje, la mayoría prefiere no asistir al trabajo siempre que se puede. Hasta la gripa (de cualquier indole) se ha convertido en un deseo, so pretexto de no acudir a laborar mientras se está enfermo.
Me pregunto si las ganas de no asistir a trabajar se debe a que no se disfruta de las labores que se desempeñan o si en verdad somos tan huevones.
Cabe la posibilidad de que se trate de ambas cosas o inclusive se adhieran mas razones.
Afortunadamente, aun no estoy tan agotado como para desear no trabajar.
Siempre me he imaginado que si algún día me ganara la loteria o algo por el estilo, me dedicaría a conocer el mundo. Pero si me sobrara el tiempo, seguramente seguiría trabajando.
He probado muchos trabajos, desde los trabajos fisicos de limpieza y jardinería, hasta los mas intelectuales como el que hoy desempeño.
Si tengo un área de mi vida en la que me considere bendecido y estoy totalmente agradecido es en el área laboral-profesional. Mas satisfecho no podría estar. Por eso, no me gustan los días de asueto. Porque me divierto y me gusta lo que hago a diario. Lo tedioso es no hacerlo.
Ojalá pueda ver algún día en esta vida, a la mayoría de los jovenes deseosos de asistir a clase y a la mayoría de los trabajadores deseosos de asistir a trabajar.
Creo firmemente que el día en que eso pase en México, realmente podremos decir que estamos en el camino del desarrollo.
Asi es.
domingo, 8 de noviembre de 2009
Domingos de hueva.
No recuerdo con exactitud a que me dedicaba los fines de semana durante mi niñez. Recuerdo que veia a Chabelo los domingos, todos, sin falta. Recuerdo que la mayor novedad era ver a mi madre acostada por la mañana en su recamara. Debido a que era trabajadora de Pemex, solo los fines de semana podía verla de esa manera. Recuerdo su aliento por la mañana y el olor de las cremas y su maquillaje. Pero no recuerdo que hacía el resto del sabado o del domingo.
Al cumplir 12 años, ingresé al movimiento scout y fue así que cada 8 dias, sin falta durante los siguientes 9 años me reunía con mis "hermanos" scouts. Ya sea en reuniones ordinarias o en campamentos y excursiones, esos 9 años viví los mejores sábados y domingos de mi vida. Así celebraba navidades, dias de muertos, primaveras, veranos y todo tipo de festejos. Innolvidables las caminatas por todos los cerros de la región y los campamentos siempre que se podía. El escultismo (nombre oficial del movimiento scout) me llenó de ejercicio, salud, camaradería y contacto con la naturaleza.
Con el ingreso a la universidad, me fui alejando paulatinamente de los scouts y entró otra pasión a mi vida: La radio. Viernes por la noche, sábados y domingos hasta la medianoche me la pasé frente al micrófono. Del aire libre pasé a la cabina de radio. Fue así que la música y el micrófono llenaron mis fines de semana. Esos dorados años de aprendizaje y descubrimiento profesional fueron sin duda valiosisimos en mi desarrollo. Después, a partir de 1997 los fines de semana se volvieron... ociosos. Viajando de casa en casa, despertando tarde, viendo la televisión, no recuerdo nada significativo. Hace poco mas de un año, dedico los sábados al estudio de Ciencia de la Mente y los domingos siguen siendo una suerte de dias pérdidos. Entre la cama y la cocina, el domingo se me pasa fluctuante. Ahora que reflexiono en ello, me parece que estoy perdiendo el tiempo. Y es que, aunque la leyenda narre que Dios descansó el séptimo día, no dejo de sentirme improductivo.
Siempre me he sentido orgulloso de ser altamente productivo y estar lleno de ocupaciones. Me gusta cuando la gente se sorprende de todo lo que hago y como es que encuentro tiempo para ello. Pero debo confesar que ultimamente los domingos no hago gran cosa... excepto escribir este blog.
El domingo pasado lei medio libro (aproximadamente 200 páginas). Este domingo...mmm... vi dos peliculas y media, una en inglés sin traducción para ejercitarme... eso es lo mas productivo que he hecho.
Cuando los lunes me preguntan que hice el fin de semana, mis ojos se quedan fijos y mi boca se queda muda... que fea sensación es saber que has vivido al menos 12 horas y no tienes nada que decir al respecto.
Prometo buscar una actividad productiva a partir del próximo domingo. El ocio nunca me ha caido bien.
Y es que...me imagino que dentro de unos años, lamentaré gravemente haber pasado estos domingos de hueva y ocio.
Imagino que algún día añoraré la energía que hoy poseo.
Imagino que en algún momento necesitaré tiempo y me arrepentiré de haberlo perdido en estos domingos.
Sé que siempre hay que dedicarse tiempo a uno mismo. No estoy en contra de ello. Pero quizá 6 horas basten. Después de todo, no me hago manicure, pedicure ni ninguna de esas cosas a las que las mujeres llaman dedicarse tiempo a uno mismo.
Por otro lado, quiza sea buena idea dedicar el domingo a cultivar el espiritu. Algunas personas van a misa, pero eso ya no es para mi.
Habrá que pensar en algo...
Asi es.
Al cumplir 12 años, ingresé al movimiento scout y fue así que cada 8 dias, sin falta durante los siguientes 9 años me reunía con mis "hermanos" scouts. Ya sea en reuniones ordinarias o en campamentos y excursiones, esos 9 años viví los mejores sábados y domingos de mi vida. Así celebraba navidades, dias de muertos, primaveras, veranos y todo tipo de festejos. Innolvidables las caminatas por todos los cerros de la región y los campamentos siempre que se podía. El escultismo (nombre oficial del movimiento scout) me llenó de ejercicio, salud, camaradería y contacto con la naturaleza.
Con el ingreso a la universidad, me fui alejando paulatinamente de los scouts y entró otra pasión a mi vida: La radio. Viernes por la noche, sábados y domingos hasta la medianoche me la pasé frente al micrófono. Del aire libre pasé a la cabina de radio. Fue así que la música y el micrófono llenaron mis fines de semana. Esos dorados años de aprendizaje y descubrimiento profesional fueron sin duda valiosisimos en mi desarrollo. Después, a partir de 1997 los fines de semana se volvieron... ociosos. Viajando de casa en casa, despertando tarde, viendo la televisión, no recuerdo nada significativo. Hace poco mas de un año, dedico los sábados al estudio de Ciencia de la Mente y los domingos siguen siendo una suerte de dias pérdidos. Entre la cama y la cocina, el domingo se me pasa fluctuante. Ahora que reflexiono en ello, me parece que estoy perdiendo el tiempo. Y es que, aunque la leyenda narre que Dios descansó el séptimo día, no dejo de sentirme improductivo.
Siempre me he sentido orgulloso de ser altamente productivo y estar lleno de ocupaciones. Me gusta cuando la gente se sorprende de todo lo que hago y como es que encuentro tiempo para ello. Pero debo confesar que ultimamente los domingos no hago gran cosa... excepto escribir este blog.
El domingo pasado lei medio libro (aproximadamente 200 páginas). Este domingo...mmm... vi dos peliculas y media, una en inglés sin traducción para ejercitarme... eso es lo mas productivo que he hecho.
Cuando los lunes me preguntan que hice el fin de semana, mis ojos se quedan fijos y mi boca se queda muda... que fea sensación es saber que has vivido al menos 12 horas y no tienes nada que decir al respecto.
Prometo buscar una actividad productiva a partir del próximo domingo. El ocio nunca me ha caido bien.
Y es que...me imagino que dentro de unos años, lamentaré gravemente haber pasado estos domingos de hueva y ocio.
Imagino que algún día añoraré la energía que hoy poseo.
Imagino que en algún momento necesitaré tiempo y me arrepentiré de haberlo perdido en estos domingos.
Sé que siempre hay que dedicarse tiempo a uno mismo. No estoy en contra de ello. Pero quizá 6 horas basten. Después de todo, no me hago manicure, pedicure ni ninguna de esas cosas a las que las mujeres llaman dedicarse tiempo a uno mismo.
Por otro lado, quiza sea buena idea dedicar el domingo a cultivar el espiritu. Algunas personas van a misa, pero eso ya no es para mi.
Habrá que pensar en algo...
Asi es.
domingo, 1 de noviembre de 2009
El monstruo que todos llevamos dentro...
monstruo.
(Del lat. monstrum, con infl. de monstruoso).
1. m. Producción contra el orden regular de la naturaleza.
2. m. Ser fantástico que causa espanto.
3. m. Cosa excesivamente grande o extraordinaria en cualquier línea.
4. m. Persona o cosa muy fea.
5. m. Persona muy cruel y perversa.
6. m. coloq. Persona de extraordinarias cualidades para desempeñar una actividad determinada.
7. m. Versos sin sentido que el maestro compositor escribe para indicar al libretista dónde ha de colocar el acento en los cantables.
Los seres humanos siempre hemos sentido fascinación por los mostros. Como dice el dicho, "me gusta pero me asusta". Y es que, al igual que pasa con el amor y el odio, los mostros y los héroes forman parte de la misma casta, de la misma línea, del mismo género.
Como supone la mayoría de quienes me conocen por mi alterego y en persona real de la vida humana común y corriente, me identifico con Frankenstein. Solo que mi nombre está compuesto por mi apodo "artistico" adoptado en la radio hace 14 años, cuando un radio escucha me bautizara así "Frak" y por el apellido "Einstein", como una especie de honor al genio, adoptando en actitud soberbia una herencia que no existe. Asi surge Frak Einstein, que por similitud sonora se confunde con Frankenstein, el mostro.
A través de este personaje, que no es otro que yo mismo, doy rienda suelta a mis fantasías de genialidad, de libertad y de superioridad.
Es Frakeinstein el que puede opinar de cualquier tema como si lo dominase, es Frakeinstein quien puede gozar de fama, aceptar que es pedorro o aceptar que siente fascinación por lo prohibido.
Si le preguntan a Efrain, el es mas conservador, tradicionalista y hasta un poco chillón. Es una batalla entre el humano y el semidios. Una batalla épica que se desarrolla desde el principio de los tiempos.
En la novela de Mary Shelley, Frankenstein el Doctor, jugando a ser Dios, logra construir a un ser humano a partir de restos humanos y después, al poner nuevamente a latir su corazón, le da vida.
La paradoja en la historia se desarrolla mediante una interrogante: ¿Podemos dar vida, pero no podemos dar espiritu o alma?
Y Frankenstein, el mostro, solo desea algo, poder ser capaz de inspirar amor en los seres humanos. Ser amado.
Mientras es despreciado por ser una criatura horrible, no humana, no divina, Frankenstein y su falta de alma, encuentra que es facil matar o hacer cualquier atrocidad. Y esta suerte de Adán devenido en mostruosidad le hace una última súplica a su creador, su padre: Quiere una compañera.
Al salir todo mal, la criatura se rebela contra su creador. Le traiciona y le mata.
¿Qué tiene esto que ver con mi propia vida?
Quisiera decir que muy poco. Pero es evidente que la inseguridad y la falta de autoestima inherente a los seres humanos que nos ha tocado vivir en estos tiempos, nos muestra la misma encrucijada: El deseo de ser amados a pesar de nuestros defectos y errores.
A pesar de eso, algo me separa de Frankenstein el mostro. La conciencia de mi divinidad y de mi propia alma. Siendo asi, mi alter ego, aunque suena a mostro, se vuelve la antitesis del mismo.
Frak Einstein, el ser espiritual.
Frak Einstein, el humano.
Frak Einstein, el mostro genio.
Todos llevamos dentro nuestro propio mostro y nuestra propia alma.
Quiza por eso en este dia de muertos, jugamos a "disfrazarnos" y a sacar nuestras perversiones y maldades en forma de juego y diversión.
Frak Einstein, mi monstruo personal, tambien lo hace, solo que convive conmigo a diario.
Asi es.
(Del lat. monstrum, con infl. de monstruoso).
1. m. Producción contra el orden regular de la naturaleza.
2. m. Ser fantástico que causa espanto.
3. m. Cosa excesivamente grande o extraordinaria en cualquier línea.
4. m. Persona o cosa muy fea.
5. m. Persona muy cruel y perversa.
6. m. coloq. Persona de extraordinarias cualidades para desempeñar una actividad determinada.
7. m. Versos sin sentido que el maestro compositor escribe para indicar al libretista dónde ha de colocar el acento en los cantables.
Los seres humanos siempre hemos sentido fascinación por los mostros. Como dice el dicho, "me gusta pero me asusta". Y es que, al igual que pasa con el amor y el odio, los mostros y los héroes forman parte de la misma casta, de la misma línea, del mismo género.
Como supone la mayoría de quienes me conocen por mi alterego y en persona real de la vida humana común y corriente, me identifico con Frankenstein. Solo que mi nombre está compuesto por mi apodo "artistico" adoptado en la radio hace 14 años, cuando un radio escucha me bautizara así "Frak" y por el apellido "Einstein", como una especie de honor al genio, adoptando en actitud soberbia una herencia que no existe. Asi surge Frak Einstein, que por similitud sonora se confunde con Frankenstein, el mostro.
A través de este personaje, que no es otro que yo mismo, doy rienda suelta a mis fantasías de genialidad, de libertad y de superioridad.
Es Frakeinstein el que puede opinar de cualquier tema como si lo dominase, es Frakeinstein quien puede gozar de fama, aceptar que es pedorro o aceptar que siente fascinación por lo prohibido.
Si le preguntan a Efrain, el es mas conservador, tradicionalista y hasta un poco chillón. Es una batalla entre el humano y el semidios. Una batalla épica que se desarrolla desde el principio de los tiempos.
En la novela de Mary Shelley, Frankenstein el Doctor, jugando a ser Dios, logra construir a un ser humano a partir de restos humanos y después, al poner nuevamente a latir su corazón, le da vida.
La paradoja en la historia se desarrolla mediante una interrogante: ¿Podemos dar vida, pero no podemos dar espiritu o alma?
Y Frankenstein, el mostro, solo desea algo, poder ser capaz de inspirar amor en los seres humanos. Ser amado.
Mientras es despreciado por ser una criatura horrible, no humana, no divina, Frankenstein y su falta de alma, encuentra que es facil matar o hacer cualquier atrocidad. Y esta suerte de Adán devenido en mostruosidad le hace una última súplica a su creador, su padre: Quiere una compañera.
Al salir todo mal, la criatura se rebela contra su creador. Le traiciona y le mata.
¿Qué tiene esto que ver con mi propia vida?
Quisiera decir que muy poco. Pero es evidente que la inseguridad y la falta de autoestima inherente a los seres humanos que nos ha tocado vivir en estos tiempos, nos muestra la misma encrucijada: El deseo de ser amados a pesar de nuestros defectos y errores.
A pesar de eso, algo me separa de Frankenstein el mostro. La conciencia de mi divinidad y de mi propia alma. Siendo asi, mi alter ego, aunque suena a mostro, se vuelve la antitesis del mismo.
Frak Einstein, el ser espiritual.
Frak Einstein, el humano.
Frak Einstein, el mostro genio.
Todos llevamos dentro nuestro propio mostro y nuestra propia alma.
Quiza por eso en este dia de muertos, jugamos a "disfrazarnos" y a sacar nuestras perversiones y maldades en forma de juego y diversión.
Frak Einstein, mi monstruo personal, tambien lo hace, solo que convive conmigo a diario.
Asi es.
domingo, 25 de octubre de 2009
El amor, la luz que no se extingue.
Es de noche... durante el dia llovió de forma mas o menos permanente... por lapsos... por la calle, se escucha al vendedor de elotes que tocando su chicharra grita a todo pulmón "eloooteeeeeesssssss". En el cuarto contiguo escucho la televisión.
Busco un poco de soledad y calma para inspirarme en el diario de esta semana. Acabo de conversar largamente con un amigo en el chat. Pareciera que las ideas se me agotaron en la plática. Durante todo el día, leí el libro mas reciente de Coehlo "El Vencedor está solo", llegué a la mitad. Coehlo siempre ha sido tan oportuno en mi vida...
En esta ocasión plantea si es válido destruir universos por amor.
Aun no llego al final, pero la sola idea de "matar" por amor, me suena demasiado fuerte de inicio. Cuando se le pone en perspectiva pierde dureza. Estoy seguro de que mas de uno ha tenido la idea, tan solo eso, la idea de matar por amor. En un episodio de celos, en un episodio de peligro del ser amado, en un episodio de locura y desespero. Dicen los entendidos que los crimenes pasionales son los peores de todos.
¿Será?
Es muy probable que asi sea. En ese punto me llego a incomodar un poco, pues la idea del amor me parece un tanto difusa.
¿Hay varios tipos de amor? Debo reconocer que no se me enseñó a amar de pequeño y aun tengo dudas sobre la naturaleza de mis propios sentimientos.
Caridad, compasión, cariño, querencia, pasión, ternura, adoración, simpatía, deseo, necesidad, dependencia...parecieran todos ellos matices de aquello que llamamos amor. Matices que varían en intensidad, complejidad, placer o dolor. Y nos confundimos.
A veces creemos amar, a veces creemos que solo queremos, a veces no sabemos ni lo que sentimos.
Es el cúmulo de todos ellos, en dirección de una misma persona, lo que nos hace creer que amamos, en el sentido amplio de la palabra.
Y si amamos, de esa forma, ¿Destruiríamos universos por ese amor?
En alguna ocasión, leí que al ser el amor, todo bondad, todo pureza y por consecuencia, el mas alto y noble de los sentimientos, cuando uno ama, solo cosas buenas pueden salir de uno. En ese momento, compré esa idea.
Aun sigo creyendo que no sería capaz de matar por amor. Sin embargo, la reflexión que propone Coehlo es cuando menos interesante.
La verdad es que ninguno de nosotros sabe de lo que es capaz de hacer hasta que lo hace.
Si lo vemos desde otro punto de vista,un poco mas místico, un poco mas cuántico y un poco mas romántico. Morimos y nacemos a diario.
A diario, creamos y destruimos universos. El mundo que hoy se duerme conmigo, mañana ya no lo será mas. Y es que basta que una mosca muera o que un elefante decida no regresar a la manada para que el mundo, el universo no sea el mismo.
Ni decir nada sobre la muerte. A diario mueren y nacen personas. Quizá el problema sea, esa maldita necesidad de medir el mundo a partir de nosotros, de nuestra realidad y de nuestra locura. Es correcto, si. Pero no es verdad.
Sabemos que aunque faltemos, que no despertemos el día de mañana, el sol seguirá existiendo, el mundo seguirá rodando y la vida seguirá su curso. También sabemos que el día en que ya no estemos mas en este mundo, habremos cambiado el universo.
Cuando tengo este tipo de conflictos, me gusta salir por la noche y observar el cielo. En el firmamento hay estrellas, que murieron hace millones de años y que sin embargo, dada la distancia a la que se encontraban, su luz sigue llegando al planeta y nos da la idea de que siguen ahi.
Algo asi pasa con los seres humanos. Hay quienes a pesar de haber muerto, nos siguen iluminando con su luz, que no se extingue y que los mantiene vivos a la percepción de nuestros sentidos.
Si es posible que alguien destruya universos en nombre del amor, en nombre del amor, entonces, se deberían poder crear algunos otros.
Eso sería lo justo. No se si quienes matan por amor, realmente estén amando a alguien. Pero estoy seguro que los que aman, nos siguen iluminando, aun despues de muertos.
Asi es.
Busco un poco de soledad y calma para inspirarme en el diario de esta semana. Acabo de conversar largamente con un amigo en el chat. Pareciera que las ideas se me agotaron en la plática. Durante todo el día, leí el libro mas reciente de Coehlo "El Vencedor está solo", llegué a la mitad. Coehlo siempre ha sido tan oportuno en mi vida...
En esta ocasión plantea si es válido destruir universos por amor.
Aun no llego al final, pero la sola idea de "matar" por amor, me suena demasiado fuerte de inicio. Cuando se le pone en perspectiva pierde dureza. Estoy seguro de que mas de uno ha tenido la idea, tan solo eso, la idea de matar por amor. En un episodio de celos, en un episodio de peligro del ser amado, en un episodio de locura y desespero. Dicen los entendidos que los crimenes pasionales son los peores de todos.
¿Será?
Es muy probable que asi sea. En ese punto me llego a incomodar un poco, pues la idea del amor me parece un tanto difusa.
¿Hay varios tipos de amor? Debo reconocer que no se me enseñó a amar de pequeño y aun tengo dudas sobre la naturaleza de mis propios sentimientos.
Caridad, compasión, cariño, querencia, pasión, ternura, adoración, simpatía, deseo, necesidad, dependencia...parecieran todos ellos matices de aquello que llamamos amor. Matices que varían en intensidad, complejidad, placer o dolor. Y nos confundimos.
A veces creemos amar, a veces creemos que solo queremos, a veces no sabemos ni lo que sentimos.
Es el cúmulo de todos ellos, en dirección de una misma persona, lo que nos hace creer que amamos, en el sentido amplio de la palabra.
Y si amamos, de esa forma, ¿Destruiríamos universos por ese amor?
En alguna ocasión, leí que al ser el amor, todo bondad, todo pureza y por consecuencia, el mas alto y noble de los sentimientos, cuando uno ama, solo cosas buenas pueden salir de uno. En ese momento, compré esa idea.
Aun sigo creyendo que no sería capaz de matar por amor. Sin embargo, la reflexión que propone Coehlo es cuando menos interesante.
La verdad es que ninguno de nosotros sabe de lo que es capaz de hacer hasta que lo hace.
Si lo vemos desde otro punto de vista,un poco mas místico, un poco mas cuántico y un poco mas romántico. Morimos y nacemos a diario.
A diario, creamos y destruimos universos. El mundo que hoy se duerme conmigo, mañana ya no lo será mas. Y es que basta que una mosca muera o que un elefante decida no regresar a la manada para que el mundo, el universo no sea el mismo.
Ni decir nada sobre la muerte. A diario mueren y nacen personas. Quizá el problema sea, esa maldita necesidad de medir el mundo a partir de nosotros, de nuestra realidad y de nuestra locura. Es correcto, si. Pero no es verdad.
Sabemos que aunque faltemos, que no despertemos el día de mañana, el sol seguirá existiendo, el mundo seguirá rodando y la vida seguirá su curso. También sabemos que el día en que ya no estemos mas en este mundo, habremos cambiado el universo.
Cuando tengo este tipo de conflictos, me gusta salir por la noche y observar el cielo. En el firmamento hay estrellas, que murieron hace millones de años y que sin embargo, dada la distancia a la que se encontraban, su luz sigue llegando al planeta y nos da la idea de que siguen ahi.
Algo asi pasa con los seres humanos. Hay quienes a pesar de haber muerto, nos siguen iluminando con su luz, que no se extingue y que los mantiene vivos a la percepción de nuestros sentidos.
Si es posible que alguien destruya universos en nombre del amor, en nombre del amor, entonces, se deberían poder crear algunos otros.
Eso sería lo justo. No se si quienes matan por amor, realmente estén amando a alguien. Pero estoy seguro que los que aman, nos siguen iluminando, aun despues de muertos.
Asi es.
domingo, 18 de octubre de 2009
La lealtad en Estocolmo.
Hace 36 años en Suecia, un incidente en un banco, llamó la atención de la sociedad mundial y en especial de los psicólogos y psiquiatras: Después de haber sido liberada de un secuestro, una ex-rehén le daba un beso de despedida a su captor.
¿Cómo era posible que eso sucediera?
Se desarrolló entonces la teoría de un síndrome tan antiguo como la historia de la humanidad: El síndrome de Estocolmo.
La característica principal de este síndrome es que la víctima llega a sentir afecto y complicidad por y con su victimario. Los estudios psicológicos no se han limitado al campo de las víctimas de secuestro, sino a cualquier caso de abuso o relación de poder donde hay dos componentes básicos: Un opresor y un oprimido.
Es así, que tenemos múltiples ejemplos en la vida cotidiana y dentro de la sabiduría popular que confirman este síndrome.
El caso del hijo(a) que a pesar de ser abusado y maltratado por sus padres o al menos uno de ellos, le defiende y le ama, porque, después de todo, son sus padres.
La mujer que a pesar del maltrato en su relación, defiende y justifica a su "pareja".
El empleado que defiende, idolatra o ama a su jefe tirano (remember a Smithers y el Sr. Burns).
El país que reelige al mandatario o al partido político que los mantiene...muertos de hambre.
La organización sindical que defiende a su déspota líder síndical.
Pareciera que si no forma parte de su naturaleza, al menos, lo mismo hemos contagiado a nuestras mascotas. A pesar del maltrato y encierro en que los mantenemos, nuestros perros, gatos, pajaros... nos dan amor y lealtad, en un injusto intercambio de esclavitud por cariño.
Ups! Momento, momento.
¿Escribí la palabra "Lealtad"? (Esto no suena bien)
Corro al Wikipedia y encuentro:
"La lealtad es una obligación de fidelidad que un sujeto o ciudadano le debe a su estado o monarca."
¿Puede una victima desarrollar Lealtad con su victimario?
Es posible. La mayoría de los mexicanos defendemos a México, a pesar de que nos quejamos de las condiciones del país y de su gobierno.
Estoy casi seguro de que si un mandatario cualquiera, ofendiera a Felipe Calderón, muchos, muchos Mexicanos tomariamos la ofensa como algo personal.
Y es que, nadie se atreve a pegarle a mi vieja, para pegarle nomás yo. Finalmente, si alguien me ha de hacer sufrir, quiero que sea alguien conocido.
Al parecer, hemos tomado el valor de la lealtad como pretexto para justificar que sufrimos del sindrome de Estocolmo. Ser leal está bien, estar enfermo, está mal.
Al parecer la explicación humana a tan singular y raro comportamiento, es muy simple. Defendemos a nuestro opresores por la sencilla razón de que para poder soportar el maltrato nos convencemos de que está bien.
Es decir, justificamos el maltrato o la opresión.
Es borracho porque le faltó amor de niño. No es que sea una piruja, es que es inmadura. Aunque tuvieramos dinero, no podriamos gastarlo. Si yo acepté, ahora me friego. No quiso pegarme, pierde el control de vez en cuando, pero la mayor parte del tiempo es una buena persona. No es que me ignore, le gusto tanto que se da su importancia. Después de todo, es el mejor que me ha tratado. Etcetera, etc., etc.
¿Te suena alguna de estas frases? Estoy seguro de que tendrás algunas muy tuyas.
Es de verdad sumamente difícil abrir los ojos a una realidad que de tan clara y burda, parece un chiste mal contado.
"En muchos casos las víctimas eligen seguir siendo leales a su abusador, y eligen no dejarle, incluso cuando se les ofrece una colocación segura en hogares adoptivos o casas de seguridad."
Por mucho que te lama la mano tu perro, disfrutará como nunca antes que lo sueltes a correr en el campo abierto. Sin embargo, son pocos los perros domesticados que viendo la puerta abierta resisten la tentación a escaparse... y no regresar.
Valga la pena, escuchar o leer los testimonios de las personas que han sido liberadas o se han liberado por si mismas.
Mujeres divorciadas, personas que han cambiado de trabajo, hijos que por fin tienen su casa fuera del hogar materno. Después de un tiempo, será muy raro quien diga que desea volver a vivir en el estado de opresión en que se encontraba. La mayoría recomendarán la emancipación. Todos aceptarán que les dio miedo dar el primer paso a su libertad.
Asi es.
¿Cómo era posible que eso sucediera?
Se desarrolló entonces la teoría de un síndrome tan antiguo como la historia de la humanidad: El síndrome de Estocolmo.
La característica principal de este síndrome es que la víctima llega a sentir afecto y complicidad por y con su victimario. Los estudios psicológicos no se han limitado al campo de las víctimas de secuestro, sino a cualquier caso de abuso o relación de poder donde hay dos componentes básicos: Un opresor y un oprimido.
Es así, que tenemos múltiples ejemplos en la vida cotidiana y dentro de la sabiduría popular que confirman este síndrome.
El caso del hijo(a) que a pesar de ser abusado y maltratado por sus padres o al menos uno de ellos, le defiende y le ama, porque, después de todo, son sus padres.
La mujer que a pesar del maltrato en su relación, defiende y justifica a su "pareja".
El empleado que defiende, idolatra o ama a su jefe tirano (remember a Smithers y el Sr. Burns).
El país que reelige al mandatario o al partido político que los mantiene...muertos de hambre.
La organización sindical que defiende a su déspota líder síndical.
Pareciera que si no forma parte de su naturaleza, al menos, lo mismo hemos contagiado a nuestras mascotas. A pesar del maltrato y encierro en que los mantenemos, nuestros perros, gatos, pajaros... nos dan amor y lealtad, en un injusto intercambio de esclavitud por cariño.
Ups! Momento, momento.
¿Escribí la palabra "Lealtad"? (Esto no suena bien)
Corro al Wikipedia y encuentro:
"La lealtad es una obligación de fidelidad que un sujeto o ciudadano le debe a su estado o monarca."
¿Puede una victima desarrollar Lealtad con su victimario?
Es posible. La mayoría de los mexicanos defendemos a México, a pesar de que nos quejamos de las condiciones del país y de su gobierno.
Estoy casi seguro de que si un mandatario cualquiera, ofendiera a Felipe Calderón, muchos, muchos Mexicanos tomariamos la ofensa como algo personal.
Y es que, nadie se atreve a pegarle a mi vieja, para pegarle nomás yo. Finalmente, si alguien me ha de hacer sufrir, quiero que sea alguien conocido.
Al parecer, hemos tomado el valor de la lealtad como pretexto para justificar que sufrimos del sindrome de Estocolmo. Ser leal está bien, estar enfermo, está mal.
Al parecer la explicación humana a tan singular y raro comportamiento, es muy simple. Defendemos a nuestro opresores por la sencilla razón de que para poder soportar el maltrato nos convencemos de que está bien.
Es decir, justificamos el maltrato o la opresión.
Es borracho porque le faltó amor de niño. No es que sea una piruja, es que es inmadura. Aunque tuvieramos dinero, no podriamos gastarlo. Si yo acepté, ahora me friego. No quiso pegarme, pierde el control de vez en cuando, pero la mayor parte del tiempo es una buena persona. No es que me ignore, le gusto tanto que se da su importancia. Después de todo, es el mejor que me ha tratado. Etcetera, etc., etc.
¿Te suena alguna de estas frases? Estoy seguro de que tendrás algunas muy tuyas.
Es de verdad sumamente difícil abrir los ojos a una realidad que de tan clara y burda, parece un chiste mal contado.
"En muchos casos las víctimas eligen seguir siendo leales a su abusador, y eligen no dejarle, incluso cuando se les ofrece una colocación segura en hogares adoptivos o casas de seguridad."
Por mucho que te lama la mano tu perro, disfrutará como nunca antes que lo sueltes a correr en el campo abierto. Sin embargo, son pocos los perros domesticados que viendo la puerta abierta resisten la tentación a escaparse... y no regresar.
Valga la pena, escuchar o leer los testimonios de las personas que han sido liberadas o se han liberado por si mismas.
Mujeres divorciadas, personas que han cambiado de trabajo, hijos que por fin tienen su casa fuera del hogar materno. Después de un tiempo, será muy raro quien diga que desea volver a vivir en el estado de opresión en que se encontraba. La mayoría recomendarán la emancipación. Todos aceptarán que les dio miedo dar el primer paso a su libertad.
Asi es.
domingo, 11 de octubre de 2009
Sueños, motos y miedos.
Mi moto es uno de esos objetos que uno atesora porque son sueños vueltos realidad. La primera vez que manejé una moto fue a la edad de 9 años se trataba de una "pony" Carabela, que me prestó un novio de mi hermana/sobrina Lolis para poder quedarse a solas con ella, dándose amor. Aficionado a mi bicicleta Bimex, subirme a la moto por primera vez fue una experiencia religiosa. Como podrán imaginarse, mi carta a Santa Claus de ese año, solicitaba una moto con caracter de urgencia. Mi papá, que nunca fingió ser Santa Claus ni siquiera porque tenía una panza similar, denegó mi petición. Mi mamá me mandó olimpicamente al carajo. Ambas negaciones fueron acompañadas de los típicos sermones, de que las motos eran vehiculos suicidas, que eran peligrosas, que mejor me regalaban una pistola... en fin.
Asi que lo primero que hice, cuando comencé a tener mi propio dinero, fue comprarme todos esos regalos negados por peligrosos, costosos, suicidas, etc...
Mi primera moto fue una humilde scooter y apenas el año pasado me compré mi moto Chopper. Hoy estuve puliendo mi moto durante mediodia. Pulir mi moto es como pulir mis sueños.
Imagínate por un momento que no tuvieras, noción ni reverenda idea de lo bueno o lo malo. Que no tuvieras juicios o prejuicios, ni miedo al infierno, al cielo o al pecado.
Dice el libro ¿Quién se ha llevado mi queso? a mitad de la narración, en el climax de la historia, "¿Qué harías si no tuvieras miedo?".Cuando leí por primera vez esa pregunta hace aproximadamente 10 años, me sentí inyectado por una valentía inusitada e hice muchas cosas. Cuando le hago esa pregunta a otras personas, noto como un brillo ilumina su mirada y su imaginación vuela a infinidad de lugares.
Quizá uno de los mayores retos de la vida es liberarse del miedo. Aun mas difícil es liberarse del miedo al miedo. Nos han programado de tal forma que el miedo controla y paraliza nuestra vida y nuestras decisiones.
Tenemos miedo a la justicia, al infierno, al castigo divino, al castigo terrenal, al karma, al pecado, al mal, a la gente mala, a los accidentes, a la muerte, a la vida eterna, al diablo, a los muertos, a los animales venenosos, a las plantas venenosas, al cambio, a los bichos, a nuestro pasado, al futuro, al presente, a amar, a ser amado, a las enfermedades, a la soledad, al ridiculo, al fracaso, a la pobreza... ufff.. la lista puede ser interminable.
Son pocas las personas que vencen el miedo y deciden vivir. Libremente.
Te lo vuelvo a pedir. Imaginate por un momento, que no existe aquello a lo que tienes miedo. NO EXISTE. ¿Qué harías?
Sin duda alguna, si cuando me subo a mi moto, estuviera pensando en que un trailer me va a pasar por encima, nunca jamás me subiría a mi moto.
Pero para mi, la experiencia de andar en moto, es sumamente agradable y gratificante por si misma. No sólo desafío las ideas anquilosadas y pesimistas de mis padres cuando lo hago. También me demuestro y me recuerdo a mi mismo, que soy capaz de cumplir mis sueños. Siento el aire sobre el rostro, siento la velocidad y la adrenalina, siento el control que ejerzo a la maquina y me siento vivo al estar en el momento presente, concentrado, sin pasado ni futuro. Alguna vez bauticé a la experiencia, como el motociclismo ZEN.
El propósito de este blog, no es convencer a la gente de andar en moto. El propósito es el de animarlos a pensar (cuando menos) en lo que podrían disfrutar si por fin, vencieran sus miedos.
Me gusta desafiar mis miedos. Alguna vez de adolescente, dormí una noche entera en un cementerio. En otra ocasión hice una excursión nocturna caminando toda la noche en un cerro que era desconocido para mi. He viajado sin un peso a lugares recónditos, he pasado canciones con "groserias" en la radio, me compré una pistola de diabolos, todos mis examenes importantes los he presentado sin estudiar, me he enamorado y he amado sin garantías ni seguridad de respuesta, he asistido a una sesión de brujería, me he subido a los juegos temerarios de la feria y entre otras cosas, vi el reestreno de la película el Exorcista en la función de medianoche, solo.
Sé que mas de uno de ustedes, estará pensando a estas alturas que soy un maniatíco amante de la adrenalina y que además tengo tendencias suicidas.
La verdad es que tengo muchos miedos. La verdad es que he pasado noches en vela temeroso de lo que podrá suceder. La verdad es que en numerosas ocasiones he llorado de puro miedo. Me considero una persona mas bien de un estilo de vida conservador y prefiero una tarde platicando, tomando café o comiendo palomitas que una noche destrampada en una discotheque. La verdad es que oro todos los días, creo en las verdades espirituales y soy romántico y poeta.
Y cuando me siento paralizado por el miedo, niego su poder, afirmo la verdad sobre la situación y me pregunto a mi mismo: ¿Qué harías si no tuvieras miedo? Y si es prudente, necesario, indispensable y/o sano, lo hago. Si no, al menos ya desterré el miedo de mi vida.
El miedo es un instinto básico de supervivencia. Si nunca sintieramos miedo, nos expondriamos a morir de manera prematura. Pero es diferente, sentir miedo en medio de una balacera, y sentir miedo a tomar decisiones cuando la recompensa será el placer o la plenitud. Hay peligros reales y peligros irreales.
Hoy en día, muchas personas andan en moto. Ya ni siquiera creo que hacerlo sea algo temerario en la actualidad. Sin embargo, para mi, sigue siendo uno de mis sueños hechos realidad. Y hoy decidí pulir mis sueños, mientras pulía mi moto.
Quizá quieras en este momento, revisar tus sueños, los que has cumplido y los que te falta por realizar. Pulir tus sueños los mantiene vigentes, te mantiene agradecido y consciente de tus bendiciones. te mantiene sintonizado con la energía divina creativa.
¿Qué harías si no tuvieras miedo?
Si la respuesta te conduce al cumplimiento de uno o mas de tus sueños. Sabes que tu meta, es derrotar el miedo lo mas pronto posible.
Asi es.
Asi que lo primero que hice, cuando comencé a tener mi propio dinero, fue comprarme todos esos regalos negados por peligrosos, costosos, suicidas, etc...
Mi primera moto fue una humilde scooter y apenas el año pasado me compré mi moto Chopper. Hoy estuve puliendo mi moto durante mediodia. Pulir mi moto es como pulir mis sueños.
Imagínate por un momento que no tuvieras, noción ni reverenda idea de lo bueno o lo malo. Que no tuvieras juicios o prejuicios, ni miedo al infierno, al cielo o al pecado.
Dice el libro ¿Quién se ha llevado mi queso? a mitad de la narración, en el climax de la historia, "¿Qué harías si no tuvieras miedo?".Cuando leí por primera vez esa pregunta hace aproximadamente 10 años, me sentí inyectado por una valentía inusitada e hice muchas cosas. Cuando le hago esa pregunta a otras personas, noto como un brillo ilumina su mirada y su imaginación vuela a infinidad de lugares.
Quizá uno de los mayores retos de la vida es liberarse del miedo. Aun mas difícil es liberarse del miedo al miedo. Nos han programado de tal forma que el miedo controla y paraliza nuestra vida y nuestras decisiones.
Tenemos miedo a la justicia, al infierno, al castigo divino, al castigo terrenal, al karma, al pecado, al mal, a la gente mala, a los accidentes, a la muerte, a la vida eterna, al diablo, a los muertos, a los animales venenosos, a las plantas venenosas, al cambio, a los bichos, a nuestro pasado, al futuro, al presente, a amar, a ser amado, a las enfermedades, a la soledad, al ridiculo, al fracaso, a la pobreza... ufff.. la lista puede ser interminable.
Son pocas las personas que vencen el miedo y deciden vivir. Libremente.
Te lo vuelvo a pedir. Imaginate por un momento, que no existe aquello a lo que tienes miedo. NO EXISTE. ¿Qué harías?
Sin duda alguna, si cuando me subo a mi moto, estuviera pensando en que un trailer me va a pasar por encima, nunca jamás me subiría a mi moto.
Pero para mi, la experiencia de andar en moto, es sumamente agradable y gratificante por si misma. No sólo desafío las ideas anquilosadas y pesimistas de mis padres cuando lo hago. También me demuestro y me recuerdo a mi mismo, que soy capaz de cumplir mis sueños. Siento el aire sobre el rostro, siento la velocidad y la adrenalina, siento el control que ejerzo a la maquina y me siento vivo al estar en el momento presente, concentrado, sin pasado ni futuro. Alguna vez bauticé a la experiencia, como el motociclismo ZEN.
El propósito de este blog, no es convencer a la gente de andar en moto. El propósito es el de animarlos a pensar (cuando menos) en lo que podrían disfrutar si por fin, vencieran sus miedos.
Me gusta desafiar mis miedos. Alguna vez de adolescente, dormí una noche entera en un cementerio. En otra ocasión hice una excursión nocturna caminando toda la noche en un cerro que era desconocido para mi. He viajado sin un peso a lugares recónditos, he pasado canciones con "groserias" en la radio, me compré una pistola de diabolos, todos mis examenes importantes los he presentado sin estudiar, me he enamorado y he amado sin garantías ni seguridad de respuesta, he asistido a una sesión de brujería, me he subido a los juegos temerarios de la feria y entre otras cosas, vi el reestreno de la película el Exorcista en la función de medianoche, solo.
Sé que mas de uno de ustedes, estará pensando a estas alturas que soy un maniatíco amante de la adrenalina y que además tengo tendencias suicidas.
La verdad es que tengo muchos miedos. La verdad es que he pasado noches en vela temeroso de lo que podrá suceder. La verdad es que en numerosas ocasiones he llorado de puro miedo. Me considero una persona mas bien de un estilo de vida conservador y prefiero una tarde platicando, tomando café o comiendo palomitas que una noche destrampada en una discotheque. La verdad es que oro todos los días, creo en las verdades espirituales y soy romántico y poeta.
Y cuando me siento paralizado por el miedo, niego su poder, afirmo la verdad sobre la situación y me pregunto a mi mismo: ¿Qué harías si no tuvieras miedo? Y si es prudente, necesario, indispensable y/o sano, lo hago. Si no, al menos ya desterré el miedo de mi vida.
El miedo es un instinto básico de supervivencia. Si nunca sintieramos miedo, nos expondriamos a morir de manera prematura. Pero es diferente, sentir miedo en medio de una balacera, y sentir miedo a tomar decisiones cuando la recompensa será el placer o la plenitud. Hay peligros reales y peligros irreales.
Hoy en día, muchas personas andan en moto. Ya ni siquiera creo que hacerlo sea algo temerario en la actualidad. Sin embargo, para mi, sigue siendo uno de mis sueños hechos realidad. Y hoy decidí pulir mis sueños, mientras pulía mi moto.
Quizá quieras en este momento, revisar tus sueños, los que has cumplido y los que te falta por realizar. Pulir tus sueños los mantiene vigentes, te mantiene agradecido y consciente de tus bendiciones. te mantiene sintonizado con la energía divina creativa.
¿Qué harías si no tuvieras miedo?
Si la respuesta te conduce al cumplimiento de uno o mas de tus sueños. Sabes que tu meta, es derrotar el miedo lo mas pronto posible.
Asi es.
lunes, 5 de octubre de 2009
Los viajes nocturnos.
Este domingo me encuentro en uno de esos viajes nocturnos que en ocasiones es necesario hacer. Recuerdo haber hecho uno de estos viajes nocturnos a la edad de 15 o 16 años con destino a Tampico, como a los 12 o 13 años con destino a Torreón (y en tren) y el mas reciente, hace apenas un año, con destino a Chile en el hemisferio sur.
Algo tienen de romántico estos viajes, quizá por el hecho de tener que mantenerse despierto a ultranza y vivir la noche. Quizá sea porque, casi siempre en la noche todo se vuelve mas grande y magnífico, y el hecho de viajar con la luz de la luna como compañera, la vuelve cómplice de nuestros mas escondidos e íntimos pensamientos.
Ahora me encuentro en Querétaro y voy con destino a Aguascalientes. Mientras venía de camino a ésta que constituye la primera parada de mi recorrido, me puse a pensar en el tema de éste domingo. Y quisiera escribir acerca de una de las mayores lecciones que he recibido y que me encanta reproducir cada vez que puedo en el salón de clases y en mis pláticas cotidianas: La propiedad de los asuntos.
Hace una semana, dialogaba con una alumna acerca de sus múltiples preocupaciones acerca del futuro de sus hijos. Ella, como madre de familia, se sentía responsable de asegurar el futuro de sus hijos. Vaya reto. Yo mismo como padre, cuando me enfrento a este asunto, no le encuentro solución. Después de haber lidiado con las decisión de un hijo por reprobar tres materias, uno sabe que su poder es limitado. Vamos, que aunque uno pague la colegiatura a tiempo, compre todas las enciclopedias disponibles, le de su bendición todas las noches, ponga castigos y recompensas, cuando un hijo decide que quiere reprobar, poco podemos hacer para impedirlo.
Y cuando nos enfrentamos a esto, nos damos cuenta que no podemos interferir en las decisiones de otra persona. Omitiendo por supuesto, la esclavitud, la amenaza por la fuerza y otras formas violentas de trasgresión a la voluntad, no hay mayor ilusión que creer que es posible hacer que las personas hagan algo. Las personas siempre hacen lo que se les da la gana. Y los hijos no son la excepción. Tan solo baste recordar que en el 70% de los casos, los padres se oponen al matrimonio de sus hijos y los hijos terminan casándose (aunque después lo lamente el 70% de ellos).
La vida de los hijos, no es asunto nuestro, es asunto de ellos.
Con esto no quiero decir que debemos dejar “al garete” a nuestros hijos, pero debemos comprender que el que sean felices no es nuestro asunto. Por mas que yo pague clases de piano para mi hijo, el no será pianista si NO LO QUIERE.
Cuando comprendemos que la vida de otras personas y las decisiones que tomen son SUS asuntos y no los nuestros, una pesada carga es eliminada de nuestras existencias. Por alguna extraña razón, las personas nos queremos hacer responsables de la vida y decisiones de otras personas, pareja, padres, hijos, alumnos, jefe, empleados, no importa la denominación, creemos que podemos opinar, dirigir y controlar sus decisiones y sus vidas. Al ser esto una completa equivocación, cuando los demás resulta que hacen lo que se les da la gana, nos frustramos, nos enfadamos, nos descontrolamos.
La primera lección consiste en comprender cuales son mis asuntos y cuales son los asuntos de los demás.
Mi salud es MI asunto, que me ame otra persona es SU asunto, pagar la escuela de mi hijo es MI asunto, estudiar es SU asunto. Querer que mi hijo tenga éxito en la vida y sea un hombre de bien, son MIS deseos, que los lleve a la realidad es asunto de ÉL.
Amar a mi pareja es MI asunto, que el o ella lo valore, lo aprecie o me corresponda es SU asunto.
Sólo podemos controlar y decidir sobre nuestra propia vida.
Somos responsables de elegir y decidir a quien amar, como ser felices, como disfrutar de la vida, como mantener nuestra salud y como nos desarrollaremos personalmente. Cómo hagan eso nuestros seres queridos, amigos o quien sea, es asunto de ellos y solo de ellos.
La segunda lección consiste en ser conciente de cuales son los asuntos que no son míos ni de los demás, sino de Dios.
Hay asuntos que no nos corresponde juzgar ni mucho menos controlar. Querer hacerlo es una carrera al fracaso inmediato.
El mejor ejemplo de los asuntos de Dios, son los fenómenos naturales. Ciclones, inundaciones, temblores, todo tipo de fenómeno natural es un asunto que ni controlamos ni decidimos sobre él. Pero existen asuntos de Dios que son mas sutiles y por lo mismo, mas sorprendentes. La persona correcta en el momento justo, la lección de vida que necesitábamos y que no encontrábamos. La solución a un problema, la respuesta a una pregunta, la muerte misma, el nacimiento de un niño, su concepción.
Cuando me encuentro frente a un asunto de Dios, lo mejor que puedo hacer es reverenciarlo. No sirve de nada pelear o discutir con él. Frente al todopoderoso ninguno de mis argumentos es válido, así que sólo me queda honrarlo.
Las personas que se empeñan en pelear con la vida, son perdedores anticipados.
Cuando eliminamos de nuestra lista de pendientes los asuntos de los demás y los asuntos de Dios, nos damos cuenta que ser feliz no es tan difícil y que en realidad no hay mucho de que preocuparnos. En la medida en que nos dedicamos a vivir nuestra vida y solucionar nuestros asuntos, también les quitamos un peso de encima a los demás. La vida es mas armoniosa, mas tranquila, mas pacifica y mas divertida.
Ejercicio para esta semana, piensa en un asunto, problema, cuestión que te mantenga preocupado. Escribe en tres listas, tus asuntos, los asuntos de los demás y los asuntos de Dios en ese tema específico. Dedícate únicamente a atender o resolver tus asuntos. Serás conciente de cuantas cosas que no está en tus manos resolver están preocupándote sin necesidad.
Los viajes nocturnos, nos enseñan muchas cosas.
El viaje que emprendí hoy, por lo regular me lleva 4 horas en mi coche. Al viajar en autobús me ha tomado 9 horas, con esperas en terminales… 12 horas. Es decir, lo triple. Pero he llegado seguro.
Sin duda, es muy cómodo tener el control TOTAL, pero hay ocasiones, como hoy para mi, que es necesario, dejarte llevar… aunque sea mas tardado, inconveniente, pesado, cansado y nos enoje, porque no le vemos sentido.
Los viajes nocturnos, nos recuerdan que con paciencia, siempre veremos el amanecer.
Así es.
Algo tienen de romántico estos viajes, quizá por el hecho de tener que mantenerse despierto a ultranza y vivir la noche. Quizá sea porque, casi siempre en la noche todo se vuelve mas grande y magnífico, y el hecho de viajar con la luz de la luna como compañera, la vuelve cómplice de nuestros mas escondidos e íntimos pensamientos.
Ahora me encuentro en Querétaro y voy con destino a Aguascalientes. Mientras venía de camino a ésta que constituye la primera parada de mi recorrido, me puse a pensar en el tema de éste domingo. Y quisiera escribir acerca de una de las mayores lecciones que he recibido y que me encanta reproducir cada vez que puedo en el salón de clases y en mis pláticas cotidianas: La propiedad de los asuntos.
Hace una semana, dialogaba con una alumna acerca de sus múltiples preocupaciones acerca del futuro de sus hijos. Ella, como madre de familia, se sentía responsable de asegurar el futuro de sus hijos. Vaya reto. Yo mismo como padre, cuando me enfrento a este asunto, no le encuentro solución. Después de haber lidiado con las decisión de un hijo por reprobar tres materias, uno sabe que su poder es limitado. Vamos, que aunque uno pague la colegiatura a tiempo, compre todas las enciclopedias disponibles, le de su bendición todas las noches, ponga castigos y recompensas, cuando un hijo decide que quiere reprobar, poco podemos hacer para impedirlo.
Y cuando nos enfrentamos a esto, nos damos cuenta que no podemos interferir en las decisiones de otra persona. Omitiendo por supuesto, la esclavitud, la amenaza por la fuerza y otras formas violentas de trasgresión a la voluntad, no hay mayor ilusión que creer que es posible hacer que las personas hagan algo. Las personas siempre hacen lo que se les da la gana. Y los hijos no son la excepción. Tan solo baste recordar que en el 70% de los casos, los padres se oponen al matrimonio de sus hijos y los hijos terminan casándose (aunque después lo lamente el 70% de ellos).
La vida de los hijos, no es asunto nuestro, es asunto de ellos.
Con esto no quiero decir que debemos dejar “al garete” a nuestros hijos, pero debemos comprender que el que sean felices no es nuestro asunto. Por mas que yo pague clases de piano para mi hijo, el no será pianista si NO LO QUIERE.
Cuando comprendemos que la vida de otras personas y las decisiones que tomen son SUS asuntos y no los nuestros, una pesada carga es eliminada de nuestras existencias. Por alguna extraña razón, las personas nos queremos hacer responsables de la vida y decisiones de otras personas, pareja, padres, hijos, alumnos, jefe, empleados, no importa la denominación, creemos que podemos opinar, dirigir y controlar sus decisiones y sus vidas. Al ser esto una completa equivocación, cuando los demás resulta que hacen lo que se les da la gana, nos frustramos, nos enfadamos, nos descontrolamos.
La primera lección consiste en comprender cuales son mis asuntos y cuales son los asuntos de los demás.
Mi salud es MI asunto, que me ame otra persona es SU asunto, pagar la escuela de mi hijo es MI asunto, estudiar es SU asunto. Querer que mi hijo tenga éxito en la vida y sea un hombre de bien, son MIS deseos, que los lleve a la realidad es asunto de ÉL.
Amar a mi pareja es MI asunto, que el o ella lo valore, lo aprecie o me corresponda es SU asunto.
Sólo podemos controlar y decidir sobre nuestra propia vida.
Somos responsables de elegir y decidir a quien amar, como ser felices, como disfrutar de la vida, como mantener nuestra salud y como nos desarrollaremos personalmente. Cómo hagan eso nuestros seres queridos, amigos o quien sea, es asunto de ellos y solo de ellos.
La segunda lección consiste en ser conciente de cuales son los asuntos que no son míos ni de los demás, sino de Dios.
Hay asuntos que no nos corresponde juzgar ni mucho menos controlar. Querer hacerlo es una carrera al fracaso inmediato.
El mejor ejemplo de los asuntos de Dios, son los fenómenos naturales. Ciclones, inundaciones, temblores, todo tipo de fenómeno natural es un asunto que ni controlamos ni decidimos sobre él. Pero existen asuntos de Dios que son mas sutiles y por lo mismo, mas sorprendentes. La persona correcta en el momento justo, la lección de vida que necesitábamos y que no encontrábamos. La solución a un problema, la respuesta a una pregunta, la muerte misma, el nacimiento de un niño, su concepción.
Cuando me encuentro frente a un asunto de Dios, lo mejor que puedo hacer es reverenciarlo. No sirve de nada pelear o discutir con él. Frente al todopoderoso ninguno de mis argumentos es válido, así que sólo me queda honrarlo.
Las personas que se empeñan en pelear con la vida, son perdedores anticipados.
Cuando eliminamos de nuestra lista de pendientes los asuntos de los demás y los asuntos de Dios, nos damos cuenta que ser feliz no es tan difícil y que en realidad no hay mucho de que preocuparnos. En la medida en que nos dedicamos a vivir nuestra vida y solucionar nuestros asuntos, también les quitamos un peso de encima a los demás. La vida es mas armoniosa, mas tranquila, mas pacifica y mas divertida.
Ejercicio para esta semana, piensa en un asunto, problema, cuestión que te mantenga preocupado. Escribe en tres listas, tus asuntos, los asuntos de los demás y los asuntos de Dios en ese tema específico. Dedícate únicamente a atender o resolver tus asuntos. Serás conciente de cuantas cosas que no está en tus manos resolver están preocupándote sin necesidad.
Los viajes nocturnos, nos enseñan muchas cosas.
El viaje que emprendí hoy, por lo regular me lleva 4 horas en mi coche. Al viajar en autobús me ha tomado 9 horas, con esperas en terminales… 12 horas. Es decir, lo triple. Pero he llegado seguro.
Sin duda, es muy cómodo tener el control TOTAL, pero hay ocasiones, como hoy para mi, que es necesario, dejarte llevar… aunque sea mas tardado, inconveniente, pesado, cansado y nos enoje, porque no le vemos sentido.
Los viajes nocturnos, nos recuerdan que con paciencia, siempre veremos el amanecer.
Así es.
lunes, 28 de septiembre de 2009
Los hijos del Rock
El destino me está haciendo referencias a la edad.
Por alguna extraña razón, las estrellas y los planetas se han conjuntado misteriosamente para recordarme mi infancia y adolescencia temprana.
Bueno, escucho a Cepillin regularmente (y ahora gracias a Televisa y su canal Clasico TV, puedo volver a verlo y revivir mis danzas y cantos infantiles), pero eso no cuenta, creo.
El caso es que Maria José "la ex-Kabah", sacó un disco con puras canciones viejitas, de principios de los 80´s la gran mayoría.
Mijares por su parte sacó un disco con covers de canciones viejitas.
Y todo suena ochentero.
Lo bueno de esto es que los jovenes que cantan y bailan esta música, en su mayoría desconocen su origen y creen que se trata de melodías "nuevas".
Algo similar nos pasó a nosotros y seguramente le ha pasado a todas las generaciones.
Lo rescatable, me parece de esta fusión generacional, es que pone en evidencia que los jóvenes de hace 30 y 40 años, no somos muy diferentes a los jóvenes de la actualidad.
Es momento de recordar a la maldita vecindad "Hey Pá, fuiste pachuco..."
Resulta que como jóvenes somos rebeldes e intrépidos pero como padres corremos el riesgo de ser hipócritas y desleales con nuestras actitudes y sueños de juventud.
Esta generación en la que están nuestros hijos, será de aquellos cuyos padres cantaron "Sufre mamón" con los hombres G, "Mi agüita amarilla" con los Toreros Muertos y "nos levantamos con la cruda de ayer(Ruido de fondo)" de Charly Garcia.
Cuando escucho a mis alumnas cantar "No soy una señora", algo se me mueve por dentro. Cuando me pregunto, qué pensaría si fuera una hija mia, algo me quema por dentro.
En este momento una risa con un toque de sarcasmo, me invade.
¿Realmente podremos pedir a nuestros hijos esa rectitud que tanto despreciamos cuando eramos jovenes?
Esta será una generación muy especial sin duda.
Los abuelos no son tan viejos; en el peor de los casos, disfrutaron del Rock and Roll en los 60's. En nuestro caso como padres, nos tocó vivir desde el Rock en tu idioma hasta el renacimiento del Heavy Metal en su etapa más drástica, Marilyn Manson incluido.
Nuestros hijos, los niños de ahora, son los hijos del Rock.
En una breve encuesta que hice con jóvenes de entre 12 y 18 años, casi nadie ubica o conoce a los artistas del bolero, de la canción ranchera y vaya, ni siquiera del POP de los 80´s. Al hablar timidamente de Manolo Muñoz (a quien entrevisté para la radio hace años) en la cafetería de la escuela, me vieron con cara de "pobre profe ya esta ruquito".
Y me pongo a pensar, si para tener claro el futuro, no será necesario tener primero bien claro nuestro pasado.
Y es que el pasado de nuestros niños y jovenes se ha mezclado tanto con su presente, que pareciera que vivimos en unos 80's y 90's eternos.
Baste ver el fenómeno Michael Jackson y una Maribel Guardia actuando como jovencita eterna, para medir la poderosa verdad en mi anterior afirmación.
Como padres jóvenes, tenemos la obligación, no solo de transmitir a nuestros hijos nuestra época dorada, sino también la época dorada de nuestros padres y abuelos. Esa misma en la que crecimos y gracias a la cual, nuestra época ha perdurado tanto tiempo en el imaginario colectivo.
Me asusta la idea de tomar mi responsabilidad como padre en este olvido colectivo.
La internet, la TV por satelite y en si, el fenómeno de la globalización, no s ha puesto en este vertiginoso presente.
Mi hijo cree que Rafita Medina es el nombre real de Pedro Fernández.
Y Pedro Fernández era mi ídolo cuando yo tenia los mismos 7 años de mi hijo.
Nos debemos a nuestra historia.
Honrar a nuestros padres y madres, va mas allá de respetar sus reglas y costumbres (que por cierto es lo mas aburrido y a veces no es tan conveniente).
Significa transmitir su herencia y patrimonio cultural, su historia musical, su historia artística.
Los hijos del Rock, necesitan saber de Chico Ché, Pedro Vargas, Agustín Lara, Javier Solis, Libertad Lamarque, Maria del Sol, Cristal, Edinta Nazario, María Conchita Alonso, Los Chamos y tantos y tantos artistas, con los que crecimos y ahora forman parte de su vida, sin que ellos lo sepan.
Asi es.
Por alguna extraña razón, las estrellas y los planetas se han conjuntado misteriosamente para recordarme mi infancia y adolescencia temprana.
Bueno, escucho a Cepillin regularmente (y ahora gracias a Televisa y su canal Clasico TV, puedo volver a verlo y revivir mis danzas y cantos infantiles), pero eso no cuenta, creo.
El caso es que Maria José "la ex-Kabah", sacó un disco con puras canciones viejitas, de principios de los 80´s la gran mayoría.
Mijares por su parte sacó un disco con covers de canciones viejitas.
Y todo suena ochentero.
Lo bueno de esto es que los jovenes que cantan y bailan esta música, en su mayoría desconocen su origen y creen que se trata de melodías "nuevas".
Algo similar nos pasó a nosotros y seguramente le ha pasado a todas las generaciones.
Lo rescatable, me parece de esta fusión generacional, es que pone en evidencia que los jóvenes de hace 30 y 40 años, no somos muy diferentes a los jóvenes de la actualidad.
Es momento de recordar a la maldita vecindad "Hey Pá, fuiste pachuco..."
Resulta que como jóvenes somos rebeldes e intrépidos pero como padres corremos el riesgo de ser hipócritas y desleales con nuestras actitudes y sueños de juventud.
Esta generación en la que están nuestros hijos, será de aquellos cuyos padres cantaron "Sufre mamón" con los hombres G, "Mi agüita amarilla" con los Toreros Muertos y "nos levantamos con la cruda de ayer(Ruido de fondo)" de Charly Garcia.
Cuando escucho a mis alumnas cantar "No soy una señora", algo se me mueve por dentro. Cuando me pregunto, qué pensaría si fuera una hija mia, algo me quema por dentro.
En este momento una risa con un toque de sarcasmo, me invade.
¿Realmente podremos pedir a nuestros hijos esa rectitud que tanto despreciamos cuando eramos jovenes?
Esta será una generación muy especial sin duda.
Los abuelos no son tan viejos; en el peor de los casos, disfrutaron del Rock and Roll en los 60's. En nuestro caso como padres, nos tocó vivir desde el Rock en tu idioma hasta el renacimiento del Heavy Metal en su etapa más drástica, Marilyn Manson incluido.
Nuestros hijos, los niños de ahora, son los hijos del Rock.
En una breve encuesta que hice con jóvenes de entre 12 y 18 años, casi nadie ubica o conoce a los artistas del bolero, de la canción ranchera y vaya, ni siquiera del POP de los 80´s. Al hablar timidamente de Manolo Muñoz (a quien entrevisté para la radio hace años) en la cafetería de la escuela, me vieron con cara de "pobre profe ya esta ruquito".
Y me pongo a pensar, si para tener claro el futuro, no será necesario tener primero bien claro nuestro pasado.
Y es que el pasado de nuestros niños y jovenes se ha mezclado tanto con su presente, que pareciera que vivimos en unos 80's y 90's eternos.
Baste ver el fenómeno Michael Jackson y una Maribel Guardia actuando como jovencita eterna, para medir la poderosa verdad en mi anterior afirmación.
Como padres jóvenes, tenemos la obligación, no solo de transmitir a nuestros hijos nuestra época dorada, sino también la época dorada de nuestros padres y abuelos. Esa misma en la que crecimos y gracias a la cual, nuestra época ha perdurado tanto tiempo en el imaginario colectivo.
Me asusta la idea de tomar mi responsabilidad como padre en este olvido colectivo.
La internet, la TV por satelite y en si, el fenómeno de la globalización, no s ha puesto en este vertiginoso presente.
Mi hijo cree que Rafita Medina es el nombre real de Pedro Fernández.
Y Pedro Fernández era mi ídolo cuando yo tenia los mismos 7 años de mi hijo.
Nos debemos a nuestra historia.
Honrar a nuestros padres y madres, va mas allá de respetar sus reglas y costumbres (que por cierto es lo mas aburrido y a veces no es tan conveniente).
Significa transmitir su herencia y patrimonio cultural, su historia musical, su historia artística.
Los hijos del Rock, necesitan saber de Chico Ché, Pedro Vargas, Agustín Lara, Javier Solis, Libertad Lamarque, Maria del Sol, Cristal, Edinta Nazario, María Conchita Alonso, Los Chamos y tantos y tantos artistas, con los que crecimos y ahora forman parte de su vida, sin que ellos lo sepan.
Asi es.
domingo, 20 de septiembre de 2009
Dime lo que eres.
"Lo que eres habla tan fuerte que no escucho lo que dices" R.W. Emerson
La mayor parte del tiempo, las personas nos pasamos haciendo tres cosas: Hablando, pensando en lo que vamos a decir o hemos dicho y tomando el valor para decir cosas.
Esto de las palabras y los discursos, es una parte tan importante de nuestra vida que las clases de expresión oral y escrita, redacción y todo eso, deberían tener mas peso en la calificación escolar que las demás asignaturas.
Piensa un momento en ello:
¿Cuánto tiempo dedicas a hablar por teléfono o a mandar mensajes de texto?
¿Cuánto tiempo dedicas a leer, mandar o contestar correos?
¿Cuánto tiempo dedicas a platicar, chismear, parlotear...?
¿Cuánto tiempo te pasas pensando en lo que has dicho, te dijeron, vas a decir o piensas que te van a decir?
Es un gran porcentaje de tiempo.
Sin embargo, nuestra realidad cotidiana, no siempre corresponde a nuestras palabras. Es decir, lo que decimos no siempre es lo que vivimos.
Cuando alguien pregunta ¿Cómo estás?, no siempre espera la verdad. La verdad es que la mayoría de las personas no están bien y sin embargo, contestan "bien" de forma automática. Y la persona que recibe esa respuesta la acepta como verdadera y a partir de ese momento, comienza la hipocresía como sustento de las relaciones.
No vivimos la realidad que queremos, sino la realidad que aceptamos vivir. No vivimos la realidad que deseamos, sino la que merecemos.
Y cuando tenemos que hablar de ella. Mentimos.
Mi maestra de investigación de mercados, me dijo la mayor verdad acerca de las personas que me pudieron haber dado:
"No les preguntes cosas a las personas, pues te responderán lo que creen que DEBEN responderte. Mejor observa lo que hacen."
Por eso, me he acostumbrado a observar lo que hacen las personas. Aunque pregunto muchas cosas, las respuestas que recibo las contrasto con los hechos. Y asi puedo conocer la verdad.
En su retórica ideal, las personas manifiestan que son: Sinceras, honestas, fieles, felices, no les importa el dinero, creen en la raza humana y todos los valores elevados del ser, aman y son amados, no son egoístas y repudian la maldad. He llegado a observar que la gran mayoría se cree mas inteligente que los demás y por eso les juzgan sin misericordia.
Vaya.
La semana pasada, acepte que soy pedorro. En un esfuerzo de congruencia, debo aceptar también que siento celos, soy egoista y ególatra, pienso muchas veces en el dinero, soy posesivo, en ocasiones me siento desdichado, llego a tener pensamientos ruines y malvados, y también, pienso en varias ocasiones en cosas que las almas puritanas jamás aceptarán (aunque las harán a la menor oportunidad que tengan). No me gusta aceptarlo, pero a veces, tomo decisiones que no son inteligentes y he representado escenas de ignorancia ante personas que consideraba inferiores en algún sentido a mi.
No sé si el ejercicio de la "mea culpa" me haga mejor persona. Pero me da tranquilidad asumirme como persona con errores, defectos y virtudes.
"Por sus hechos les conocereis" dice la Biblia en cierto fragmento célebre. Saber esto, da cierta tranquilidad cuando nos sentimos agobiados ante la incongruencia entre el hacer y el decir de alguien.
Sabemos, sin ninguna duda, que lo importante, es lo que hacen. Las palabras se las lleva el viento.
Pero, cuando una persona dice algo en total congruencia con lo que hace, entonces, sentimos que realmente le conocemos.
Este simple ejercicio de decir lo que realmente pensamos y demostrarlo con hechos, es el principio de la confianza. La confianza en nosotros mismos y la confianza que los demás depositarán en nosotros.
Desafortunadamente, esta confianza de ser como decimos que somos, solo la tenemos con unos pocos. Generalmente con nuestros amigos, en raras ocasiones con nuestra pareja. Con la pareja solemos ser mas farsantes en la búsqueda de la preservación del "amor", la comodidad, el status quo y todo lo que depende de ese tipo de relaciones.
Es increible que muchas personas se aferren a preservar relaciones en las que la confianza y la honestidad es tan rara y tan... mínima.
Cuando por fin, uno encuentra ese tipo de relación en las que se puede mostrar tal cual es, sin temor, con confianza, con ganas de ser uno mismo, es entonces, cuando creo que se encuentra lo que se conoce en los cuentos de hadas y en los mitos, como el "amor".
Y entonces, todo tiene sentido. Porque quien te ama, te acepta como eres; quien te ama, no te juzga; quien te ama, te hace sentir libre y feliz; quien te ama, ve en ti la mejor versión de ti mismo y viceversa.
Para un romántico como yo, al que por tanto tiempo le ha preocupado el saber y comprobar si el amor verdadero existe mas allá del mito, tener la certeza de que asi es, equivale al descubrimiento de la rueda para la humanidad.
Hay muchas personas por las cuales me he sentido decepcionado. Dicen cosas muy distintas a su actuación cotidiana. Por lo regular, mi respuesta es alejarme lo mas posible de ellas.
"Lo que eres habla tan fuerte que no escucho lo que dices"
Emerson tenía razón. Cuando alguien ES y VIVE lo que dice, el grito es tan fuerte, que es imposible no escucharlo.
Asi es.
La mayor parte del tiempo, las personas nos pasamos haciendo tres cosas: Hablando, pensando en lo que vamos a decir o hemos dicho y tomando el valor para decir cosas.
Esto de las palabras y los discursos, es una parte tan importante de nuestra vida que las clases de expresión oral y escrita, redacción y todo eso, deberían tener mas peso en la calificación escolar que las demás asignaturas.
Piensa un momento en ello:
¿Cuánto tiempo dedicas a hablar por teléfono o a mandar mensajes de texto?
¿Cuánto tiempo dedicas a leer, mandar o contestar correos?
¿Cuánto tiempo dedicas a platicar, chismear, parlotear...?
¿Cuánto tiempo te pasas pensando en lo que has dicho, te dijeron, vas a decir o piensas que te van a decir?
Es un gran porcentaje de tiempo.
Sin embargo, nuestra realidad cotidiana, no siempre corresponde a nuestras palabras. Es decir, lo que decimos no siempre es lo que vivimos.
Cuando alguien pregunta ¿Cómo estás?, no siempre espera la verdad. La verdad es que la mayoría de las personas no están bien y sin embargo, contestan "bien" de forma automática. Y la persona que recibe esa respuesta la acepta como verdadera y a partir de ese momento, comienza la hipocresía como sustento de las relaciones.
No vivimos la realidad que queremos, sino la realidad que aceptamos vivir. No vivimos la realidad que deseamos, sino la que merecemos.
Y cuando tenemos que hablar de ella. Mentimos.
Mi maestra de investigación de mercados, me dijo la mayor verdad acerca de las personas que me pudieron haber dado:
"No les preguntes cosas a las personas, pues te responderán lo que creen que DEBEN responderte. Mejor observa lo que hacen."
Por eso, me he acostumbrado a observar lo que hacen las personas. Aunque pregunto muchas cosas, las respuestas que recibo las contrasto con los hechos. Y asi puedo conocer la verdad.
En su retórica ideal, las personas manifiestan que son: Sinceras, honestas, fieles, felices, no les importa el dinero, creen en la raza humana y todos los valores elevados del ser, aman y son amados, no son egoístas y repudian la maldad. He llegado a observar que la gran mayoría se cree mas inteligente que los demás y por eso les juzgan sin misericordia.
Vaya.
La semana pasada, acepte que soy pedorro. En un esfuerzo de congruencia, debo aceptar también que siento celos, soy egoista y ególatra, pienso muchas veces en el dinero, soy posesivo, en ocasiones me siento desdichado, llego a tener pensamientos ruines y malvados, y también, pienso en varias ocasiones en cosas que las almas puritanas jamás aceptarán (aunque las harán a la menor oportunidad que tengan). No me gusta aceptarlo, pero a veces, tomo decisiones que no son inteligentes y he representado escenas de ignorancia ante personas que consideraba inferiores en algún sentido a mi.
No sé si el ejercicio de la "mea culpa" me haga mejor persona. Pero me da tranquilidad asumirme como persona con errores, defectos y virtudes.
"Por sus hechos les conocereis" dice la Biblia en cierto fragmento célebre. Saber esto, da cierta tranquilidad cuando nos sentimos agobiados ante la incongruencia entre el hacer y el decir de alguien.
Sabemos, sin ninguna duda, que lo importante, es lo que hacen. Las palabras se las lleva el viento.
Pero, cuando una persona dice algo en total congruencia con lo que hace, entonces, sentimos que realmente le conocemos.
Este simple ejercicio de decir lo que realmente pensamos y demostrarlo con hechos, es el principio de la confianza. La confianza en nosotros mismos y la confianza que los demás depositarán en nosotros.
Desafortunadamente, esta confianza de ser como decimos que somos, solo la tenemos con unos pocos. Generalmente con nuestros amigos, en raras ocasiones con nuestra pareja. Con la pareja solemos ser mas farsantes en la búsqueda de la preservación del "amor", la comodidad, el status quo y todo lo que depende de ese tipo de relaciones.
Es increible que muchas personas se aferren a preservar relaciones en las que la confianza y la honestidad es tan rara y tan... mínima.
Cuando por fin, uno encuentra ese tipo de relación en las que se puede mostrar tal cual es, sin temor, con confianza, con ganas de ser uno mismo, es entonces, cuando creo que se encuentra lo que se conoce en los cuentos de hadas y en los mitos, como el "amor".
Y entonces, todo tiene sentido. Porque quien te ama, te acepta como eres; quien te ama, no te juzga; quien te ama, te hace sentir libre y feliz; quien te ama, ve en ti la mejor versión de ti mismo y viceversa.
Para un romántico como yo, al que por tanto tiempo le ha preocupado el saber y comprobar si el amor verdadero existe mas allá del mito, tener la certeza de que asi es, equivale al descubrimiento de la rueda para la humanidad.
Hay muchas personas por las cuales me he sentido decepcionado. Dicen cosas muy distintas a su actuación cotidiana. Por lo regular, mi respuesta es alejarme lo mas posible de ellas.
"Lo que eres habla tan fuerte que no escucho lo que dices"
Emerson tenía razón. Cuando alguien ES y VIVE lo que dice, el grito es tan fuerte, que es imposible no escucharlo.
Asi es.
domingo, 13 de septiembre de 2009
Los 30 años y los pedorros.
Sin duda los 30 son la mejor edad que me ha tocado vivir hasta ahora. Debo admitir que le temo a los 40, pero los 30 me tienen muy entretenido.
Alguna vez, en mis veinte, lei que un hombre debia de hacer fortuna antes de los 30 o no lo haría nunca. Aunque Sam Walton lo logró. Me quedó muy grabada en la mente esa idea. De hecho los mayores casos de éxito del mundo asi lo confirman.
Mi niñez fue un tanto solitaria y difusa, mi adolescencia fue tortuosa. Mi juventud temprana fue agitada.
Los veinte fueron los años mas productivos de mi vida. Me dediqué a hacer, hacer y hacer. Experimentar, crear... aprender y tomar decisiones.
Si uno supiera a los veinte como se sentirá en los 30, sin duda, cambiarían muchas cosas. Aunque no me arrepiento de nada de lo que he vivido, creo que podría hacer algunos ajustes.
Pero hasta ahora no hay nada, pero de verdad NADA mas devastador que ver a compañeras y amigas de los veinte, a sus 30.
Me refiero específicamente a las mujeres, porque la mayoría de los hombres tienen una tendencia definitiva e inalterable hacia el fracaso. Quiza sea parte de la selección natural, pero el hecho es que la mayoría de los hombres terminan siendo mano de obra barata y sin un ápice de suerte, madurez intelectual, ni futuro. Son los eternos obreros, el eterno proletariado que mueve los engranes del mundo, pero que no lo cambiarán en definitiva.
Para mi, que bueno que asi sea. La competencia es menor y destacar se hace mas fácil. Pero volvamos a las mujeres.
Las mujeres a los veinte, desbordan una soberbia que al pasar de los años se vuelve contra ellas. Repito, es devastador. Y es que, mientras se tiene un cuerpo delgado, condición física y soltería, uno se puede dar muchos lujos.
Me basta observar a mis alumnas para recordar esa soberbia. El coqueteo, el eterno desenfado, la actitud socarrona, el desliz, la pose, el rechazo simulado. Ver a una mujer bella a sus veinte es todo un espectáculo. Sentirse atraído por esa frescura es inevitable.
Pero a los treinta la cosa cambia. El cuerpo va asentándose en el lugar que la gravedad le tenía destinado desde su nacimiento. El rostro se marca. Las penas marcan.
Sin haberlo preguntado, me atrevo a pensar que mas del 90% de las mujeres se arrepiente de muchas cosas a los 30. El galán, el príncipe azul con el cual se entercaron en casarse a los 20 (o en arrejuntarse, o en enamorarse tercamente), resulta ser un orangután pedorro, enojón, mal educado, con mamitis, poco romántico y aparte de todo, codo. Aquellas poses de galán malo de película, se vuelven en el mejor de los casos en una actitud grosera hacia la mujer que supuestamente amaban. Siempre he dicho que no soy igual a todos los hombres, aunque si soy pedorro, al menos soy mas simpático y honesto.
Recuerdo a compañeras y amigas que en sus veinte, rechazaban a cuanto hombre podían, eran dueñas del mundo, irradiaban seguridad extrema y parecía que conquistarían al mundo. Al verlas en sus 30, siento una pena interior, pero pena de dolor no de vergüenza. No se si sea una ley pero la mayoría de las mujeres terminan con el hombre que es mas equivocado para ellas. Que suerte tan perra la de tomar decisiones tontas en los mejores años de uno.
A veces me dan ganas (y lo hago) de advertirle a las mujeres de veinte años que no se confien, que sean inteligentes... pero parece que no hay poder humano que les muestre la realidad. Es como ver un desfile de caballos ir corriendo directo al precipicio. Tratar de detenerlos es arriesgarse a morir aplastado.
Pobres mujeres, tan bellas y tan necesarias pero con tantas deficencias emocionales. Quizá por eso las mujeres exitosas, en su mayoría, son mujeres solas.
El destino del hombre no es mas grato. Quizá sea peor. Hay pocos hombres fellces a los 30. La mayoría son personas frustradas, hoscas, toscas, hurañas y enfermas de muchas cosas. Que se puede pensar de alguien que encuentra diversión tan sólo en el alcohol y en las diversiones vanas y superfluas.
Por eso me siento afortunado. Tengo una experiencia enorme, una gran cantidad de éxitos, un curriculum profesional envidiable y aun conservo mi capacidad intelectual para discenir, mi sensibilidad para escribir poemas, mis emociones para sentir y mi cuerpo sano para disfrutar. Si, hay un precio por todas estas bendiciones: La soledad.
Noches como esta, en que solo se cuenta con la compañia de un ordenador son lastimeras, nostálgicas y melancólicas.
Pero benditos sean los 30.
Después de todo, prefiero ser un intelectual pedorro a un orangután pedorro.
Prefiero ser un poeta pedorro a un borracho pedorro.
Prefiero ser un líder pedorro a un seguidor pedorro.
Si peco de soberbio, les pido una disculpa. Cuando la soledad pesa tanto como esta noche, me da por congratularme de mis éxitos. Aunque de poco sirvan los galardones si uno los ve solo.
Asi es.
Alguna vez, en mis veinte, lei que un hombre debia de hacer fortuna antes de los 30 o no lo haría nunca. Aunque Sam Walton lo logró. Me quedó muy grabada en la mente esa idea. De hecho los mayores casos de éxito del mundo asi lo confirman.
Mi niñez fue un tanto solitaria y difusa, mi adolescencia fue tortuosa. Mi juventud temprana fue agitada.
Los veinte fueron los años mas productivos de mi vida. Me dediqué a hacer, hacer y hacer. Experimentar, crear... aprender y tomar decisiones.
Si uno supiera a los veinte como se sentirá en los 30, sin duda, cambiarían muchas cosas. Aunque no me arrepiento de nada de lo que he vivido, creo que podría hacer algunos ajustes.
Pero hasta ahora no hay nada, pero de verdad NADA mas devastador que ver a compañeras y amigas de los veinte, a sus 30.
Me refiero específicamente a las mujeres, porque la mayoría de los hombres tienen una tendencia definitiva e inalterable hacia el fracaso. Quiza sea parte de la selección natural, pero el hecho es que la mayoría de los hombres terminan siendo mano de obra barata y sin un ápice de suerte, madurez intelectual, ni futuro. Son los eternos obreros, el eterno proletariado que mueve los engranes del mundo, pero que no lo cambiarán en definitiva.
Para mi, que bueno que asi sea. La competencia es menor y destacar se hace mas fácil. Pero volvamos a las mujeres.
Las mujeres a los veinte, desbordan una soberbia que al pasar de los años se vuelve contra ellas. Repito, es devastador. Y es que, mientras se tiene un cuerpo delgado, condición física y soltería, uno se puede dar muchos lujos.
Me basta observar a mis alumnas para recordar esa soberbia. El coqueteo, el eterno desenfado, la actitud socarrona, el desliz, la pose, el rechazo simulado. Ver a una mujer bella a sus veinte es todo un espectáculo. Sentirse atraído por esa frescura es inevitable.
Pero a los treinta la cosa cambia. El cuerpo va asentándose en el lugar que la gravedad le tenía destinado desde su nacimiento. El rostro se marca. Las penas marcan.
Sin haberlo preguntado, me atrevo a pensar que mas del 90% de las mujeres se arrepiente de muchas cosas a los 30. El galán, el príncipe azul con el cual se entercaron en casarse a los 20 (o en arrejuntarse, o en enamorarse tercamente), resulta ser un orangután pedorro, enojón, mal educado, con mamitis, poco romántico y aparte de todo, codo. Aquellas poses de galán malo de película, se vuelven en el mejor de los casos en una actitud grosera hacia la mujer que supuestamente amaban. Siempre he dicho que no soy igual a todos los hombres, aunque si soy pedorro, al menos soy mas simpático y honesto.
Recuerdo a compañeras y amigas que en sus veinte, rechazaban a cuanto hombre podían, eran dueñas del mundo, irradiaban seguridad extrema y parecía que conquistarían al mundo. Al verlas en sus 30, siento una pena interior, pero pena de dolor no de vergüenza. No se si sea una ley pero la mayoría de las mujeres terminan con el hombre que es mas equivocado para ellas. Que suerte tan perra la de tomar decisiones tontas en los mejores años de uno.
A veces me dan ganas (y lo hago) de advertirle a las mujeres de veinte años que no se confien, que sean inteligentes... pero parece que no hay poder humano que les muestre la realidad. Es como ver un desfile de caballos ir corriendo directo al precipicio. Tratar de detenerlos es arriesgarse a morir aplastado.
Pobres mujeres, tan bellas y tan necesarias pero con tantas deficencias emocionales. Quizá por eso las mujeres exitosas, en su mayoría, son mujeres solas.
El destino del hombre no es mas grato. Quizá sea peor. Hay pocos hombres fellces a los 30. La mayoría son personas frustradas, hoscas, toscas, hurañas y enfermas de muchas cosas. Que se puede pensar de alguien que encuentra diversión tan sólo en el alcohol y en las diversiones vanas y superfluas.
Por eso me siento afortunado. Tengo una experiencia enorme, una gran cantidad de éxitos, un curriculum profesional envidiable y aun conservo mi capacidad intelectual para discenir, mi sensibilidad para escribir poemas, mis emociones para sentir y mi cuerpo sano para disfrutar. Si, hay un precio por todas estas bendiciones: La soledad.
Noches como esta, en que solo se cuenta con la compañia de un ordenador son lastimeras, nostálgicas y melancólicas.
Pero benditos sean los 30.
Después de todo, prefiero ser un intelectual pedorro a un orangután pedorro.
Prefiero ser un poeta pedorro a un borracho pedorro.
Prefiero ser un líder pedorro a un seguidor pedorro.
Si peco de soberbio, les pido una disculpa. Cuando la soledad pesa tanto como esta noche, me da por congratularme de mis éxitos. Aunque de poco sirvan los galardones si uno los ve solo.
Asi es.
sábado, 5 de septiembre de 2009
Se busca un ídolo.
En el verano de 1980, en una visita a mi abuela Lola, salí con mi primo Beto al mercado de Poza Rica y me convenció de gastarme el dinero que recién me acababa de dar mi papá en el cassete "nuevo" de Michael Jackson. A mis escasos 6 años de edad recién cumplidos, yo no tenía la más mínima idea de quien era "Maicol" y mucho menos, que ese cassete sería el más vendido del siglo y uno de los mas buscados en estas últimas fechas. Aún lo conservo.
La muerte de Michael Jackson ha sido quizá el acontecimiento de la década. No recuerdo que alguna otra noticia haya cimbrado y conmovido tanto a la población mundial en los últimos diez años como la muerte del Rey del Pop.
Ver a mas de 10,000 jovenes intentando bailar una canción que hace 30 años estuvo de moda, me alerta.
Veo a mi hijo de 7 años emocionado con "Maicol" y en los mp3 de adolescentes y jóvenes, no falta Thriller y Billie Jean. Aunque esa época me tocó vivirla, dejé de ser fan de Michael Jackson desde que comenzó a atentar contra su cuerpo. Nunca he sido partidario de esas cosas.
Ahora, Michael vuelve a gozar de la fama que le había sido arrebatada por sus escándalos de pederastia y sus múltiples cirugías.
¿De qué se trata el fenómeno de "Maicol"?
Se trata de la crisis de fé que estamos viviendo. Los niños, adolescentes y jóvenes necesitan, piden a gritos un ídolo, una guía, una figura a la cual aferrarse.
Fuimos dichosos los que tuvimos al "Santo", a Cepillín y a Hugo Sánchez para asirnos a un sueño.
Michael Jackson es el cúmulo de todos los sueños de grandeza. Logró superar su humilde origen de raza negra en un país racista. Mostró dotes artísticas desde muy niño y le fueron reconocidas. Su genio se vió colmado de reconocimientos y dinero. Queda la parte oscura del monstruo. Las acusaciones de pederastia, el atentado contra su cuerpo, su velada homosexualidad o cuando menos, su temor al sexo.
Pero esas son las figuras que llegan a ser ídolos.
Los excesos, las drogas, las patologías sexuales mezcladas con el rock, el dinero y los lujos, son una mezcla explosiva y atrayente para los jóvenes.
Esos ídolos son seres humanos que sufren, viven sufriendo y mueren sufriendo. Pero ese sufrimiento lo camuflagean con excesos y riqueza desmedida. Un razonamiento lógico sería: Si como quiera nos va del nabo, mínimo que sea con mucho dinero y lujos y fama.
Los jóvenes, el mundo necesita un ídolo. Lo necesita urgentemente.
Desgraciadamente, las religiones y en especial la católica, hicieron que la imagen de Jesús, el Cristo, se devaluara como imagen de ídolo atemporal al cual seguir e imitar.
No tenemos ningún Che Guevara a la vista, un Pablo Neruda que nos llame a la rebelión y al amor, un Martin Luther King lleno de sueños, un Elvis Presley que mueva las caderas, un Pedro Infante que no se avergüence de ser mujeriego, un Gandhi que nos haga volver a creer en la paz, una Madre Teresa que nos enseñe las lecciones del amor, un Juan Pablo II que acerque en lugar de separar, y ahora... ya no tenemos a "Maicol" que bailaba y cantaba como ninguno y que parecía eterno.
Nos hemos quedado sin ídolos vivos. Urge un ídolo.
Urge alguien que le recuerde al mundo y sobretodo a los jóvenes, que los sueños se pueden volver realidad.
Tenemos muchos ídolos en el recuerdo y en el imaginario colectivo. Pero urge un ídolo vivo. Rodeado de magia y misticismo.
Maicol tenía todo eso. Los estoperoles, el sombrero y el guante lo hacian único. Creador y a la vez artífice de la tecnología, hasta tenía un pabellón tecnológico propio en Disneylandia.
Cantaba que salvaramos al mundo y tambien salvó a la ballena Willy (Keiko para los mexicanos).
No, no me ha entrado la nostalgia por Maicol. Sigo pensando que lo que hizo con su rostro y en general con su vida fue una estupidez. No fue mi ídolo particular, ni lo será en lo sucesivo. Pero reconozco que su muerte nos deja huerfanos de figuras a las cuales idolatrar.
El mundo necesita volver a creer. Las religiones están muy desgastadas y atraviesan una crisis de credibilidad y de confiabilidad.
Los políticos están peor, hasta Obama está bajando en popularidad. El arte acaba de perder a Michael Jackson. Nos queda Madonna y Paul Mc Cartney, los Rolling Stones y hasta la Britney Spears, pero ninguno de ellos, de la talla del ausente.
Se busca un ídolo.
Los requisitos son:
Que sepa hacer algo muy bien, escribir, cantar, actuar, bailar... si es posible que haga muchas cosas bien, mejor.
Que tenga carisma, que atraiga a las masas, no necesariamente debe ser bello.
Que le preocupe trascender y cambiar al mundo.
Que sea capaz de entregar su vida por sus ideales.
Que tenga su parte oscura, de debilidad, maldad o monstruosidad.
No tengo duda de que existen muchas personas que cumplen con esos requisitos. Desafortunadamente no todas, quizá ninguna llegue a ser un ídolo.
Por eso se extraña a "Maicol".
No cualquiera.
Asi es.
La muerte de Michael Jackson ha sido quizá el acontecimiento de la década. No recuerdo que alguna otra noticia haya cimbrado y conmovido tanto a la población mundial en los últimos diez años como la muerte del Rey del Pop.
Ver a mas de 10,000 jovenes intentando bailar una canción que hace 30 años estuvo de moda, me alerta.
Veo a mi hijo de 7 años emocionado con "Maicol" y en los mp3 de adolescentes y jóvenes, no falta Thriller y Billie Jean. Aunque esa época me tocó vivirla, dejé de ser fan de Michael Jackson desde que comenzó a atentar contra su cuerpo. Nunca he sido partidario de esas cosas.
Ahora, Michael vuelve a gozar de la fama que le había sido arrebatada por sus escándalos de pederastia y sus múltiples cirugías.
¿De qué se trata el fenómeno de "Maicol"?
Se trata de la crisis de fé que estamos viviendo. Los niños, adolescentes y jóvenes necesitan, piden a gritos un ídolo, una guía, una figura a la cual aferrarse.
Fuimos dichosos los que tuvimos al "Santo", a Cepillín y a Hugo Sánchez para asirnos a un sueño.
Michael Jackson es el cúmulo de todos los sueños de grandeza. Logró superar su humilde origen de raza negra en un país racista. Mostró dotes artísticas desde muy niño y le fueron reconocidas. Su genio se vió colmado de reconocimientos y dinero. Queda la parte oscura del monstruo. Las acusaciones de pederastia, el atentado contra su cuerpo, su velada homosexualidad o cuando menos, su temor al sexo.
Pero esas son las figuras que llegan a ser ídolos.
Los excesos, las drogas, las patologías sexuales mezcladas con el rock, el dinero y los lujos, son una mezcla explosiva y atrayente para los jóvenes.
Esos ídolos son seres humanos que sufren, viven sufriendo y mueren sufriendo. Pero ese sufrimiento lo camuflagean con excesos y riqueza desmedida. Un razonamiento lógico sería: Si como quiera nos va del nabo, mínimo que sea con mucho dinero y lujos y fama.
Los jóvenes, el mundo necesita un ídolo. Lo necesita urgentemente.
Desgraciadamente, las religiones y en especial la católica, hicieron que la imagen de Jesús, el Cristo, se devaluara como imagen de ídolo atemporal al cual seguir e imitar.
No tenemos ningún Che Guevara a la vista, un Pablo Neruda que nos llame a la rebelión y al amor, un Martin Luther King lleno de sueños, un Elvis Presley que mueva las caderas, un Pedro Infante que no se avergüence de ser mujeriego, un Gandhi que nos haga volver a creer en la paz, una Madre Teresa que nos enseñe las lecciones del amor, un Juan Pablo II que acerque en lugar de separar, y ahora... ya no tenemos a "Maicol" que bailaba y cantaba como ninguno y que parecía eterno.
Nos hemos quedado sin ídolos vivos. Urge un ídolo.
Urge alguien que le recuerde al mundo y sobretodo a los jóvenes, que los sueños se pueden volver realidad.
Tenemos muchos ídolos en el recuerdo y en el imaginario colectivo. Pero urge un ídolo vivo. Rodeado de magia y misticismo.
Maicol tenía todo eso. Los estoperoles, el sombrero y el guante lo hacian único. Creador y a la vez artífice de la tecnología, hasta tenía un pabellón tecnológico propio en Disneylandia.
Cantaba que salvaramos al mundo y tambien salvó a la ballena Willy (Keiko para los mexicanos).
No, no me ha entrado la nostalgia por Maicol. Sigo pensando que lo que hizo con su rostro y en general con su vida fue una estupidez. No fue mi ídolo particular, ni lo será en lo sucesivo. Pero reconozco que su muerte nos deja huerfanos de figuras a las cuales idolatrar.
El mundo necesita volver a creer. Las religiones están muy desgastadas y atraviesan una crisis de credibilidad y de confiabilidad.
Los políticos están peor, hasta Obama está bajando en popularidad. El arte acaba de perder a Michael Jackson. Nos queda Madonna y Paul Mc Cartney, los Rolling Stones y hasta la Britney Spears, pero ninguno de ellos, de la talla del ausente.
Se busca un ídolo.
Los requisitos son:
Que sepa hacer algo muy bien, escribir, cantar, actuar, bailar... si es posible que haga muchas cosas bien, mejor.
Que tenga carisma, que atraiga a las masas, no necesariamente debe ser bello.
Que le preocupe trascender y cambiar al mundo.
Que sea capaz de entregar su vida por sus ideales.
Que tenga su parte oscura, de debilidad, maldad o monstruosidad.
No tengo duda de que existen muchas personas que cumplen con esos requisitos. Desafortunadamente no todas, quizá ninguna llegue a ser un ídolo.
Por eso se extraña a "Maicol".
No cualquiera.
Asi es.
domingo, 30 de agosto de 2009
Lo suficiente.
Vivimos en una cultura que premia y busca el exceso.
¿Cuándo sabemos que tenemos suficiente?
¿Cuánto es suficiente?
Estamos acostumbrados a pensar que nada es suficiente. Desde pequeños, se nos enseña a pedir mas, comer mas, comprar mas, llorar mas... ¿Cuántas veces el niño no quiere comer más y la mamá le dice: andale, otra cucharadita? ¿Cuánto es suficiente?
En una cultura tercermundista, donde el dinero nunca alcanza, donde la belleza es un ideal inalcanzable, donde ser malquerido es una situación normal, nada es suficiente.
Piensa:
¿Cuánto amor es suficiente para sentirte bien?
¿Cuánto dinero es suficiente para que estés tranquilo y feliz?
¿Cuánto tiempo es suficiente para descansar en unas vacaciones?
¿Cuantas televisiones son suficientes para tener en casa?
Si reflexionas, te darás cuenta que es difícil contestar a estas preguntas. Es más, para algunos, decir que se tiene lo suficiente es sinónimo de pobreza.
Como te suena esto: "Vivo con lo suficiente. Gano lo suficiente para vivir".
Estoy seguro que mas de una persona se siente incómoda al decir frases por el estilo.
Se nos ha enseñado que siempre es necesario mas y por lo tanto, nunca está de más.
Nunca está de más quedarse media hora extra en el trabajo. Nunca está de más decir te quiero una vez más. Nunca está de más tener otro coche. Nunca está de más...
Lo cierto es que evitariamos muchos de nuestros problemas si se nos enseñara a distinguir cuando es suficiente.
¿Hasta cuándo soportar los maltratos, los engaños, la agresión?
¿Cuándo debemos dejar de gastar?
¿Cuándo debemos dejar de comer?
¿Cuándo debemos dejar de suplicar, de rogar?
¿Cuándo debemos dejar de quejarnos?
¿Cuándo es suficiente?
La vida es bastante simple si la vemos friamente.
No necesitamos de mucho para ser felices y vivir tranquilos.
Si lo analizas, pagar por tener disponibles 200 canales de televisión cuando solo puedes ver uno a la vez, es un exceso.
Lo malo de todo esto de la insuficiencia, es que nos entrena también para aguantar lo que está mal, lo que no nos gusta.
¿Cuántas guerras son suficientes?
¿Cuántos asesinatos y secuestros son suficientes?
¿Cuántos insultos, humillaciones, tristeza, injusticia son suficientes?
Estoy seguro que la gran mayoría de las personas no pueden o no saben contestar a estas preguntas. Ahora que lo pienso, ni yo puedo responderlas a ciencia cierta.
Tengo la intuición que cada quien en su fuero interno, podría saber cuándo y cuánto es suficiente. Lo malo es que nos gusta el exceso. Con observar el número de pares de zapatos que puede llegar a acumular una mujer, podremos darnos una idea del exceso irracional.
Saber cuando es suficiente, nos permite tener mas. Si, es paradójico, pero funciona. Solo cuando sabes que es suficiente lo que trabajas, podrás descansar más. Sólo cuando sabes que es suficiente lo que has gastado, podrás comenzar a ahorrar. Sólo cuando sabes que es suficiente lo que has sufrido, podrás comenzar a tener más amor para ti mismo. El exceso en algo siempre se manifiesta en carencia de algo más.
Piensa por un momento en una necesidad o problema que tengas. Ahora piensa en que te has excedido para llegar a esta situación.
Si resulta que no tienes pareja o eres infeliz en el amor, quizá te has excedido en tus exigencias, en tu vanidad, en tu orgullo o en tu miedo.
Si resulta que estás pobre, quizá te hayas excedido en gastar en algo que no necesitas, o te has excedido en la pereza, o te has excedido en tomar malas decisiones.
Esto de la suficiencia es un asunto matemático, donde todo lo que te excedes, se resta necesariamente en otro aspecto.
Quizá por eso, las personas de este mundo y de esta época sean tan desdichadas. Buscan tener más de todo y nada les es suficiente. Por eso estamos endeudados financiera, fisica y emocionalmente.
La economía nos enseña que debe haber un equilibrio entre la oferta y la demanda. Si solo demandamos, llega un momento en que no encontramos satisfactores... y nada será suficiente.
La crisis actual es sólo un caótico ejemplo de esta desmedida codicia, avaricia e insatisfacción.
Saber cuando es suficiente no sólo es necesario, es sano y nos ayuda a equilibrar nuestra vida.
Te invito a que te tomes 10 minutos, respires profundamente y en tu interior, consultando tu fuente de sabiduría, determines de que ya tienes suficiente en este momento.
Al liberarte de la necesidad de seguir acumulando "lo que sea", magicamente comienzan a fluir en tu vida otros aspectos.
Por este domingo, en este blog, con esto, también es suficiente.
Asi es.
¿Cuándo sabemos que tenemos suficiente?
¿Cuánto es suficiente?
Estamos acostumbrados a pensar que nada es suficiente. Desde pequeños, se nos enseña a pedir mas, comer mas, comprar mas, llorar mas... ¿Cuántas veces el niño no quiere comer más y la mamá le dice: andale, otra cucharadita? ¿Cuánto es suficiente?
En una cultura tercermundista, donde el dinero nunca alcanza, donde la belleza es un ideal inalcanzable, donde ser malquerido es una situación normal, nada es suficiente.
Piensa:
¿Cuánto amor es suficiente para sentirte bien?
¿Cuánto dinero es suficiente para que estés tranquilo y feliz?
¿Cuánto tiempo es suficiente para descansar en unas vacaciones?
¿Cuantas televisiones son suficientes para tener en casa?
Si reflexionas, te darás cuenta que es difícil contestar a estas preguntas. Es más, para algunos, decir que se tiene lo suficiente es sinónimo de pobreza.
Como te suena esto: "Vivo con lo suficiente. Gano lo suficiente para vivir".
Estoy seguro que mas de una persona se siente incómoda al decir frases por el estilo.
Se nos ha enseñado que siempre es necesario mas y por lo tanto, nunca está de más.
Nunca está de más quedarse media hora extra en el trabajo. Nunca está de más decir te quiero una vez más. Nunca está de más tener otro coche. Nunca está de más...
Lo cierto es que evitariamos muchos de nuestros problemas si se nos enseñara a distinguir cuando es suficiente.
¿Hasta cuándo soportar los maltratos, los engaños, la agresión?
¿Cuándo debemos dejar de gastar?
¿Cuándo debemos dejar de comer?
¿Cuándo debemos dejar de suplicar, de rogar?
¿Cuándo debemos dejar de quejarnos?
¿Cuándo es suficiente?
La vida es bastante simple si la vemos friamente.
No necesitamos de mucho para ser felices y vivir tranquilos.
Si lo analizas, pagar por tener disponibles 200 canales de televisión cuando solo puedes ver uno a la vez, es un exceso.
Lo malo de todo esto de la insuficiencia, es que nos entrena también para aguantar lo que está mal, lo que no nos gusta.
¿Cuántas guerras son suficientes?
¿Cuántos asesinatos y secuestros son suficientes?
¿Cuántos insultos, humillaciones, tristeza, injusticia son suficientes?
Estoy seguro que la gran mayoría de las personas no pueden o no saben contestar a estas preguntas. Ahora que lo pienso, ni yo puedo responderlas a ciencia cierta.
Tengo la intuición que cada quien en su fuero interno, podría saber cuándo y cuánto es suficiente. Lo malo es que nos gusta el exceso. Con observar el número de pares de zapatos que puede llegar a acumular una mujer, podremos darnos una idea del exceso irracional.
Saber cuando es suficiente, nos permite tener mas. Si, es paradójico, pero funciona. Solo cuando sabes que es suficiente lo que trabajas, podrás descansar más. Sólo cuando sabes que es suficiente lo que has gastado, podrás comenzar a ahorrar. Sólo cuando sabes que es suficiente lo que has sufrido, podrás comenzar a tener más amor para ti mismo. El exceso en algo siempre se manifiesta en carencia de algo más.
Piensa por un momento en una necesidad o problema que tengas. Ahora piensa en que te has excedido para llegar a esta situación.
Si resulta que no tienes pareja o eres infeliz en el amor, quizá te has excedido en tus exigencias, en tu vanidad, en tu orgullo o en tu miedo.
Si resulta que estás pobre, quizá te hayas excedido en gastar en algo que no necesitas, o te has excedido en la pereza, o te has excedido en tomar malas decisiones.
Esto de la suficiencia es un asunto matemático, donde todo lo que te excedes, se resta necesariamente en otro aspecto.
Quizá por eso, las personas de este mundo y de esta época sean tan desdichadas. Buscan tener más de todo y nada les es suficiente. Por eso estamos endeudados financiera, fisica y emocionalmente.
La economía nos enseña que debe haber un equilibrio entre la oferta y la demanda. Si solo demandamos, llega un momento en que no encontramos satisfactores... y nada será suficiente.
La crisis actual es sólo un caótico ejemplo de esta desmedida codicia, avaricia e insatisfacción.
Saber cuando es suficiente no sólo es necesario, es sano y nos ayuda a equilibrar nuestra vida.
Te invito a que te tomes 10 minutos, respires profundamente y en tu interior, consultando tu fuente de sabiduría, determines de que ya tienes suficiente en este momento.
Al liberarte de la necesidad de seguir acumulando "lo que sea", magicamente comienzan a fluir en tu vida otros aspectos.
Por este domingo, en este blog, con esto, también es suficiente.
Asi es.
domingo, 23 de agosto de 2009
La marrana de la tía Chepa.
En la película "La ley del monte", Vicente Fernández se encuentra en un dilema shakespeariano, está enamorado de la hija del asesino de su padre; tiene que decidir entre su venganza personal o el amor de su vida. Cuando sale a enfrentar su destino con el corazón en una mano y la pistola en el otro, el actor que protagoniza a su hermano, le dice al sacerdote del pueblo: Es igualito que la tia Chepa: "quería tragar chicharrón pero no quería matar a la marrana".
Una sabia solución para la tía Chepa hubiera sido volverse vegetariana y comer chicharrones de gluten, mientras disfrutaba de su marrana como mascota japonesa haciéndole piojito y jugando con ella a atrapar el disco.
Pero en cuestión de dilemas, las sabias soluciones no existen. Es por esa razón que Shakespeare terminaba sus obras en tragedias que rayaban en el desastre.
Afortunadamente, en nuestros dilemas diarios, es raro que tengamos que asesinar a alguien obligadamente o que tengamos que tomar decisiones de vida o muerte.
"Matar a la marrana" implica un doble sacrificio: Por un lado el del animal cuya única culpa es tener una grasa suculenta para la mayoría de los paladares y por el otro, el del dueño, que encariñado con el animal, no desea producirle la muerte y mucho menos, saborearse el pellejo tostado y frito de su mascota.
Así podemos ver que se encuentran dos sacrificios como solución: Uno de tipo moral-emocional y el otro, de tipo físico.
Si nos enfocamos en el sacrificio, probablemente ya hasta el hambre se nos haya quitado, pero ese no es el verdadero dilema. La razón primordial por la que se presenta el conflicto es: ¡Que queremos tragar chicharrón!
La búsqueda del placer es uno de los principales motivadores del ser humano, para muchos, es el mas fuerte. Y sin darle muchas vueltas al asunto, la búsqueda del placer es genuina, verdadera y no tiene nada de malo.
Mas allá de conceptos filosóficos, moralistas, religiosos y hasta éticos, hemos aprendido que en este mundo de apariencias e hipocresía, el placer cuesta.
He ahi el dilema.
Si quieres tener placer debes sacrificar algo, nos dice la sabiduría popular.
Es por ello, que cuando obtenemos placer sin culpa, sin temor y sin sacrificio, hasta pensamos que algo debe estar funcionando mal.
Olvidémonos un poco del sacrificio. Vayamos a la explicación simple de la filosofía extraída de la ley del monte, que se puede reducir en la siguiente máxima: Si quieres conseguir algo, debes hacer algo en consecuencia.
Y es que, por mucho que queramos que siempre las cosas se nos den fácil, rápido y de manera instantánea, muy pocas veces es así. ¡Vaya! Hasta para comernos una maruchan debemos calentar el agua y echarsela al vasito.
Así somos de paradójicos y complejos los seres humanos.
Aún cuando podamos comer del chicharrón que no implica que hagamos ningún sacrificio, por ejemplo comprándolo en el mercado, siempre sufriremos por no poder comer del chicharrón de nuestra propia marrana.
Podría tratarse de nuestro gusto por lo prohibido, de nuestra afición por los problemas para hacer entretenida nuestra vida, del aburrimiento intrínseco que conlleva el irnos por el camino fácil... pero la mayoría tenemos mucho de la actitud de la tía Chepa.
Lo cierto, es que una vez dando el primer paso, nada se compara con el placer producido por alcanzar lo que queriamos y teniamos tantas ganas.
Hay ocasiones, en que aun con el dolor que pensemos que nos pueda producir, tendremos que matar a la marrana.
Asi es.
Una sabia solución para la tía Chepa hubiera sido volverse vegetariana y comer chicharrones de gluten, mientras disfrutaba de su marrana como mascota japonesa haciéndole piojito y jugando con ella a atrapar el disco.
Pero en cuestión de dilemas, las sabias soluciones no existen. Es por esa razón que Shakespeare terminaba sus obras en tragedias que rayaban en el desastre.
Afortunadamente, en nuestros dilemas diarios, es raro que tengamos que asesinar a alguien obligadamente o que tengamos que tomar decisiones de vida o muerte.
"Matar a la marrana" implica un doble sacrificio: Por un lado el del animal cuya única culpa es tener una grasa suculenta para la mayoría de los paladares y por el otro, el del dueño, que encariñado con el animal, no desea producirle la muerte y mucho menos, saborearse el pellejo tostado y frito de su mascota.
Así podemos ver que se encuentran dos sacrificios como solución: Uno de tipo moral-emocional y el otro, de tipo físico.
Si nos enfocamos en el sacrificio, probablemente ya hasta el hambre se nos haya quitado, pero ese no es el verdadero dilema. La razón primordial por la que se presenta el conflicto es: ¡Que queremos tragar chicharrón!
La búsqueda del placer es uno de los principales motivadores del ser humano, para muchos, es el mas fuerte. Y sin darle muchas vueltas al asunto, la búsqueda del placer es genuina, verdadera y no tiene nada de malo.
Mas allá de conceptos filosóficos, moralistas, religiosos y hasta éticos, hemos aprendido que en este mundo de apariencias e hipocresía, el placer cuesta.
He ahi el dilema.
Si quieres tener placer debes sacrificar algo, nos dice la sabiduría popular.
Es por ello, que cuando obtenemos placer sin culpa, sin temor y sin sacrificio, hasta pensamos que algo debe estar funcionando mal.
Olvidémonos un poco del sacrificio. Vayamos a la explicación simple de la filosofía extraída de la ley del monte, que se puede reducir en la siguiente máxima: Si quieres conseguir algo, debes hacer algo en consecuencia.
Y es que, por mucho que queramos que siempre las cosas se nos den fácil, rápido y de manera instantánea, muy pocas veces es así. ¡Vaya! Hasta para comernos una maruchan debemos calentar el agua y echarsela al vasito.
Así somos de paradójicos y complejos los seres humanos.
Aún cuando podamos comer del chicharrón que no implica que hagamos ningún sacrificio, por ejemplo comprándolo en el mercado, siempre sufriremos por no poder comer del chicharrón de nuestra propia marrana.
Podría tratarse de nuestro gusto por lo prohibido, de nuestra afición por los problemas para hacer entretenida nuestra vida, del aburrimiento intrínseco que conlleva el irnos por el camino fácil... pero la mayoría tenemos mucho de la actitud de la tía Chepa.
Lo cierto, es que una vez dando el primer paso, nada se compara con el placer producido por alcanzar lo que queriamos y teniamos tantas ganas.
Hay ocasiones, en que aun con el dolor que pensemos que nos pueda producir, tendremos que matar a la marrana.
Asi es.
domingo, 16 de agosto de 2009
Llorar no puedo.
Estoy frente al ordenador (computadora, ja) desde hace 2 horas, pensando que puedo escribir este domingo. Mi cabeza ha dado vueltas pensando en algo ingenioso, intelectualmente atractivo o filosóficamente sorprendente.
La verdad es que lo mas agudo que se me ha ocurrido escribir hasta el momento es esta especie de confesión acerca de que no se que escribir.
La semana pasada fue una semana de las mas movidas en los últimos años de mi vida.
Experimente una frustración muy fuerte al no tener la posibilidad de dar acceso a mas egresados para continuar sus estudios de ingeniería. Fui al Distrito Federal en espera de un reconocimiento que no llegó, me levanté dos dias tarde y falté a mi clase de las 7 de la mañana. Asistí a una noche de discotheque, olvidando el motivo principal por el que dejé de asistir hace ya casi 13 años... los resultados de una noche disco pueden ser mortales para el amor. La muerte de uno de mis seres cercanos me ha consternado y devuelto a la idea de que la muerte es real, aun cuando podría afirmar que la enfermedad no existe. En un intento por ordenar mi vida, llegué a acuerdos que parecían importantes y determinantes en el curso de los últimos 7 meses de mi vida, para descubrir con espanto que el fantasma de la traición y la mentira seguía rondando por sobre las palabras. Una persona que ha ocupado un lugar importantisimo en mi vida durante los últimos 20 años y en definitiva ha sido el detonador de lo que me ha convertido en lo que soy desde hace 5 años volvió a aparecer en mi vida. Acabé la semana laboral crudo y desvelado por increible que eso pudiera parecer para quienes me conocen...
Y aquí estoy, hoy, tratando de hilar palabras coherentes en mi blog dominguero. Pido permiso a mis concurrentes lectores, alumnos, admiradores y amigos para el día de hoy, ser sólo un hombre que aunque acostumbra escribir cosas inteligentes; hoy no encuentra sentido ni inspiración para ello.
Si es que notan un leve dejo de depresión en mis palabras o una especie de hueva mortal en mi capacidad intelectual, puede ser que tengan razón en ambas suposiciones.
Mas allá de ello y lo que pueda resultar en esta semana próxima, deseo acabarme el agua de tamarindo con hielos que tengo a mi lado, deseo no seguir checando el !/"$%·&!)(" celular cada hora en busca de una lastimera comunicación que nomás no llega, deseo no tener ganas de tan solo estar dormido (como para no pensar) y deseo, de una vez por todas dejar de ser este inútil ser romántico y cursi al que desprecian y desprecio tanto.
Si me azoté, lo acepto.
En ocasiones como ésta, no me da orgullo lo que escribo, pero es necesario de alguna manera, por tonta o burda que sea, desahogarse.
Llorar no puedo.
Asi es.
La verdad es que lo mas agudo que se me ha ocurrido escribir hasta el momento es esta especie de confesión acerca de que no se que escribir.
La semana pasada fue una semana de las mas movidas en los últimos años de mi vida.
Experimente una frustración muy fuerte al no tener la posibilidad de dar acceso a mas egresados para continuar sus estudios de ingeniería. Fui al Distrito Federal en espera de un reconocimiento que no llegó, me levanté dos dias tarde y falté a mi clase de las 7 de la mañana. Asistí a una noche de discotheque, olvidando el motivo principal por el que dejé de asistir hace ya casi 13 años... los resultados de una noche disco pueden ser mortales para el amor. La muerte de uno de mis seres cercanos me ha consternado y devuelto a la idea de que la muerte es real, aun cuando podría afirmar que la enfermedad no existe. En un intento por ordenar mi vida, llegué a acuerdos que parecían importantes y determinantes en el curso de los últimos 7 meses de mi vida, para descubrir con espanto que el fantasma de la traición y la mentira seguía rondando por sobre las palabras. Una persona que ha ocupado un lugar importantisimo en mi vida durante los últimos 20 años y en definitiva ha sido el detonador de lo que me ha convertido en lo que soy desde hace 5 años volvió a aparecer en mi vida. Acabé la semana laboral crudo y desvelado por increible que eso pudiera parecer para quienes me conocen...
Y aquí estoy, hoy, tratando de hilar palabras coherentes en mi blog dominguero. Pido permiso a mis concurrentes lectores, alumnos, admiradores y amigos para el día de hoy, ser sólo un hombre que aunque acostumbra escribir cosas inteligentes; hoy no encuentra sentido ni inspiración para ello.
Si es que notan un leve dejo de depresión en mis palabras o una especie de hueva mortal en mi capacidad intelectual, puede ser que tengan razón en ambas suposiciones.
Mas allá de ello y lo que pueda resultar en esta semana próxima, deseo acabarme el agua de tamarindo con hielos que tengo a mi lado, deseo no seguir checando el !/"$%·&!)(" celular cada hora en busca de una lastimera comunicación que nomás no llega, deseo no tener ganas de tan solo estar dormido (como para no pensar) y deseo, de una vez por todas dejar de ser este inútil ser romántico y cursi al que desprecian y desprecio tanto.
Si me azoté, lo acepto.
En ocasiones como ésta, no me da orgullo lo que escribo, pero es necesario de alguna manera, por tonta o burda que sea, desahogarse.
Llorar no puedo.
Asi es.
domingo, 9 de agosto de 2009
Uy! ...el mostro!
Cuando somos niños es mas evidente. Recuerdo como cuando jugaba al "mostro" con mi primo Beto, después de correr apenas unos metros, me paraba y muerto de risa y miedo, mi primo me alcanzaba para hacerme cosquillas. Si yo hubiera sido un venado o cualquier otra presa y mi primo en realidad hubiera sido un "mostro" sin duda me hubiera aniquilado.
La parálisis es una de las formas mas primitivas en que respondemos ante el peligro. Lo usan desde las moscas, de ahí proviene el término "mosca muerta"; los roedores como la zarigüeya y por supuesto, los humanos.
Una forma quizá un poco más sofisticada de la paralisis, sería el clásico "Tu hazte wey, mientras que pasa todo". Hacerse "el muertito" es de verdad un recurso utilisimo frente a los depredadores. Para ningún "mostro" es divertido, entretenido, ni siquiera útil, atacar a quien no se defiende. Lo sabiamos de niños (aunque lo aplicaramos torpemente) y lo sabemos actualmente, lo mejor de todo, es que está en nuestros genes.
Sin embargo, la parálisis no es la primer respuesta ante el peligro. La respuesta por antonomasia es: "La huida".
El primer impulso que tenemos al sentirnos en peligro es huir. Ya sea corriendo, escondiéndonos, tomando un avión, encerrándonos o como sea posible, huir es el recurso más útil de todos. Cuando nos paralizamos, siempre estamos expuestos a la muerte. Nunca falta el depredador gandalla que no se conforma con vernos muertos y se asegura rematándonos. Si no lo crees, recuerda con que placer aplastas a la mosca que se hace la muerta.
La huida, nos asegura que estaremos fuera del alcance de la muerte o lo que sea que el peligro signifique para nosotros.
Huir de forma elegante, es casi imposible. La mayoria de las veces lo haremos de forma burda y chusca. En un mundo lleno de orgullo y soberbia, huir se considera un acto de cobardía. Si lo analizamos bien, huir es el acto de sobrevivencia por excelencia. También tenemos el famoso refrán que dice: "Mas vale decir aqui corrió que aqui murió".
Por último, tenemos nuestro tercer recurso. No es ni con mucho el más inteligente, ni tampoco el más socorrido. Aunque hay algunos que son realmente aficionados a utilizarlo, no es el mas recomendable.
Estamos hablando de la defensa, el ataque. Ante un peligro, tenemos esta opción, atacarlo, defendernos. Creo que sobra decir que es mayor la cantidad de presas muertas que de las que sobreviven cuando deciden atacar o defenderse.
Si tomamos en cuenta nuestro ego y la cultura popular, defenderse es el acto mas gallardo y que llena mas de orgullo, pero no siempre es la opción mas inteligente.
En Publicidad y propaganda tenemos una máxima: El que ataca pierde.
El que ataca es el segundo, es el debil.
El rey, el lider, nunca tendrá necesidad de defenderse.
Y si aun su orgullo no les permite creerme, recuerden a Lopez Obrador, a Labastida, a Pepsi cuando reto a Coca y tantos otros casos celebres.
El que ataca pierde.
Defenderme es algo padre, pero solo cuando tengo la certeza de que el rival es mas debil que yo.
Asi que te invito a reflexionar para cuantas personas TU eres el mostro.
Si te huyen, se esconden, se paralizan en tu presencia o pelean contigo. Eres un mostro.
Asi que, no me importa que me digan cobarde, prefiero huir del peligro o a veces quedarme quieto.
Por lo pronto, no soy tan tonto como para ponerme con Sansón a las patadas.
Asi es.
La parálisis es una de las formas mas primitivas en que respondemos ante el peligro. Lo usan desde las moscas, de ahí proviene el término "mosca muerta"; los roedores como la zarigüeya y por supuesto, los humanos.
Una forma quizá un poco más sofisticada de la paralisis, sería el clásico "Tu hazte wey, mientras que pasa todo". Hacerse "el muertito" es de verdad un recurso utilisimo frente a los depredadores. Para ningún "mostro" es divertido, entretenido, ni siquiera útil, atacar a quien no se defiende. Lo sabiamos de niños (aunque lo aplicaramos torpemente) y lo sabemos actualmente, lo mejor de todo, es que está en nuestros genes.
Sin embargo, la parálisis no es la primer respuesta ante el peligro. La respuesta por antonomasia es: "La huida".
El primer impulso que tenemos al sentirnos en peligro es huir. Ya sea corriendo, escondiéndonos, tomando un avión, encerrándonos o como sea posible, huir es el recurso más útil de todos. Cuando nos paralizamos, siempre estamos expuestos a la muerte. Nunca falta el depredador gandalla que no se conforma con vernos muertos y se asegura rematándonos. Si no lo crees, recuerda con que placer aplastas a la mosca que se hace la muerta.
La huida, nos asegura que estaremos fuera del alcance de la muerte o lo que sea que el peligro signifique para nosotros.
Huir de forma elegante, es casi imposible. La mayoria de las veces lo haremos de forma burda y chusca. En un mundo lleno de orgullo y soberbia, huir se considera un acto de cobardía. Si lo analizamos bien, huir es el acto de sobrevivencia por excelencia. También tenemos el famoso refrán que dice: "Mas vale decir aqui corrió que aqui murió".
Por último, tenemos nuestro tercer recurso. No es ni con mucho el más inteligente, ni tampoco el más socorrido. Aunque hay algunos que son realmente aficionados a utilizarlo, no es el mas recomendable.
Estamos hablando de la defensa, el ataque. Ante un peligro, tenemos esta opción, atacarlo, defendernos. Creo que sobra decir que es mayor la cantidad de presas muertas que de las que sobreviven cuando deciden atacar o defenderse.
Si tomamos en cuenta nuestro ego y la cultura popular, defenderse es el acto mas gallardo y que llena mas de orgullo, pero no siempre es la opción mas inteligente.
En Publicidad y propaganda tenemos una máxima: El que ataca pierde.
El que ataca es el segundo, es el debil.
El rey, el lider, nunca tendrá necesidad de defenderse.
Y si aun su orgullo no les permite creerme, recuerden a Lopez Obrador, a Labastida, a Pepsi cuando reto a Coca y tantos otros casos celebres.
El que ataca pierde.
Defenderme es algo padre, pero solo cuando tengo la certeza de que el rival es mas debil que yo.
Asi que te invito a reflexionar para cuantas personas TU eres el mostro.
Si te huyen, se esconden, se paralizan en tu presencia o pelean contigo. Eres un mostro.
Asi que, no me importa que me digan cobarde, prefiero huir del peligro o a veces quedarme quieto.
Por lo pronto, no soy tan tonto como para ponerme con Sansón a las patadas.
Asi es.
lunes, 3 de agosto de 2009
Ahora
En la semana, llegó a mis manos una lectura de Paula Godwin Coppel que quiero compartir con ustedes:"En una noche fría y lluviosa hace varios años, a las 3 a.m., me di cuenta de que había dejado a mi gata afuera. Cuando abrí la puerta del frente, la vi tranquilamente sentada en el primer escalón, mojada y fría. La sequé y cinco minutos después ya dormía acurrucada tibiamente junto a mí en la cama. Comparé su respuesta a cómo reacciona un ser humano:
No hubo drama (Ya era hora de que abrieras la puerta, me estoy congelando), ni culpabilidad (¿Qué te hace pensar que podías dejarme aquí afuera?), ni represalia (No me voy a acurrucar contigo nunca jamás, después de todo esto). Ella no perdió su tiempo en el pasado o el futuro; ella quería aprovechar el momento presente."
Será que me gustan las historias de gatos, pero este pequeño relato produjo en mi, varios Eurekas.
Mi admiración por los animales y en específico por los gatos, queda plasmada en esa pequeña historia.
Los animales viven en el ahora. Solamente. Y no tendrían porque hacerlo en otro tiempo, el ahora es lo único que tenemos.
El drama, la culpabilidad y la represalia ocupan la mayor parte de nuestro tiempo, volviendose un cancer de nuestro momento presente.
Cuando hacemos drama, queremos llamar la atención hacia nosotros. Nuestra baja autoestima y por otro lado nuestro egocentrismo nos hacen pensar que por alguna razón todos quienes nos rodean deberían de estar al pendiente de lo que hacemos o dejamos de hacer. El drama solo hace evidente nuestra poca capacidad para controlar nuestras emociones y para hacernos cargos de nosotros mismos.
La culpabilidad propia y la que endilgamos a alguien es parte de nuestro hobbie de vivir en el pasado. Esta capacidad de recordar, evocar y recrear situaciones pasadas, si bien nos permiten ir teniendo un registro de nuestra vida, por el otro, nos hacen unos seres muy poco eficientes.
El pasado ya no tiene solución alguna. Perdonarnos o perdonar a otra persona no tiene ningún sentido. Pareciera que el perdón de alguna manera calma nuestro orgullo interior al registrar que al menos la otra persona se arrepintió o que nosotros mismos aprendimos la lección. Si lo vemos a la vista de los animales, la culpabilidad y el perdón son absurdos. Son dos obstaculos que nos impiden disfrutar del presente y nos hacen desdichados.
La represalía, la amenaza y la advertencia, son un intento por controlar el futuro. ¿Podemos realmente controlar lo que va a suceder? Tenemos la ilusión de que asi es. Tenemos la ilusión de que al advertir, amenazar o tomar represalías estamos controlando el futuro. Nada mas falso. Tan solo cuenten el número de advertencias y amenazas que nos han hecho las religiones a lo largo de la historia del mundo y la humanidad. Ninguna ha servido para un carajo. Seguimos tan o mas pecadores de lo que hemos sido siempre, seguimos mintiendo, teniendo sexo, siendo infieles y haciendo lo prohibido. Los fumadores no dejan de fumar con amenazas o advertencias. Los niños tocarán la plancha caliente aunque les digan que se pueden quemar y todos nos arriesgaremos por un amor prohibido lo suficientemente estimulante. No podemos controlar el futuro y las represalias son el método menos efectivo.
Viendo las cosas de esta manera, que te parecería si comenzarás por hacer lo que siempre has tenido ganas. No importa que tan malo, prohibido o descabellado te parezca. No importa el miedo, los nervios o lo que sea que pienses que te impide hacerlo. La mayoría de las personas tenemos anhelos y deseos muy válidos pero que consideramos injustos o malos.
Dejando los juicios de valor que pudieras tener, contesta sinceramente que es lo que te está impidiendo vivir en el ahora y disfrutar tu vida.
OJO. Está no es una invitación a la subversión o a cometer delitos. Una regla del buen vivir es no dañar a nadie. Tu libertad termina donde mi libertad comienza. Tan solo es una sugerencia por hacer lo que te plazca en el momento presente.
El pasado ya pasó. El futuro aun no llega y nunca tendrás la certeza de que llegará hasta que asi haya sido.
El drama, la culpabilidad y la represalia son los enemigos del ahora.
Y ahora, hoy, en este momento, no hay nada que te impida disfrutar y ser feliz.
Asi es.
No hubo drama (Ya era hora de que abrieras la puerta, me estoy congelando), ni culpabilidad (¿Qué te hace pensar que podías dejarme aquí afuera?), ni represalia (No me voy a acurrucar contigo nunca jamás, después de todo esto). Ella no perdió su tiempo en el pasado o el futuro; ella quería aprovechar el momento presente."
Será que me gustan las historias de gatos, pero este pequeño relato produjo en mi, varios Eurekas.
Mi admiración por los animales y en específico por los gatos, queda plasmada en esa pequeña historia.
Los animales viven en el ahora. Solamente. Y no tendrían porque hacerlo en otro tiempo, el ahora es lo único que tenemos.
El drama, la culpabilidad y la represalia ocupan la mayor parte de nuestro tiempo, volviendose un cancer de nuestro momento presente.
Cuando hacemos drama, queremos llamar la atención hacia nosotros. Nuestra baja autoestima y por otro lado nuestro egocentrismo nos hacen pensar que por alguna razón todos quienes nos rodean deberían de estar al pendiente de lo que hacemos o dejamos de hacer. El drama solo hace evidente nuestra poca capacidad para controlar nuestras emociones y para hacernos cargos de nosotros mismos.
La culpabilidad propia y la que endilgamos a alguien es parte de nuestro hobbie de vivir en el pasado. Esta capacidad de recordar, evocar y recrear situaciones pasadas, si bien nos permiten ir teniendo un registro de nuestra vida, por el otro, nos hacen unos seres muy poco eficientes.
El pasado ya no tiene solución alguna. Perdonarnos o perdonar a otra persona no tiene ningún sentido. Pareciera que el perdón de alguna manera calma nuestro orgullo interior al registrar que al menos la otra persona se arrepintió o que nosotros mismos aprendimos la lección. Si lo vemos a la vista de los animales, la culpabilidad y el perdón son absurdos. Son dos obstaculos que nos impiden disfrutar del presente y nos hacen desdichados.
La represalía, la amenaza y la advertencia, son un intento por controlar el futuro. ¿Podemos realmente controlar lo que va a suceder? Tenemos la ilusión de que asi es. Tenemos la ilusión de que al advertir, amenazar o tomar represalías estamos controlando el futuro. Nada mas falso. Tan solo cuenten el número de advertencias y amenazas que nos han hecho las religiones a lo largo de la historia del mundo y la humanidad. Ninguna ha servido para un carajo. Seguimos tan o mas pecadores de lo que hemos sido siempre, seguimos mintiendo, teniendo sexo, siendo infieles y haciendo lo prohibido. Los fumadores no dejan de fumar con amenazas o advertencias. Los niños tocarán la plancha caliente aunque les digan que se pueden quemar y todos nos arriesgaremos por un amor prohibido lo suficientemente estimulante. No podemos controlar el futuro y las represalias son el método menos efectivo.
Viendo las cosas de esta manera, que te parecería si comenzarás por hacer lo que siempre has tenido ganas. No importa que tan malo, prohibido o descabellado te parezca. No importa el miedo, los nervios o lo que sea que pienses que te impide hacerlo. La mayoría de las personas tenemos anhelos y deseos muy válidos pero que consideramos injustos o malos.
Dejando los juicios de valor que pudieras tener, contesta sinceramente que es lo que te está impidiendo vivir en el ahora y disfrutar tu vida.
OJO. Está no es una invitación a la subversión o a cometer delitos. Una regla del buen vivir es no dañar a nadie. Tu libertad termina donde mi libertad comienza. Tan solo es una sugerencia por hacer lo que te plazca en el momento presente.
El pasado ya pasó. El futuro aun no llega y nunca tendrás la certeza de que llegará hasta que asi haya sido.
El drama, la culpabilidad y la represalia son los enemigos del ahora.
Y ahora, hoy, en este momento, no hay nada que te impida disfrutar y ser feliz.
Asi es.
domingo, 26 de julio de 2009
Hacer lo incorrecto a toda costa.
Hay ciertas temporadas en nuestra vida en que queremos equivocarnos. Son temporadas que pueden durar dias o incluso semanas, en que nos obstinamos por cometer errores. Es como si una fuerza maligna se apoderara de nuestro razonamiento y aunque nuestra intuición nos dicte lo contrario nos aferramos a hacer lo que está mal.
Estoy seguro que todos hemos pasado por al menos una de estas temporadas.
Incluso existen personas que hacen del error un estilo de vida pero bueno... a eso le podemos llamar de otra forma.
Estas temporadas que por ponerles un nombre las llamaré "breakdown seasons", llegan en momentos inesperados. Son esos típicos momentos en que uno decide casarse con la persona equivocada y... se aferra a esa decisión, o cuando uno decide que debe trabajar en algun lado a cualquier costa, o irse a vivir a un lugar distinto, o mandar a volar a todas las personas que se preocupan por ti...
Uno sabe, en lo profundo del corazón que esa decisión está mal. Las personas a nuestro alrededor se encargan de repetirnos, de suplicarnos, se agotan, queriendo hacernos entender que está mal... y aun asi seguimos adelante. Es como si nos dieran una pastilla para la estupidez con efecto prolongado. Lo peor de estas "breakdown seasons" es que uno es consciente de todo. De pronto, nos encontramos a nosotros mismos diciendonos ¿Qué carajos estoy haciendo?, pero el momento de lucidez dura muy poco y seguimos empeñados en hacer lo incorrecto.
Los peores errores de la existencia se han cometido en una "breakdown season", si como afirman algunos sociológos y psicológos existencialistas, las personas siempre eligen la mejor opción de acuerdo a su momento, estas temporadas son la excepción de la regla.
Quiero imaginarme que en una de estas fatídicas temporadas, Hitler decidió que quería conquistar el mundo, a Eisntein se le ocurrió hablar de la bomba atómica al gobierno de Estados Unidos, Kurt Cobain decidió que la vida apestaba y no valía la pena vivirla, Lady Diana eligió tener un affair con su chofer y Michael Jackson decidió que su cara no era su cara en realidad.
Para quienes apoyan el determinismo, tomar este tipo de decisiones, es algo que "tenía" que suceder para que la vida siguiera su curso, es decir, era algo predestinado de acuerdo a las leyes y normas de la naturaleza y de la vida misma. Para los fanáticos del azar, son sólo accidentes o "lapsus brutus" de las personas que suceden sin una razón en especial, pero que sin embargo, desencadenan una suerte de sucesos que a la larga tienen sentido.
Lo cierto es que nuestras "breakdown seasons" tienen consecuencias en la vida. Aunque conforme pasa el tiempo todo vuelve a su lugar y nos queda la enseñanza, sin duda, sin ninguna duda, siempre perdimos algo valioso al tomar esa decisión fallida.
Cuando las religiones y las filosofías mas antiguas nos refieren a nuestro libre albedrío, creo que se refieren a esta posibilidad de dirigir nuestra vida hacia donde deseamos, mas alla del determinismo cientifico o de la magia azarosa de las coincidencias. Cuando yo decido y esa elección me lleva a situaciones agradables o desagradables, estoy haciendo uso de ese dominio que tengo sobre las circunstancias de mi vida y en ese momento, soy maestro, soy sabio y soy poderoso.
Poder distinguir cuando la ola me lleva al vacío porque estoy dentro de una de estas temporadas de quiebre, y hacer caso a mi inteligencia interior que me dice "no lo hagas", es la verdadera sabiduría de la cual quiero poder presumir y hacer uso.
Para quienes tengan la duda, no, no estoy en una "breakdown season". Lo que escribo, lo hago, porque al parecer, varias de las personas que amo, se encuentran inmersas en una de estas espirales descendentes. Como observador y desesperado argumentador, quisiera que si leyeran este texto, pudiera haber luz en su camino.
Si no es así... de todos los errores se aprende y a veces es necesario equivocarse en grande, para no volver a cometer las mismas fallas; es un consuelo torpe y conformista, pero es lo único que queda para aquellos que invariablemente han decidido, contra toda circunstancia y pronóstico, hacer lo incorrecto.
Asi es.
Estoy seguro que todos hemos pasado por al menos una de estas temporadas.
Incluso existen personas que hacen del error un estilo de vida pero bueno... a eso le podemos llamar de otra forma.
Estas temporadas que por ponerles un nombre las llamaré "breakdown seasons", llegan en momentos inesperados. Son esos típicos momentos en que uno decide casarse con la persona equivocada y... se aferra a esa decisión, o cuando uno decide que debe trabajar en algun lado a cualquier costa, o irse a vivir a un lugar distinto, o mandar a volar a todas las personas que se preocupan por ti...
Uno sabe, en lo profundo del corazón que esa decisión está mal. Las personas a nuestro alrededor se encargan de repetirnos, de suplicarnos, se agotan, queriendo hacernos entender que está mal... y aun asi seguimos adelante. Es como si nos dieran una pastilla para la estupidez con efecto prolongado. Lo peor de estas "breakdown seasons" es que uno es consciente de todo. De pronto, nos encontramos a nosotros mismos diciendonos ¿Qué carajos estoy haciendo?, pero el momento de lucidez dura muy poco y seguimos empeñados en hacer lo incorrecto.
Los peores errores de la existencia se han cometido en una "breakdown season", si como afirman algunos sociológos y psicológos existencialistas, las personas siempre eligen la mejor opción de acuerdo a su momento, estas temporadas son la excepción de la regla.
Quiero imaginarme que en una de estas fatídicas temporadas, Hitler decidió que quería conquistar el mundo, a Eisntein se le ocurrió hablar de la bomba atómica al gobierno de Estados Unidos, Kurt Cobain decidió que la vida apestaba y no valía la pena vivirla, Lady Diana eligió tener un affair con su chofer y Michael Jackson decidió que su cara no era su cara en realidad.
Para quienes apoyan el determinismo, tomar este tipo de decisiones, es algo que "tenía" que suceder para que la vida siguiera su curso, es decir, era algo predestinado de acuerdo a las leyes y normas de la naturaleza y de la vida misma. Para los fanáticos del azar, son sólo accidentes o "lapsus brutus" de las personas que suceden sin una razón en especial, pero que sin embargo, desencadenan una suerte de sucesos que a la larga tienen sentido.
Lo cierto es que nuestras "breakdown seasons" tienen consecuencias en la vida. Aunque conforme pasa el tiempo todo vuelve a su lugar y nos queda la enseñanza, sin duda, sin ninguna duda, siempre perdimos algo valioso al tomar esa decisión fallida.
Cuando las religiones y las filosofías mas antiguas nos refieren a nuestro libre albedrío, creo que se refieren a esta posibilidad de dirigir nuestra vida hacia donde deseamos, mas alla del determinismo cientifico o de la magia azarosa de las coincidencias. Cuando yo decido y esa elección me lleva a situaciones agradables o desagradables, estoy haciendo uso de ese dominio que tengo sobre las circunstancias de mi vida y en ese momento, soy maestro, soy sabio y soy poderoso.
Poder distinguir cuando la ola me lleva al vacío porque estoy dentro de una de estas temporadas de quiebre, y hacer caso a mi inteligencia interior que me dice "no lo hagas", es la verdadera sabiduría de la cual quiero poder presumir y hacer uso.
Para quienes tengan la duda, no, no estoy en una "breakdown season". Lo que escribo, lo hago, porque al parecer, varias de las personas que amo, se encuentran inmersas en una de estas espirales descendentes. Como observador y desesperado argumentador, quisiera que si leyeran este texto, pudiera haber luz en su camino.
Si no es así... de todos los errores se aprende y a veces es necesario equivocarse en grande, para no volver a cometer las mismas fallas; es un consuelo torpe y conformista, pero es lo único que queda para aquellos que invariablemente han decidido, contra toda circunstancia y pronóstico, hacer lo incorrecto.
Asi es.
domingo, 19 de julio de 2009
Las chichis de la hormiga.
El día de hoy les propongo hacer un experimento, para lo cual, necesitaremos el siguiente material:
- Un microscopio o una lupa de gran potencia.
- Un pedazo de tela blanca.
- Una libreta para hacer anotaciones.
-Una gota de formol y un cotonete.
- Una hormiga negra hembra.
Muy bien, lo primero que tenemos que hacer es salir al jardín, patio, calle, parque o cualquier lugar cercano en donde pueda haber un hormmiguero.
Ya estando en el lugar, busquen una hormiga negra hembra, podría ser una hormiga roja también, pero se corre el riesgo de que nos piquen, asi que la sugerencia es que sea negra.
Si no sabe como diferenciar a las hormigas hembra de las hormigas macho, es muy fácil, tan solo pongales el dedo enfrente de donde van caminando. Los machos intentarán levantar el dedo o se subirán a el para ver si le pueden cruzar por arriba de usted. Las hembras simplemente le darán la vuelta al dedo. (A las mujeres que lean esto, no se emocionen, por alguna razón en la raza humana, sucede exactamente al revés).
Muy bien, ya que tengamos a nuestra hormiga hembra, la dormimos cuidadosamente con el cotonete humedecido con la gota de formol.
Ahora ponemos nuestra hormiga sobre la tela blanca y con el microscopio o la lupa la ponemos panza arriba.
Ahora con sumo cuidado, (es la parte mas difícil) le contamos las chichis a la hormiga, si las chichis, las tetas, los pechos... mmm... no se de que otra forma llamarles.
Algunos aseguran que las hormigas no tienen chichis, otros dicen que si tienen pero estan ocultas y solo salen cuando amamantan a sus crías hormigas...
Ok, no, no estoy loco.
Al inicio de esta semana pasada, me encontraba en una situación similar en lo absurdo.
Todos o, al menos la gran parte de las personas sabemos que las hormigas no tienen chichis y si las tuvieran, a menos de que poseyeramos un espiritu de investigador muy fuerte y obstinado, no nos desgastariamos en empresa tan dificil y agobiante como encontrale las chichis a una hormiga.
¿Porqué entonces, a veces nos aferramos a encontrar cosas que de entrada ya suenan ilógicas o vistas friamente se antojan absurdas?
Si, los humanos somos muy aficionados a encontrarle chichis a las hormigas. Buscamos razones para justificar lo injustificable, defender lo indefendible y luchar por lo inluchable.
Elaboramos argumentos estupendos para explicar los motivos de nuestra terquedad o nos disculpamos porque no sabemos hacer lo contrario.
¿Recuerdas la última vez que no dormiste pensando en algo para lo que simplemente no encontrabas solución o respuesta?
¿Recuerdas la última vez que te sentiste frustrado por algo o alguien?
¿Recuerdas la última vez que estabas triste porque esperabas que las cosas fueran distintas?
Las hormigas no tienen chichis, son hormigas, insectos y ponen huevos.
Como decia la chimoltrufia, hay cosas que ni que.
Los niños se comportan como niños, los hombres como hombres, las mujeres como mujeres, el sol sale todas las mañanas y por la noche se oscurece.
Solamente los humanos le buscamos mangas al chaleco, vemos gatos con tres patas y le buscamos un uso al agujero de las donas.
Si, nuestra creatividad es divina.
Pero hay ocasiones, en que no necesitamos esforzarnos tanto, sino simplemente ver la realidad y aceptar las cosas como son.
Solamente viendo la realidad, tal cual es, podemos reaccionar con inteligencia para resolver nuestros problemas.
La próxima ocasión en que te encuentres empantanado en alguna situación o aferrándote a que las cosas sean de una forma que no son, recuerda las chichis de las hormigas.
La sola imagen mental de una hormiga con chichis puede darte una perspectiva totalmente nueva.
Asi es.
- Un microscopio o una lupa de gran potencia.
- Un pedazo de tela blanca.
- Una libreta para hacer anotaciones.
-Una gota de formol y un cotonete.
- Una hormiga negra hembra.
Muy bien, lo primero que tenemos que hacer es salir al jardín, patio, calle, parque o cualquier lugar cercano en donde pueda haber un hormmiguero.
Ya estando en el lugar, busquen una hormiga negra hembra, podría ser una hormiga roja también, pero se corre el riesgo de que nos piquen, asi que la sugerencia es que sea negra.
Si no sabe como diferenciar a las hormigas hembra de las hormigas macho, es muy fácil, tan solo pongales el dedo enfrente de donde van caminando. Los machos intentarán levantar el dedo o se subirán a el para ver si le pueden cruzar por arriba de usted. Las hembras simplemente le darán la vuelta al dedo. (A las mujeres que lean esto, no se emocionen, por alguna razón en la raza humana, sucede exactamente al revés).
Muy bien, ya que tengamos a nuestra hormiga hembra, la dormimos cuidadosamente con el cotonete humedecido con la gota de formol.
Ahora ponemos nuestra hormiga sobre la tela blanca y con el microscopio o la lupa la ponemos panza arriba.
Ahora con sumo cuidado, (es la parte mas difícil) le contamos las chichis a la hormiga, si las chichis, las tetas, los pechos... mmm... no se de que otra forma llamarles.
Algunos aseguran que las hormigas no tienen chichis, otros dicen que si tienen pero estan ocultas y solo salen cuando amamantan a sus crías hormigas...
Ok, no, no estoy loco.
Al inicio de esta semana pasada, me encontraba en una situación similar en lo absurdo.
Todos o, al menos la gran parte de las personas sabemos que las hormigas no tienen chichis y si las tuvieran, a menos de que poseyeramos un espiritu de investigador muy fuerte y obstinado, no nos desgastariamos en empresa tan dificil y agobiante como encontrale las chichis a una hormiga.
¿Porqué entonces, a veces nos aferramos a encontrar cosas que de entrada ya suenan ilógicas o vistas friamente se antojan absurdas?
Si, los humanos somos muy aficionados a encontrarle chichis a las hormigas. Buscamos razones para justificar lo injustificable, defender lo indefendible y luchar por lo inluchable.
Elaboramos argumentos estupendos para explicar los motivos de nuestra terquedad o nos disculpamos porque no sabemos hacer lo contrario.
¿Recuerdas la última vez que no dormiste pensando en algo para lo que simplemente no encontrabas solución o respuesta?
¿Recuerdas la última vez que te sentiste frustrado por algo o alguien?
¿Recuerdas la última vez que estabas triste porque esperabas que las cosas fueran distintas?
Las hormigas no tienen chichis, son hormigas, insectos y ponen huevos.
Como decia la chimoltrufia, hay cosas que ni que.
Los niños se comportan como niños, los hombres como hombres, las mujeres como mujeres, el sol sale todas las mañanas y por la noche se oscurece.
Solamente los humanos le buscamos mangas al chaleco, vemos gatos con tres patas y le buscamos un uso al agujero de las donas.
Si, nuestra creatividad es divina.
Pero hay ocasiones, en que no necesitamos esforzarnos tanto, sino simplemente ver la realidad y aceptar las cosas como son.
Solamente viendo la realidad, tal cual es, podemos reaccionar con inteligencia para resolver nuestros problemas.
La próxima ocasión en que te encuentres empantanado en alguna situación o aferrándote a que las cosas sean de una forma que no son, recuerda las chichis de las hormigas.
La sola imagen mental de una hormiga con chichis puede darte una perspectiva totalmente nueva.
Asi es.
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